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China siempre ha sido un país de misterio y muy desconocido para occidente. La civilización china es una de las más antiguas del mundo. Floreció en la cuenca del río Amarillo y fue gobernada durante milenios por ‘dinastías’. La primera de ellas fue la dinastía Xia en torno al 2000 a. C. Desde el 221 a. C. la dinastía Qin formó el primer Imperio chino que posteriormente habría de sufrir numerosos cambios.

Dando un gran salto temporal nos vamos a 1911, cuando la República de China derrocó a la última dinastía y gobernó China continental hasta 1949, bajo el mando de Chiang Kai-shek. Pero tras la II Guerra Mundial, cuando cae el Imperio de Japón que había invadido el país y las tropas niponas son expulsadas, el Partido Comunista se impuso en una feroz Guerra Civil y su líder Mao Zedong proclamó la República Popular China en Pekín el 1 de octubre de 1949, hace ahora 70 años.

La derrotada República de China trasladó su gobierno a Taipei y su jurisdicción se limitó a Taiwán y algunas islas aledañas. Con el tiempo, Mao también invadiría el Tíbet, derrotando al pobre ejército del Dalái Lama que se había declarado independiente en 1913.

70º Aniversario de la China moderna: la reciente historia del 'gigante asiático'

Hecha esta sucinta semblanza histórica, como sabemos, en la época contemporánea Mao gobernó con mano de hierro el país asiático hasta 1976. En ese período, su programa social y económico denominado ‘Gran Salto Adelante’ provocó cerca de 50 millones de muertes por hambruna y más de 2 millones de campesinos ejecutados por ‘contrarrevolucionarios’. En 1966 llegó la llamada Revolución Cultural que trajo mucho malestar y agitación.

El Partido ejercía un férreo control gubernamental sobre la vida personal de los ciudadanos (política del hijo único, moral, etc.). Y dando otro salto en el tiempo, en 1976, tras la muerte de Mao y alguna revuelta interna, Deng Xiaoping inaugura una nueva era para el Gigante Asiático, que pasa de la economía planificada a una economía mixta, abriendo a China hacia un “socialismo de características chinas”. A partir de este punto el país crece exponencialmente, su economía y su poder se expanden, todo ello con una población de cerca de 1.400 millones de habitantes. Se produce una era donde mucha gente se enriquece, y aunque la pobreza disminuye, sigue habiendo mucha población necesitada.

Este tránsito del maoísmo a esta nueva China es lo que narran, no sin crudeza, las dos películas que he elegido para este setenta aniversario de la moderna China. Por un lado el film terrible: Un toque de violencia (2013) del director Jia Zhang Ke. La otra cinta es de este año, del director Wang Xiaoshuai de título Hasta siempre, hijo mío (2019), que ofrece un relato crudo del tránsito a la nueva sociedad que he explicado, con cambios económicos y de costumbres tan inexplicables como sorprendentes.

 

UN TOQUE DE VIOLENCIA (2013).

UN TOQUE DE VIOLENCIA (2013). Consta de cuatro historias a medio cruzar, cuatro personajes y cuatro provincias en China. Los capítulos hablan de la actual China, un país que ha pasado del maoímo, a una forma de sociedad extrañamente comunista donde cobra fuerza el poder del dinero y el enriquecimiento ilícito.

La primera historia cuenta la vida de Dahai, un minero y a la vez abogado de un pequeño pueblo, cansado de la corrupción de los dirigentes corruptos que viven opulentamente. La segunda narra la historia de San'er, un emigrante y padre de familia peligroso y armado que vuelve a casa por el Año Nuevo. En el tercer relato, Xiao Hui, una bonita joven es recepcionista en una sauna-prostíbulo y toca fondo cuando un rico cliente la agrede.

Finalmente, Xiao Hui, que pasará de un trabajo a otro en condiciones cada vez más indignas. Film excelente de Jia Zhang Ke, con gran con guión, una música inquietante de Lim Giong y un reparto muy bueno (Jiang Wu, Zhao Tao o Luo Lanshan). El afamado director Jia Zhang Ke ha declarado sobre la China actual: “Las últimas tres décadas han visto amontonarse los problemas sociales, siendo la desigualdad y la corrupción los más sangrantes, y no se han afrontado a tiempo”.

Los episodios han sido tomados de noticias de prensa que han ocurrido realmente. Estamos ante una radiografía actual de China, que implica destierro, ricos muy ricos y pobres misérrimos, vacío, prostitución, crimen o ciudades inhabitables. Este film denso y terrible avanza como un 'buldozer' sin frenos. Enorme carga de violencia donde los sentimientos están unidos a los ruinosos edificios o los desérticos paisajes urbanos, sin excluir el pobre entorno social. Film mal visto en China.

 

HASTA SIEMPRE, HIJO MÍO (2019).

HASTA SIEMPRE, HIJO MÍO (2019). Wang Xiaoshuai consigue una obra conmovedora que muestra una visión fidedigna de los cambios que se han ido produciendo en China en los últimos tiempos. El director hace el seguimiento de varias familias durante treinta años, personajes forjados en la Revolución Cultural, hasta nuestros días. Habla sobre el sufrimiento humano y las heridas morales de los personajes, fruto de las restrictivas políticas de planificación centralizada.

La medida del hijo único; prohibiciones de divertimentos como el baile o la música ligera considerados libertinaje. Despidos masivos de empresas estatales improductivas. Todo lo cual ha soportado el pueblo chino desde la época Mao hasta el confuso sistema actual en el cual el enriquecimiento y el consumo son una insólita realidad. Wang Xiaoshuai apuesta por una forma de melodrama familiar moderno. Familias heridas que sobreviven a pesar del dolor que arrastran.

Mucho penar, la alegórica imagen del agua como símbolo de vida, pero también de destrucción; y a veces, la lenitiva música de Dong Yingda. Xiaoshuai se decanta por una estética frugal de gestos mínimos y momentos humildes dibujados con la fotografía realista de Kim Hyun-seok en tonos marrones. Lo importante son los personajes, una excelsa y clásica narración íntima. Un puzle de original exactitud en las formas, un trabajo preciso.

La película tiene un reparto vibrante y de enorme calidad, con artistas como Wang Jingchun y Mei Yong, inconmensurables, impresionantes como protagonistas principales; interpretaciones contenidas donde juegan las miradas, los silencios, los abrazos; ambos recibieron sendos Osos de Plata al mejor actor y a la mejor actriz en el Festival de Cine de Berlín. El mejor cine del siglo XXI, y viene de China.