En estos días, siempre me pregunto si es un año más o un año menos. Que es en realidad lo que pasa, olvidamos y dejamos a atrás un año, o pensamos que hemos vivido un año más. Personalmente pienso que todo suma, es un año lleno de experiencia, con sus luces y sus sombras. Con alegrías y tristezas, con dolor y emociones encontradas, con nuevos retos y sueños cumplidos, y con decepciones irreconciliables.

Pienso que el año que dejamos atrás es una suerte de experiencias que nos enriquecen, que nos hacen madurar  y aprender, de lo bueno y de lo malo. Si hacemos balance, la vida está llena de sumas y restas, a veces de simples operaciones que no nos llevaron a ninguna parte. Y, sin embargo, al final del camino, volvemos la vista atrás, arrepentidos y orgullosos, pero, sobre todo, sobre todo, llenos de vida. Por delante queda la incertidumbre, el miedo a lo desconocidos, la seguridad de lo vivido y de lo previsible, y, aun así, que bello e incierto es vivir.



Despedimos un año, un año del que alguno harán balance, y es bueno hacerlo, pensar, meditar sobre lo ocurrido, aprendiendo de lo que no habremos de repetir, y sonriendo ante aquellos buenos momentos.

Recibimos a un año lleno de sorpresas, y como siempre, como cada año, nos haremos mil promesas, incumplidas normalmente, nos planteamos cientos de sueños, que no se harán realidad, pero que nos permitirán luchar persiguiendo mil quimeras.

Pensaremos que es el año, con mayúsculas, en que la suerte cambiará, nos sonreirá, cuando posiblemente, simplemente vivamos, y recordando eso, despediremos al que se va dando gracias por lo que tenemos… salud, trabajo, familia, a los amigos y familiares cerca…y en ese momento sentiremos nostalgia y tristeza, porque algo, algo seguro que falta, pues así de dura es la vida.

Despidamos el año viviendo, y vivamos el siguiente como si fuera único, el primero, pero siempre sonriendo pues de nada sirve lamentar lo pasado y entristecerse por lo que aún no ha venido. FELIZ AÑO.