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Hay directores nuevos, o relativamente nuevos que están haciendo películas apreciables y que merecen la pena darlos a conocer. Es el caso de Andrea Di Stefano, cuya película Última noche en Milán (2023), que ahora comento, fue presentada en la 73. ª Festival Internacional de Cine de Berlín (la Berlinale), como parte de la sección Berlinale Special, resultando un meritorio thriller (la comento abajo).

Anteriormente, Di Stefano fue muy conocido, además de como actor, por su primera película como director: Escobar: Paraíso perdido (2014), excelente ópera (que también comento ahora); este filme fue antes de dirigir el policial británico The Informer (2019), su primera película rodada en Italia, que aporta una sensibilidad de género más hollywoodiense que de Cinecittà.

ÚLTIMA NOCHE EN MILÁN (2023). Comienza la película con un asombroso y espectacular paseo aéreo y nocturno sobre la ciudad de Milán, un trazado de calles infinito, un barrido sensacional de la City desde el cielo nocturno, la catedral presidiendo la centralidad, un mar de edificios y casas sin fin, luces por doquier y vehículos por largas calles, carreteras y puentes.

Termina esta panorámica cerca de la estación central de la ciudad. La cámara desciende tras la toma inicial, para mirar a través de la ventana el interior de un pequeño apartamento lleno de gente inquieta, alegre, bulliciosa y un aire festivo que es una celebración sorpresa. Son amigos, parientes y una mujer joven y presurosa, la esposa Viviana (Caridi) que lo controla todo. Esperan al protagonista y centro de la fiesta, a Franco Amore (Favino) en el último día trabajo antes de jubilarse después de 35 años de servicio dentro del cuerpo de la policía nacional italiana.

Al llegar, Franco rompe a llorar, no puede contener la emoción ni las lágrimas, incluso parece pesaroso y disgustado. Pero hete aquí que recibe una inesperada llamada telefónica del comisario jefe, urgiéndole a que vaya. Nuestro oficial de policía abandona el festejo y parte presto.

Diez días antes, a Franco, que es casi un jubilado, le ofrecen un “trabajito” muy bien remunerado. Trabajo para un clan chino, un regalito envenenado.

El policía Amore es un policía honrado, siempre actuó con honestidad y generosidad y jamás ha disparado a nadie; es un hombre querido y respetado por todos. Por su trayectoria y por su manera de ser, se resiste a aceptar un negocio turbio, más aún poco antes de colgar el uniforme. Pero el primo de su mujer, Cósimo (Gerardi), un calabrés con negocios dudosos, y su colega Dino (Di Leva), lo convencen. Y al olor de una bonificación interesante para su futuro y sus necesidades, para compensar su exigua nómina, le anima a aceptar.

El honesto Franco, a través de su esposa Viviana, está en emparentado con personas que gravitan en torno a la 'Ndrangheta, la mafia más poderosa de Italia, situación que ha provocado ser excluido de importantes investigaciones, pues sus superiores recelaban de que pudiera transmitir información confidencial a su mujer, y ésta a la mafia.

Nos encontramos con un policía que, como personaje, dista del estereotipo de policía arrojado y resolutivo. Contrariamente, Franco es más bien un hombre medio, sencillo, escrupuloso y corto. Con su flaco salario, apenas le alcanza para llegar a fin de mes.

La cosa es que se ve envuelto en una operación que, amén de no salir bien, lo mete en un atolladero del que malamente puede escapar. Y, aun así, lo carga de sentimientos de culpa y problemas internos diversos, como antes jamás había tenido.

Todo a un paso de su jubilación, como decía, momento para el cual está preparando y escribe afanosamente un discurso de despedida. Además, los sucesos que acaecerán hacen que corra peligro el cobro de su pensión jubilatoria.

Di Stefano dirige este thriller dramático con pulso firme, consiguiendo transmitir la dosis adecuada de acción, sentimientos, suspense y tensión. Mantiene un buen ritmo narrativo (él mismo firma el guion), utilizando eficazmente el recurso de recrear las mismas escenas desde distintos puntos de vista.

El reparto está muy bien con un Pierfrancesco Favino, con talento y registros variados, mirando de cara a la cámara, un actor al que se le ve proyección y que ya es muy reconocible fuera de Italia, un intérprete que en esta cinta aporta un tierno fatalismo al papel central; destaca también el trabajo de Linda Caridi, que da vida y encarna con gracia a un personaje femenino complejo y polifacético que es quien lleva las riendas de todo.

Reseñable también es el actor Francesco Di Leva, en el papel de Dino, amigo y compañero de Franco, otro agente que es una persona cabal. Acompañando actores y actrices todos bien como Antonio Gerardi (estupendo como Cósimo, el primo mafioso y delincuente), Martín Francisco Montero Báez y otros.

Historia que presenta a Franco como una especie de reliquia, un policía honorable a la par que ingenuo, de la vieja escuela que, resentido por sus magros haberes y no haber sido ascendido nunca en el cuerpo, es persuadido a cruzar una línea roja en su última noche, trabajo para el jefe de un poderoso emporio empresarial chino-italiano, que más se parece al sindicato del crimen.

La película va remontando el vuelo conforme avanza el metraje, buena manera de Di Stefano para jugar con el suspense. Con drama humano sostenido por los lazos familiares a los que se añaden los fuertes vínculos de lealtad que unen a Franco con los colegas de la fuerza policial. Pero la relación central entre Franco y su joven esposa es el núcleo emocional de la película.

Buena puesta en escena, estupenda música burbujeante y jazzística de Santi Pulvirenti y una fotografía de escenas nocturnas (toda la historia se desarrolla por la noche) y muy conseguida de Guido Michelotti. Todo lo cual da lugar a un thriller policial con estilo propio, entretenido, dinámico y muy adecuado para disfrutarlo en la noche.

Atención a este thriller policiaco que se ha estrenado en Filmin sin pasar por las pantallas de cine españolas, pues posee un nivel de tensión muy conseguido y ha sido de las películas más taquilleras en Italia.

Publicado en revista ENCADENADOS.

 

ESCOBAR: PARAISO PERDIDO (2014). Película que mezcla géneros: acción, violencia, melodrama romántico o cárteles, y que funciona bastante bien. Se ve con gusto por dos razones. Por un lado Benicio Del Toro que no defrauda y hace una interpretación excelente del personaje, aunque no sea él el protagonista del film. En segundo lugar por una dirección potente y convincente del entonces debutante Di Stefano.

La historia no se centra tanto en la vida del líder narco de Medellín, Escobar, cuanto en la relación que mantiene el personaje principal, Nick (Hutcherson), con Escobar (Del Toro), a la sazón su tío político.

La composición del personaje que hace Benicio Del Toro es muy interesante y muestra el carisma y la oscuridad que el capo colombiano tuvo en la vida real. Pero la trama se desdobla con rapidez hacia el conflicto de Nick, unido a su historia de amor, lo que hace que se rompa un tanto la comprensión de parte del espectador en la construcción actoral de Del Toro.

Otros apuntes técnicos, además de la dirección, son un excelente guion firmado por el propio Di Stefano, un libreto que hace que funcione la intriga y que se entienda el proceso de vampirización de Nick por parte, tanto de su novia, como por la personalidad inquietante e hipnótica del mafioso Escobar.

Música que acompaña paso a paso las escenas del filme, notas de gran calidad de Max Richter, que amenizan e intensifican el metraje; y una sugerente fotografía de Luis David Sansans que capta tanto planos cortos como enfoques largos de maravillosos paisajes.

La trama fluye ágilmente entre el pasado y el presente, entre dos mundos, el civilizado y el tribal-familiar con sus principios morales perversos que incluyen una visión mafiosa de la religión.

Se agradece que la película no se exceda en disparos o en violencia explícita; e igual, tampoco hay sexo a gogó ni escenas patibularias. Tal vez quepa reprochar un poco el esquematismo de algunas propuestas. Pero Di Stefano lo hace de tal modo que no se excede en tópicos más de lo imprescindible.

No voy a decir que sea una gran película, pero sí creo que es una digna obra que se puede ver con atención e interés.

Publicado más extenso en revista de cine ENCADENADOS.