[Lee aquí los capítulos anteriores] Cuando queda muy poco para las elecciones, reconozco que no tengo decidido mi voto. No quiero dejarme arrastrar por mis sentimientos, ni por mis ideas, pues en nueva ciudad, quiero votar con convicción.

En ocasiones pienso en abstenerme, sobre todo porque aún desconozco mucho de esta ciudad, y me queda mucho por aprender, sobre todo de sus gentes, de los protagonistas. Claro está que se quienes se presentan, conozco los programas políticos, pero en ciudades pequeñas, es mejor los hechos que las promesas.

Mis primeros pasos en la ciudad fueron cuando gobernaba Moresco, si no recuerdo mal, luego fue sustituido por Candón, y luego conocí a De la Encina. Pero verdaderamente, ha sido en estos dos últimos años cuando he tenido más contacto con la ciudad, tras la pandemia.

Mi balance, pobre, si comparo los años anteriores, la experiencia actual, creo que es buena. Si miro al pasado y lo comparo con el futuro, no me desagrada, la situación actual, eso sí, hay que tener en cuenta las opiniones de quienes se oponen a dicha gestión, y por desgracia, en todas se nota un grado de odio que a veces raya lo personal.


Con semejante oposición no se puede tener un criterio limpio y sano. Sobre la actual gestión solo me llegan críticas sobre situaciones que antes eran mucho peor. Denuncias verbales, que no por medios legales, sobre supuestas corruptelas que son mas intento de desprestigiar que verdadera crítica constructiva, y si nos detenemos en la valoración del Sr. Calleja, las críticas sobre bolsos, regalos y fotos en colegios dejan mucho que desear, porque no escucho una sola palabra en donde se diga qué ha hecho mal y que harían mejor quienes ocuparan su puesto.

Sinceramente, no sé en que piensa la oposición, porque yo, que no tengo decidido el voto, no escucho ni una sola palabra sobre que harían mejor, aunque solo sea para mejorar la oferta, aunque sea de imposible cumplimiento.

Como digo me resulta difícil seguir una campaña en donde la oposición se centra más en derribar a quien este, a cualquier precio, que exponer de forma clara su programa. Eso sí, me quedo con esos videos maratonianos, claramente de campaña política, aunque venga de atrás, en donde se expone de forma distorsionada realidades exponiendo otras formas de gestionar que en realidad no dicen nada.

Pero sobre todo la guinda viene en el odio y desprestigio que algunos destilan, y que sobre todo no dejan clara la tendencia política, porque desconozco si el Sr. Colon que cada quince días hace unja columna cargada de ira contra Beardo, Bello o Calleja,  y que parecen más mensajes de un novio despechado contra ellos que de un analista político serio. Me inclino a pensar que debió tener, o quiso tener algo personal con alguno de ellos y que salió muy dolido.

En fin, espero que durante estos meses pueda ver claro que ofrece cada uno para decidir mi voto.