Mar Vázquez.- Ante todo permítanme que les felicite la Pascua de Resurrección. El día más importante de cuantos vive un cristiano a lo largo del año. Es por ello que, en la jornada de hoy por las calles de nuestra ciudad habría procesionado la Hermandad del Resucitado colmando de alegría cada rincón de El Puerto y cerrando unas jornadas importantes en cuanto a afluencia de turistas y visitantes como de portuenses que se lanzan a las calles a disfrutar de la ciudad y de sus cofradías.

Pero dicha Hermandad no solo trabaja para sacar una procesión a la calle, sino que se ha enfrentado a la pandemia desde la caridad en el más estricto sentido de la palabra. Desde que comenzase la misma han sido partícipes de múltiples entregas de alimentos a las hermanas del Espíritu Santo así como a otros conventos de la ciudad, además de colaborar con asociaciones como la de Amigos Portuenses Solidarios, Nueva Bahía y Sonrisas, además de ser intermediarios entre algunas empresas locales para la recogida de alimentos como puede ser el ejemplo con la barbería The Barber. Y por último tienen en vigencia un sorteo cuyo premio es la cantidad íntegra de 300 euros así como han mantenido durante toda la Semana Santa sus altares expuestos a la devoción portuense y los cuales han sido reclamo para la donación de productos de primera necesidad. Para sorpresa de todos en la jornada de hoy, Domingo de Resurrección, el altar de Santa Ángela de la Cruz ha amanecido rodeada de todos los alimentos que han sido donados por los fieles y portuenses en general. Un gesto que dignifica la labor de dicha cofradía.

Y después de toda la Semana Santa enumerando las diferentes actividades que han realizado las cofradías de nuestra ciudad en cuanto a carácter social durante solo un año, el año catastrófico que ha generado tantas necesidades entre los portuenses, habrá alguien que desprecie la labor de las mismas. Pero a buen seguro no habrá leído ni una sola palabra de las he ido exponiendo a lo largo de esta semana.

Se dice que las colas del hambre están a las puertas de las cáritas parroquiales, o en el torno del convento del Espíritu Santo, pero ¿se han preguntado quienes abastecen a dichos enclaves? ¿Se han preguntado quienes están detrás de esas personas que voluntariamente ayudan de forma directa al necesitado? Obviamente son muchas las instituciones que colaboran y muchos más portuenses que de forma anónima se lanzan generosamente, sin amparo de ninguna institución que las represente, y donan aquello que pueden. Pero no olviden que hay un gran número de personas que trabajan por detrás arrimando el codo para que los más necesitados lo sean menos cada día.

Esos cofrades a los que nadie ve el rostro pero que son los héroes de la otra cara de la moneda, los que desde las siglas de una Hermandad piden en los comercios o supermercados locales para que otros puedan comer o ducharse, dejando a sus familias, amigos y obligaciones laborales o universitarias para otro momento. Esos que son insultados en ocasiones por el simple hecho de creer en Dios y demostrar su afecto al mismo a través de una imagen. Esos que no reciben el respeto que merecen cuando están en una fila procesional y le tocan la capa de su hábito nazareno para burlarse de él. Esos que en ocasiones andan descalzos y deben de pisar cristales de vasos que rompen a mala idea, o de cáscaras de pipas que bien pudieran caer en una bolsa y no en el adoquín. Esos son los héroes que forman parte de las Hermandades portuenses.

Pero además de todo ello, también están las Juntas de Gobierno de todas y cada una de ellas. Esas que en los tiempos que corren están asumiendo un rol importante en la actualidad, ya que saben perfectamente que en algún tiempo las calles de El Puerto no verán desfilar una procesión y aún así trabajan con ahínco para la supervivencia de las instituciones y velan por el bienestar de los hermanos, especialmente por los más desfavorecidos. Así como el sufrimiento que existe en las personas de máxima responsabilidad porque son conscientes de todas las familias que “comen” de una cofradía como bordadores, músicos, escultores, hostelería, floristerías, cererías, etc. Y todo ello sin recibir ningún tipo de subvención desde hace ya varios años, pero no solo subvención, sino cualquier tipo de ingreso con el que una Hermandad podía ejercer sus actividades normales como pueden ser las casetas de feria, las convivencias, las salidas procesionales, etc.

Y a todo esto habría que añadir que, aún siendo una Hermandad una institución donde nadie tiene el deber u obligación de acudir, al igual que puede ser un equipo de fútbol, una academia de diferente índole, un partido político, a pesar de todo ello, las Hermandades han paralizado su vida interna de cara a las casas de hermandad, por respeto a las personas que lo están pasando mal, a las que han fallecido a causa de la pandemia y a las que económicamente no están en la mejor de las situaciones viéndose obligadas a cerrar sus empresas. Por ética y caridad para con la sociedad, todas están paralizadas siendo tan solo las actividades sociales las que aglutinan en algún momento a las personas en las mismas.

Un sector que, habiendo hecho un recuento de los hermanos de cada hermandad aproximado sin contar con aquellas personas que son fieles, son más de 8.000 portuenses, lo cual representa un total del casi 10% de la población portuense. No hay en El Puerto una afición o colectivo que sea tan numeroso ni tenga tanta repercusión directa en nuestra sociedad.

Y todo ello sin contabilizar en ningún momento a las hermandades de gloria de la ciudad. Todas ellas igualmente apoyadas en una labor social importante dependiendo de la capacidad de las mismas.

Es por ello que, espero encarecidamente que esta semana de caridad que les he expuesto haga ver, sobre todo a aquellos que no conocen el interior o la labor de las hermandades de nuestra ciudad, la otra cara de la misma moneda. Que la próxima vez que se aventuren en criticar o evaluar de forma negativa a estas instituciones, al menos sea desde el conocimiento y no desde una ignorancia supina y osada.

Las Hermandades de El Puerto han estado a la altura de las circunstancias y os aseguro que seguirán estando como a lo largo de toda la historia. Es nuestro carácter y nuestra filosofía, intentar hacer lo mismo que una vez hizo un hombre llamado Jesucristo, el cual hizo posible lo imposible; Resucitar. Al igual que lo hará El Puerto.