Leocadia Benavente (Tribuna libre).- Los hay tan fulleros que hacen trampas hasta en el solitario, que no le dicen la verdad ni al médico, pero que con ese autoengaño se justifican y se dan motivos para seguir adelante.

El presidente de El Puerto Global, Javier Bello, que se caracteriza por responder a todo y a todos, ha estado muy calladito últimamente, supongo que abrumado por los errores cometidos con su defensa de la ilegalidad de las atracciones de Valdelagrana, con el bluff de los presupuestos fantasmas que anunció en prensa y de ellos nunca más se supo, y con la deriva que ha tomado El Puerto Global. Por fin hoy 12 de agosto, la mercantil podrá realizar el pago de la nómina de los trabajadores y parece que ello ha sido motivo para que el presidente de la mercantil mande un correo a los trabajadores echando balones fuera en lo que a su gestión se refiere y responsabilizando a la oposición de todos los males de la empresa.

Aunque este equipo de Gobierno intenta tapar su incapacidad quemando en la hoguera a todo aquel que señale su desnudez, la realidad es que sólo ellos han metido a la mercantil de capital público en un callejón con difícil salida. Si las facturas se reparan por la Intervención municipal y los pagos a la mercantil se retrasan es solo por su mala gestión. Si en trece meses no han regularizado la situación de los convenios es por su dejación. Si el Ministerio les corrige y declara nulos los préstamos contratados, es por saltarse la normativa y los cauces legales que los hubieran llevado a solicitar el informe de la Intervención municipal. Y si los sindicatos salen públicamente señalando su preocupación es porque este equipo de gobierno se está haciendo cada vez mas pequeñito y no son capaces de aportar más que problemas.

El Consejo de Administración de El Puerto Global reunido antes de la crisis del coronavirus. / EA

Es por ello intolerable que Bello achaque en ese correo a la oposición que no se haya aprobado una operación de factoring que presentaron al consejo de manera Urgente, Extraordinaria, y sin documentación o justificación que permitiera a los miembros del consejo tomar conocimiento de lo que significaba dicha operación y las consecuencias de su aprobación. Aunque Bello parece no tener claro el concepto, los consejeros no son equiparables a los partidos, son personas que no están liberadas, que no cobran por hacer esa labor, que tienen su vida  laboral y familiar, y por eso es una falta de respeto convocarles en pleno verano con 24 horas y sin aportarles la información necesaria.

Como prueba de mala gestión, habría que preguntarle al Sr. Bello, cuántos consejos ordinarios ha convocado como presidente en trece meses y cuántos consejos extraordinarios ha convocado sin el carácter de urgente. Gobiernan la empresa sin planificación, a salto de mata, y ya lo último, su reconocimiento expreso de que “nuestras encomiendas de gestión ya no están vigentes y no son válidas jurídicamente”. Y con ese planteamiento ¿a dónde van, Sr. Bello?