EL PUERTO.- El mercadillo de los martes ha vuelto con fuerza por parte de los comerciantes y con ansias de comercio de proximidad de los clientes, pero suspende, esta primera jornada, en organización y gestión por parte del Ayuntamiento portuense.

Tras tres meses de parón, el mercadillo de los martes volvió a abrir sus puertas

Según reza en la “entrada” al mercadillo por la avenida de Menesteo, las normas son claras y sencillas, pero no se cumplen y la Policía Local, presente en el mercadillo, tampoco hace que se cumplan. Así, en un documento impreso y colocado en la que denominan la entrada del recorrido, se especifica que el uso de la mascarilla será obligatorio, no permitiendo el acceso sin ella; habrá un itinerario único de entrada y salida, por lo que está prohibido volver e interferir el paso de los clientes; hay que respetar las líneas de distanciamiento colocadas en el suelo, que rige los dos metros; solo puede haber un cliente por vendedor en cada puesto, por lo que hay que esperar el turno tras la línea; y está prohibido tocar el género, por lo que hay que pedir al vendedor que muestre el mismo. [Blanca Merino supervisa la reapertura del mercadillo de los martes]


Se trata de medidas que quitan sentido al mercadillo de los martes, en el que el bullicio, sobre todo a horas punta y a partir de mediodía, es un elemento que define al mismo, y tocar el género o la prenda, e incluso probársela, antes de pagarla, es un clásico. Todos los comerciantes estiman que lo obligatorio debería ser el uso de mascarilla y el gel hidroalcohólico, que tienen todos los comerciantes a disposición de sus clientes, pero no restringir el número de clientes a uno por puesto y vendedor, o no poder ver lo que se compra.

La entrada al mercadillo de los martes. / B.G.S.

Antes de entrar en el mercadillo ya se nota que el aforo de puestos es menor que de forma habitual, y los vendedores aseguran que es el único mercadillo de los que acuden en el que se permite solo el 50% del aforo de puestos, por lo que el martes siguientes acudirán los que, con anterioridad, se colocaban en la acera izquierda (si se toma como referencia la entrada de la gasolinera). Con todo, el Ayuntamiento ha restringido el paso de vehículos por el paseo marítimo, a la altura del camping, para ubicar puestos de comerciantes en la zona de aparcamientos de la avenida de Menesteo a la altura del polideportivo, por lo que los comerciantes alegan que hubieran entrado todos, puesto que se ha ampliado el espacio físico para el mercadillo, pero en cambio no se traduce en la lógica de que todos estuvieran colocados todos los martes.

Los vendedores se quejan de que solo se permite el 50% del aforo de puestos

Así, hay espacios vacíos en el paseo José Luis Tejada, en la avenida de Menesteo y en la bolsa de aparcamiento de La Puntilla, donde se ubica el bar Piriñaca, por lo que podrían haber dejado el 100% de puestos, y así se evitaría la diferenciación entre comerciantes, ya que esta medida implica que puedan afrontar con dificultad el pago de impuestos, género, y crear fidelidad en su clientela, ya que como apuntan, llegará un momento en que los usuarios no sabrán cuándo acude el comerciante al que van a buscar.

Además, apuntan que en San Fernando, Sanlúcar o Jerez de la Frontera, el aforo es del 100%, y en La Isla se controla la entrada y salida de clientes, con un máximo de 600, según explican los comerciantes, y en Sanlúcar se ha pedido a los propios comerciantes que rebajen el espacio que ocupan sus puestos, para que haya, entre unos y otros, la distancia social de dos metros requerida.

Unas medidas que entienden como sensatas y positivas, porque no pierden días para acudir a montar sus puestos e intentar vender su género, y en cambio critican las de El Puerto, por entender que no tiene sentido limitar la cantidad de comerciantes que se pueden poner, puesto que además, no se les ha rebajado el precio de los impuestos que pagan por colocarse en el mercadillo, algo que entienden que es injusto. Y es que, a pesar de que explican que el Ayuntamiento les ha informado de que están estudiando una rebaja de los impuestos, mientras sí y mientras no, están pagando por acudir dos martes y no cuatro al mes.

De compras en el mercadillo de los martes. / B.G.S.

Itinerario único

Por otro lado, los propios clientes no han cumplido el itinerario único, puesto que la gran mayoría ha alterado el mismo según le convenía, como suele hacer siempre de forma tradicional, porque el sino del mercadillo es ir y volver de un puesto a otro, comparando precio y productos, para comprar.

Además, las señales en el suelo, en algunos lados blancas y en otros, grises, que marca la distancia del cliente con el puesto, apenas se pueden diferenciar. Y es otra medida que tampoco tiene mucho sentido según explican los comerciantes. Ya que el procedimiento, según marcan las normas del Ayuntamiento, sería que, desde la línea (blanca o gris), que se encuentra a una distancia de metro y medio o dos metros del puesto, el cliente pidiera la prenda; el comerciante la pondría en el “mostrador”, se alejaría, y el cliente se acercaría a mirar, sin tocar. Y a la hora de pagar, igual. El cliente coloca el dinero mientras el vendedor se aleja; y viceversa, el cliente se aleja con su bolsa, y el vendedor recoge el dinero, y si hay tiene que dar cambio, vuelta a la misma forma de actuar. Para evitar este tipo de situaciones, algunos comerciantes ya admiten el pago por tarjeta, pero la gran mayoría actúa sin TPV.

Algunos comerciantes ya admiten el pago por tarjeta pero aún manda el efectivo

Asimismo, los puestos deberían estar cerrados por la parte delantera, para que los usuarios no pudieran acercarse, pero en ese sentido la Policía Local ha sido flexible, y los que no han podido o no han querido, no han tenido que cumplir con dicha medida, puesto que evita, en muchos casos, que los clientes puedan apreciar siquiera el producto. Por otro lado, no podría haber más de uno o dos clientes en el interior del puesto, dadas sus dimensiones, y los comerciantes consideran que lo habitual es que los clientes entren y salgan, se arremolinen, pero esperar fuera no van a esperar, porque no es el sentido del mercadillo.

En general, y para encontrarse en un espacio al aire libre, los comerciantes consideran que con mascarilla y gel hidroalcohólico debería ser suficiente, puesto que en centros comerciales, cerrados, se trabaja con mayor flexibilidad que la que les permiten a ellos.

El aparcamiento también se reduce, puesto que la avenida de Menesteo, desde el paseo de La Puntilla, hasta la gasolinera, es punto de ubicación de muchos vehículos, pero en estos momentos está cortada al tráfico, para que se puedan montar puestos, pocos por lo menos esta primera semana. Y además, la bolsa de aparcamiento donde se encontraban ubicados los antiguos Piriñaca y Los cuatro vientos, que se utiliza para la llegada de usuarios, también se encuentra sin uso en estos momentos. Por ello es más complicado para los clientes acceder al mercadillo.

Sin la afluencia de público esperada

Además, en general no ha habido la cantidad de usuarios que esperaban, tras tres meses sin poder acudir al mercadillo de los martes. Pero los comerciantes confían en que sea por respeto hasta ver cómo se conduce este tipo de espacios, y la próxima semana haya mayor número de clientes, y así aumenten las ventas.

Pero los clientes que han acudido, a pesar de echar de menos algunos puestos, y algunos productos concretos, puesto que tampoco se ha tenido en cuenta que estén representados, un martes y otro, todo tipo de mercancía, se han mostrado satisfechos por poder volver a retomar la costumbre de dar una vuelta, mirar, comprar, charlar con los comerciantes, comparar, etc.

En general, esta primera semana parece que pesan más los aspectos negativos que los positivos, por lo que, tanto comerciantes como clientes, suspenden la organización y la gestión del Ayuntamiento, que esperan que tome nota y vaya realizando los cambios necesarios para que el mercadillo funcione con la mayor normalidad posible.  Con todo, los comerciantes han cumplido con horarios, restricciones, normativa, e incluso se han encargado de informar a los clientes de la forma de actuar necesaria e impuesta por el Consistorio.