Siempre fue un gran día, la Resurrección, la Pascua, el día importante en el que celebramos la vida. Este año, cargado de sentimientos, pasé la mañana felicitando a amigos y familiares, tanto de un país como del otro, encontrándome con que en estas tierras se venera este día tanto como en mis tierras.

Este año, con la enorme carga de la pandemia, no pude dejar de ilusionarme con que por fin acabaríamos con ella. Metidos ya en la primavera, pensando en el verano, en las terrazas, y en las vacunas, no dejé de preguntarme hasta cuándo.

La vida me enseñó que una cosa trae otra, y que la tranquilidad eterna es de imposible cumplimiento, por más que luchemos, siempre tendremos algo, o personal o general, intimo o ajeno, pero siempre, como en la Pascua, el sol vuelve a brillar.

En días como hoy no dejo de pensar en que la vida es un ciclo, pasión y muerte, Resurrección y vida, algo que no es ajeno al propio ser humano, y que nos lleva por un camino, el cual, en su propio recorrido, tiene un fin, vivir.



Esta Pascua en especial, cobra más sentido que nunca la vida, la esperanza, ese sol que siempre saldrá y que nos llenará de ilusiones. Hoy como ningún otro año, mi oración tiene un sentido especial, y se centra en la salud, como es natural, de los más cercanos. Al final, la pandemia no puede quitarnos nuestros deseos, nuestras ilusiones, ni nuestras tradiciones.

Aquí he aprendido la importancia de las tradiciones, y me ha sorprendido gratamente la disciplina, la resignación, y sobre todo, el buen hacer de los miembros de las cofradías. Han renunciado a exhibiciones, que por desgracia aun no he podido disfrutar plenamente, y aun así, no han renunciado a una Semana de Pasión, cargada de simbolismo.

Hoy sin embargo, es mi día, mi Pascua, y mi alegría, parece haberse contagiado, o quizás esa alegría que hoy reina bajo el sol me ha contagiado a mí. De todo corazón me alegro de esta Pascua en mi Puerto, y a todos y cada unos de mis paisanos, les deseo la mejor y más feliz de las fortunas, que reine la confianza y la ilusión, que la resurrección nos sirva de ejemplo. Feliz Pascua.

Sobre el autor: Paolo Vertemati representa a un personaje ficticio, un extranjero que ha venido a El Puerto de Santa María, y a través de sus capítulos narra a modo novelesco sus sensaciones y experiencias con las tradiciones y la propia idiosincrasia del lugar, con historias entre reales e imaginarias. [Lee aquí los anteriores capítulos]