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En este verano tan caluroso y festivo en nuestro Puerto, hemos podido asistir a estrenos bastantes exitosos. De algunos ya he hablado en estas páginas: Indiana Jones y el día del destino (2023), Misión imposible. Trampa mortal - Parte primera (2023) y Oppenheimer (2023).

Hoy me referiré a dos obras que han tenido también tirón, pelis de coches y sobre la muñeca estrella. O sea: Gran turismo (2023), de N. Blomkamp; y Barbie (2023), de Gerwig.

GRAN TURISMO (2023). Película muy bien hecha, excelente dirección de Neill Blomkamp, gran guion sin fisuras de Jason Hall, Will Dunn y otros basado en el videojuego Poliphony Digital. Buena música de Lorne Balfe, estupenda fotografía de Jacques Jouffrett y un ritmo muy aceptable.

Un juego, en suma, cuyo mundo es el de la competición automovilística y sus mayores virtudes el realismo en las respuestas y la sensación que da cada coche de su inmenso catálogo.

La cinta está basada en la vida real de Jann (Madekwe), un adolescente que vio su sueño cumplido. Este conductor, el protagonista, fue uno de los ganadores de la competición GT Academy, un proyecto colaborativo entre Nissan y Sony Interactive Entertainment para llevar a jugadores de Gran Turismo al mundo de las carreras reales. Lo cual podría dar la oportunidad de convertirse en piloto profesional.

Así pues, es película de coches que ofrece un contacto muy directo con el espectador. Un drama de acción, de bólidos que serpentean por laberínticas pistas a más de 300 kilómetros a la hora, todo lo cual Neill Blomkamp sabe llevar por el camino de la autenticidad y una cierta inocencia, mezcla sorprendente que engancha.

Película basada en la historia real de Jann Mardenborough (Madekwe), un niño mulato de Cardiff logra dar el salto a la competición real. En casa, Jann ha aprendido a tomar las curvas, conoce todos los circuitos de la competición y es un virtuoso en la ficción. Pero anhelaba correr con autos reales.

Danny Moore (Orlando Bloom), un sagaz ejecutivo de marketing de automovilismo propone a la empresa nipona el concurso Gran Turismo para aumentar la venta de coches.

Otro personaje clave es Jack Salter (Harbour), un veterano de carreras retirado, que será el entrenador y sargento de instrucción de los corredores participantes en el concurso real. Posteriormente, la persona que instruye y acompaña al protagonista Jean hasta en los peores momentos. Un hombre que hará de entrenador, asesor, psicólogo e incluso como especie de padre sustituto.

Jean tiene un padre de color, Steve (Houmsou), que una vez fue jugador de fútbol profesional, y que en principio no apoya al hijo en sus pretensiones y le aconseja que estudie o consiga un trabajo convencional. Quien sí mira por sus anhelos es la madre de Jann, interpretada muy bien por la Halliwell.

Pero Jann es una especie de héroe que va a por sus sueños con valentía y que es, en gran medida, una figura de nuestro tiempo, al tratar de trasladar sus habilidades virtuales al mundo de la realidad.

El reparto está muy bien elegido. Para el rol principal Archie Madekwe, que encarna a Jann Mardenborough, el aspirante a conductor adolescente. David Harbour, muy eficiente y estupendo trabajo como como Jack Salter, el entrenador de los jóvenes conductores, un instructor que exorciza sus traumas viendo a su pupilo triunfar donde él fracasó e instándole a continuar cuando las cosas se ponen difíciles, para que no cometa el error que él mismo cometió de retirarse, cuando era piloto.

Orlando Bloom, buen trabajo como como Danny Moore, ejecutivo de marketing de deportes de motor. Gen Halliwell, como Lesley, la comprensiva y amorosa madre de Jann; Djimon Houmsou, más que correcto como como Steve Mardenborough, el padre de Jann que acaba reconociendo la pericia de su hijo como piloto.

Película realizada por Blomkamp con una gracia humana y espontánea, y con unas secuencias de carreras, que dominan la película, porque, además de estar rodadas de manera impresionante y emocionante, constituyen parte sustancial de la historia que está contando. Las escenas de carreras están dirigidas y editadas de forma deslumbrante. Blomkamp sabe moverse entre los coches para que la película tenga emoción y además lo hace con mucho elemento real y poco CGI.

En un momento hay un accidente terrible con tremendas consecuencias para un espectador en el circuito, que pone a Jann en la tesitura de abandonar por el trauma; pero Salter lo habrá de salvar de una decisión que le puede pesar para toda la vida. Al final todos serán felices tras arduos días de trabajo, cuando Nissan y Jann corran las 24 horas de Le Mans.

“Gran Turismo” trata de carreras, de curación de los traumas y de la inseguridad, del apoyo y la entrega de todo un equipo en el Jann pilot; de padres e hijos, de enfrentar a los competidores, hasta alcanzar el momento cumbre en que nuestro protagonista es capaz de enfilar su propio destino.

Una historia de superación cientos de veces contada, pero que funciona, una película muy bien hecha para pasar un buen rato. Además, resulta emocionante cuando, sobre todo al final, conocemos al auténtico Jann, el protagonista real que aparece en pantalla unos segundos y que colaboró con la realización del filme y como doble en el pilotaje de los coches en la pista.

Publicada más extenso en revista de cine Encadenados.

 

BARBIE (2023). Después de haber dirigido una nueva versión de Mujercitas en 2019, Greta Gerwig —junto a su compañero Noah Baumbach como guionista— se enfrenta a un nuevo reto al realizar una película sobre una de las muñecas más famosas: las Barbie. Además, en su producción está nada menos que su fabricante, la gran empresa de juguetes Mattel.

Ruth Handler (1916-2000), la mujer del dueño de la fábrica de juguetes Mattel, que data de 1945, ideó una muñeca sin el carácter infantil de las muñecas tradicionales, que sólo servían para que las niñas se ejercitaran haciendo de mamás. Esta muñeca debía tener el aspecto de una muchacha atractiva y cierta semejanza con su propia hija, Bárbara.

Las ventas de las Barbies son enormes, en términos numéricos, 22,3 millones de dólares diarios, y dicen que cada segundo se venden tres Barbie en el mundo. Una muñeca pensada para niñas que quieren ser libres, tener un trabajo, una profesión, un futuro. La frase de Barbie la define: «Tú puedes ser lo que quieras ser». No tardaría en llegar su novio Ken.

La cosa es así. Barbie (Margot Robbie) hace una vida ideal en Barbieland, donde todo es perfecto: fiestas de música y color, y cada día es mejor que el anterior. Pero Barbie se hace algunas preguntas que no encajan con su mundo idílico, preguntas complejas e incluso existenciales. Una de ellas es la idea de “muerte” ¿Se puede morir en Barbieland? Porque en ese país todo es de ensueño y fantasía, un mundo tan perfecto que da miedo.

Un día Barbie se da cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, que tiene los pies planos, y esta y otras circunstancias la hacen calzar unos zapatos sin tacones y viajar hasta el mundo real... con Ken, claro, que se le cuela poco menos que de polizón.

En el reparto está la bellísima y estupenda Margot Robbie (Babylon), que convenció a la Gerwig para escribir y dirigir la película, y esta consiguió que su compañero, Noah, escribiera el guion junto a ella. El papel de Ken lo interpreta Ryan Gosling, que lleva a cabo un importante papel en su carrera. Acompañan America Ferrera, Kate McKinnon, Will Ferrer, Michael Cera y otros.

Divertida y colorida parodia del mundo del cine y la fama, que mezcla humor, romance y crítica social. La película hace un homenaje a los clásicos musicales de Hollywood (meritoria música de Mark Ronson y Andrew Wyatt, canciones muy conseguidas de Dua Lipa Eilish y Karol G.), pero también los subvierte con un tono irónico y satírico.

Reflexiona igualmente sobre temas como la identidad, la autoestima, la diversidad y el feminismo, mostrando una Barbie más humana y empoderada que nunca. Por cierto, sensacional fotografía de Rodrigo Prieto.

Esta cinta expone que las jefas del mundo edulcorado son las mujeres y que el hombre no es nadie. Y tanta perfección no puede ser. Pero allí vive un Barbie rara, que ya tiene sus años y que parece adelantarse a lo porvenir. 

En el mundo real la vida es otra cosa, las vidas se bifurcan, son los hombres quienes mandan, la Barbie que ha ido al mundo real es calificada en un colegio de fascista, se enfrenta a los directivos de Mattel, hombres todos, que deriva en una persecución por los largos pasillos.

La vuelta a Barbielandia ya no es igual, ha habido una experiencia por medio difícil de olvidar. Además, Ken quiere largar a las mujeres, derrocar ese matriarcado, tan negativo como el patriarcado en el mundo real.

Al final, Barbie aparece en un gran escenario y allí se encuentra con su creadora, parece perdida y la anciana madre-creadora, al verla en ese estado le pide le dé la mano, que cierre los ojos y se deje llevar por sus sentimientos. Entonces, a su mente acuden los recuerdos de una vida real no una falsa fantasía.

Comedia tan divertida como provocadora, con partes que pueden considerarse conmovedoras. Es visualmente deslumbrante y es un filme inteligente. Energía luminosa, frivolidad y espectáculo musical y de danza.

Y lo que destaca, al fin, es ser una publicidad a las claras de las muñecas Barbi en todas sus nuevas modalidades, más humana: como madre, como profesional, como llorona, etc. Y las ventas que se han disparado.

Más extenso en revista de cine Encadenados.