Cuando apenas faltan unas horas para vuestra gloriosa venida cargada de presentes para todos, os escribo yo también mi particular misiva desde lo más profundo de mi alicaído corazón urbano para transmitiros los anhelos para mi bienestar y de quienes en mí conviven. Permitid me dirija uno a uno en la presente rogativa epistolar que no debe tardar mucho en llegar a vuestro poder.
Empezaré por Melchor, el más anciano y sabio que seguro sabrá entenderme. Lo primero que le pido es un gobierno apto que cumpla sus promesas electorales, y que verdaderamente sean técnicos capacitados de las distintas Áreas quienes trabajen para sacar adelante proyectos de ciudad bien redactados y con la profesionalidad que de ellos se espera porque de mamandurrias de tres al cuarto colocados a dedo ya estoy más que harta. Necesito programas de futuro que alivien los defectos y colmen las necesidades de este pueblo que padece innumerables despropósitos de distinta índole. Solicito una ciudad limpia y habitable con civismo; un adecentamiento de calles y parques con su obligado mantenimiento urbano. Ojalá recupere mi marca auténtica que haga distinguirme de nuevo… en definitiva, una vuelta a los orígenes cuando fui el eje cultural y turístico de la Bahía.
A Gaspar, el más joven, le insto a traer empleo para la juventud portuense e iniciativas empresariales al centro; a que logre que los propietarios de locales vacíos rebajen la renta y miren por la apariencia de dejadez que presentan; a que regresen los espectáculos musicales y culturales de calidad; a que no se malgaste el poco dinero existente en infraestructuras fallidas y otros despilfarros diversos con esa manida costumbre de meter la mano en el cajón muy propio entre quienes deben usarlo para otros fines. Y es que estoy muy falta de ideas beneficiosas que me hagan prosperar. Así mismo, espero que la educación, el respeto por los demás y por el entorno en el que habitan sean buen regalo también para todos en general.
Por último, a Baltasar le comunico la siguiente ambición: los colectivos sociales más desfavorecidos de esta tierra deben subsistir lo mejor posible porque son cada vez más los que llaman a la puerta de Cáritas y de la Cruz Roja. Necesito mayor implicación de quienes me gobiernan pues tienen el deber de contribuir en la mayor medida posible para remediar esta situación. Estoy segura de que entre todos se conseguirá.
Me voy despidiendo ya de Sus Majestades aguardando ese día tan entrañable en el que mis calles lucirán al paso de la Cabalgata que espero sea del agrado de todos mis habitantes que son mis hijos también.
Con respeto y admiración:
La muy noble y muy leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María