El alcalde de El Puerto, Germán Beardo, se ha trasladado esta semana a la calle Postigo número 8, en pleno centro histórico, para visitar la fábrica El Vaporcito, localizada a la espalda de la Basílica Menor Nuestra Señora de Los Milagros, y conocer todos los entresijos de esta fábrica portuense que elabora harinas especiales y de excelencia desde hace muchas décadas, convirtiéndose en un símbolo de la industria local.

Germán Beardo, acompañado por Pedro Fernández Lópiz y Enrique Fernández Lópiz, que regentan la gerencia en la actualidad siendo la tercera generación que dirige esta empresa familiar, ha descubierto el engranaje de una maquinaria de mediados del siglo pasado que continúa a día de hoy produciendo una de las mejores harinas de España, que siguen siendo líder en un mercado selecto por su calidad y servicio.

Germán Beardo explica que son siete décadas las que lleva la fábrica El Vaporcito, en el corazón del Barrio Alto, abanderando la mejor harina de freír pescado y haciendo marca propia al haberse consolidado su producto como el auténtico secreto del pescaíto frito del sur de Andalucía.



Sus harinas son distribuidas a toda la geografía española para hostelería y restauración y muchos lugares del extranjero. El primer edil de la ciudad destaca que no es extraño debido a su calidad el elenco de galardones que ostentan, también avalados por su filosofía de producción tradicional, sello de la fábrica El Vaporcito.

La calificación recibida como mejor harina de freír en España, otorgada en el año 2010 a la marca El Vaporcito, por la revista de Consumidores, el Premio de la Asociación de Empresarios de El Puerto de Santa María a la mejor empresa del año 2012 o el Diploma otorgado en el año 2013 por el Patrimonio Histórico Local “por el mantenimiento de una industria tradicional y la difusión del nombre de El Puerto a través de la harina El Vaporcito” son algunos de los múltiples títulos que ponen de relieve su excelente y constante trayectoria empresarial.

Cabe recordar que la fábrica se crea en 1920 y en 1936 es adquirida por Enrique Fernández Guerrero. Se renovó completamente en 1949 tras sufrir un incendio.  El testigo lo recogió su hijo Esteban Fernández Rosado y ahora sus nietos, la tercera generación de la familia que ahora regenta la firma.

El alcalde de El Puerto, Germán Beardo, explica que sin duda es una de las más importantes fábricas de harinas de España de producción tradicional, símbolo de nuestra industria local, que continúa utilizando la tecnología de mediados del siglo XX.



El alcalde subraya que toda la planta es un verdadero tesoro, que podría considerarse museo de la maquinaria industrial de antaño, que todavía sigue a pleno funcionamiento bajo el mando de Santiago Peñalva, técnico molinero experto en un sistema que ya casi está extinto en Andalucía, lo que le aporta un valor añadido y diferenciador.

El alcalde ha podido visitar toda la planta donde se producen los distintos tipos de harinas, fruto de la tradición de las antiguas moliendas, como una especial para churros, bautizada con el nombre de “Don Churrito”, otra especial para pan, muy utilizada para elaborar el pan de telera o su producto estrella: la harina especial para freír pescado El Vaporcito, que se vende en pequeños envases para uso doméstico, pero también en talegas de 5 y 25 Kg. para hostelería, tanto a nivel nacional como internacional.

“La fábrica de harinas El Vaporcito es un negocio familiar que ha sobrevivido a distintas épocas convirtiéndose en un símbolo de El Puerto que es un orgullo para la ciudad y un ejemplo de trabajo constante y bien hecho, que sin perder la tradición y las raíces ha sabido ir adaptándose a los tiempos para continuar liderando su producto, con una marca que ya es un emblema aquí y en toda España”,  destaca el alcalde, que confirma que esta empresa es un ejemplo de oficio que a pesar de haber notado en su balance de cuentas los efectos de  la crisis que ha provocado la pandemia mundial en el sector de la hostelería y la restauración ha continuado hacia adelante, por tanto ahora tenemos que ayudarles entre todos a su recuperación para que sigan produciendo por muchas más décadas.