Francisco Javier Ramírez Leiva (Tribuna libre).- “Gestión” palabra que acompañada de “pública”, hace referencia a un significado que la corporación municipal no llega a entender del todo, o por lo menos, la omite para cierto sector de la población. Cuando vemos la vergonzosa imagen que la entrada de nuestra ciudad tiene a día de hoy, se nos cae la cara de vergüenza al suelo, pero mucho más, cuando sabemos que desde hace 6 años los comerciantes de Pozos Dulces sufren lo que explicaremos a continuación. Y decimos mucho más, porque tras el paso de la Navidad con sus divinos, mediáticos y pomposos pasacalles, la deplorable imagen de Pozos Dulces sigue sin cambiar, incluso después de ser privatizada la obra.

Desde 2012 que se iniciará las primeras pretensiones de realizar una obra en Pozos Dulces hasta hoy, han pasado 6 años. En este tiempo, hemos pasado por un largo recorrido de una gestión pública nefasta, primero el Partido Popular de Candón, apoyado por el Partido Andalucista, que presentaron un proyecto que requería más fondos que los posibles a obtener por parte de los fondos europeos (unos 10 millones de euros). Si le sumamos, además, la incipiente llegada de elecciones en 2015, entendemos porque se paralizaron las obras en 2014, las cuales habían empezados con las catas arqueológicas en la zona izquierda. En 2015, la llegada del tri-gobierno (PSOE+IU+Levantemos), no aportó facilidades para concluir dicho proyecto, es más facilitó la ruptura del mismo y, por consiguiente, la continuación de la nefasta gestión de la obra.

Finalmente llegamos a 2019, de nuevo elecciones y victoria nuevamente, del Partido Popular que gobernará con Ciudadanos. Tras las promesas del PP en campaña de acabar la obra, se acaba por hacer algo arriesgado, la privatización. La empresa pública Impulsa El Puerto que comparte capital al 50% con Impulsa Aparca, y que es gestionada por un consejo formado por miembros del PP y PSOE, decidieron por unanimidad, salir del negocio y dejar el espacio a una empresa privada, que junto a Impulsa Aparca gestionará la obra y su posterior gestión. Por lo tanto, 6 años en los que cada euro público que se ha puesto para la finalización de dicha obra se ha ido por el pozo del desastre, y que nunca recuperaremos los portuenses.

Pero lo verdaderamente nefasto no son las acciones de gobierno hacia la gestión de la obra, sino la gestión catastrófica que los equipos de gobierno han tenido con los comerciantes de la zona de Pozos Dulces. “Durante estos cinco años ni un concejal del equipo de gobierno se ha acercado para interesarse”, nos contaba uno de los dueños de un humilde negocio. “Hemos sufrido daños, robos y por supuesto, una bajada en las ventas”, nos comentaba otro dueño. Nosotros nos acercamos y, tras hacerles tres preguntas, ¿Cómo ha afectado la obra hacia su local? ¿Han puesto sobre la mesa alguna solución los equipos de gobierno? ¿Se les ha tomado consideración durante estos cinco años?, llegamos a la misma conclusión que ellos, se merecen un respeto y ser escuchado.

Tras cinco años los tres gobiernos que han pasado no han atendido ni un minuto las preocupaciones de estos comerciantes. Ningún gobierno ha puesto soluciones o ayudas para reducir las pérdidas que estos comerciantes están sufriendo, y además hemos permitido que nuestro dinero, de todas y todos los portuenses, no sirvan para ayudar a estos comerciantes y que, se haya privatizado la obra impidiendo recoger cualquier posible recaudación futura.

Ahora al equipo de gobierno se le llena la boca de palabras bonitas para el área de Fiestas. O para festejar el arreglo de la rotonda 501 que “no le costará ni un euro a los portuenses”. O para seguir y seguir construyendo parques infantiles, glorietas u otros posibles parkings soterrados. Ya sabemos si nosotros somos los únicos locos que vemos esta penosa gestión, y son simples datos; el 50% de las acciones el nuevo gobierno durante los siete meses de gobierno ha sido para Urbanismo (construcción, obras, reparaciones…). El otro 30 % se ha destinado al área de fiestas y, por ende, salvo un par de intervenciones en la Plaza de Toros, un 10% aproximadamente ha ido a parar a las necesidades públicas de los portuenses.

Se puede hacer gestión pública para todos los portuenses y se puede hacer que la gestión pública produzca outcomes (impactos) sobre ciertos sectores para ganar rédito electoral. Lo que se vive en Pozos Dulces es un calvario, producto de una mala gestión pública en una sola dirección, la maquinaria empresarial de la construcción y el monstruo del maldito urbanismo portuense. Lo que muchos portuenses están viviendo en sus carnes es la ineficacia de la clase política de nuestra ciudad, fruto de unas elecciones municipales con un bajo índice de participación electoral.