Aunque resulte extraño o paradójico, hay veces que el cine trata el tema de los asesinatos con humor. Ya me referí en su momento a una maravillosa película: Arsénico por compasión (1944), de Franz Capra, referida a esta temática. Sobre esto escribo hoy con dos películas divertidas: Mi crimen (2022), de F. Ozon; y Fargo (1996), de J. Coen.
MI CRIMEN (2022). Estamos en Francia en 1935, Francia, 1935. Un investigador investiga el crimen de un banquero parisino. Hay un grupo de singulares sospechosos entre los cuales destaca Madeleine. Pero sus deseos de notoriedad y riqueza se ponen en el camino de la investigación.
Comedia de François Ozon que tiene un aire de vodevil y que mana con fluidez de la mano de un reparto maravilloso que se mueve entre diálogos brillantes y endiablados, dentro de una trama con muchos elementos e ingredientes sin fin.
La película es una es delicia, “una obra espumosa y desenfadada que se construye con el aire de una intriga criminal, un juicio pintoresco y unos personajes con un divertido toque estrambótico” (Oti).
El asesinado en sí, la sospechosa y acusada, el propio juez instructor, la estrella del cine mudo que solicita su culpabilidad. Una historia que se enreda, pero no aprieta y que produce una sensación agradable de ligereza y diversión.
Dado que se desarrolla en los años treinta, Ozon nos obsequia con una ambientación elegante y sutil en un París de plazas, tejados, cromas y un excelente apunte sobre la mordacidad en tiempos surrealistas, todo lo cual tiñe a los personajes y lo desorbitado de sus actos.
La protagonista es Nadia Tereszkiewicz, en un rol de rubia ingenua, actriz y moralmente osada, que sólo precisa teatralidad, lo cual consigue con mucha gracia junto a una Isabelle Huppert, mujer que se come la cámara y que además se divierte haciendo piruetas al estilo de la celebérrima Gloria Swanson.
Lo pasan igualmente por todo lo alto y muy divertidos Fabrice Luchini (como juez patoso y petulante), Dany Boon (simpático y dadivoso empresario) y el resto del reparto.
En la historia un promotor teatral y cinematográfico abusa de las jóvenes actrices (alusión a al personaje real de Harvey Weinstein). Si a este lo derribó el movimiento Mee too, al de la peli lo desenmascara la estrategia urdida por la joven Madeleine en connivencia con su amiga y compañera de piso, la prometedora y bella abogada Pauline Mauléon, encarnada por Rebecca Marder.
La treta de ambas amigas consistirá en erigir una mentira (fakenews) para lograr la publicidad que le permita a la joven actriz ser conocida y alcanzar el triunfo artístico, pues la sala del tribunal se convertirá en el escenario en el que mostrar sus maravillosas dotes de actriz.
Las actuaciones son deliberadamente histriónicas. Por ejemplo, la escena del juicio está planificada como una auténtica revista, obra de teatro dentro de una obra de teatro; y las versiones del crimen son, a su vez, películas dentro de una película, corroborando que la vida es puro teatro, lo cual divierte bastante.
Con tendencia a los cambios de género, Ozon altera la guerra de sexos de la comedia clásica y del boulevard, para contar una historia sobre la Solidaridad entre mujeres, especialmente ante situaciones de discriminación sexual, actitudes y comportamientos machistas, como elemento interesante y sustantivo.
Es refrescante e incluso atrevidillo, que Ozon parta de una premisa próxima al discurso del #metoo: el asesinato de un productor que ha intentado abusar de una actriz novel, la cual se inculpa del crimen para hacerse famosa.
Ello alivia el asunto, como sugiriendo que la mejor manera de hacer una película feminista es subrayando cuánto tienen los roles sociales y de género como opción a la performance, o sea, de juego teatral.
En esa línea abisal de Ozon, en esta cinta se cuestiona y pone en entredicho la verdad de las apariencias, y demuestra que el relato tiene como destino sembrar la duda y reinventar de forma sucesiva una realidad que es múltiple, lo que remite al laberinto narrativo, tintado todo por la lúdica autoconsciencia de la sátira que se ríe de su propio discurso.
FARGO (1996). Película de los Coen, Ethal y Joen, en el cine más divertido del mundo. La historia es relativamente simple en su parte más evidente. Pero encierra en lo latente grandes cargas de profundidad: película espléndida y corrosiva.
Un hombre timorato y retraído llamado Jerry Lundegaard (Macy) trabaja en un concesionario vendiendo coches. Está casado con Jean (Rudrüd), hija de un multimillonario; pero su tacaño suegro, Wade Gustafson (Presnell), no le deja manejar ni un dólar de su fortuna.
En ese punto y acuciado por las deudas y su deseo de iniciar sus propios emprendimientos, Jerry contrata a dos delincuentes de poca monta, Carl Showalter (Buscemi) y Gaear Grimsrud (Stormare), para que secuestren a su propia mujer y pedirle al suegro un importante rescate para montar un negocio de aparcamientos.
Pero una cascada de circunstancias e infortunios deriva en tres crueles crímenes. Es aquí cuando interviene la policía, sobre todo la agente Marge Gunderson (McDormand), una “policía” única en la historia del cine, que paso a paso y con una aplastante lógica resolverá el caso.
Joel Coen hace una sensacional labor de dirección, con ritmo, suspense, con vocación de gran thriller-comedia y una capacidad narrativa impresionante; amén de prodigiosos travellings, luminosos planos generales de una Minnesotta helada, el maravilloso picado que muestra el enfado de Macy, etc.
El guion está firmado por los dos hermanos Cohen, libreto sin fisuras, con unos diálogos geniales y un sentido para contar la historia que huye de los tópicos y coloca al espectador ante un despropósito de personajes poco preparados, unos torpes, otros impulsivos y una policía, futura madre y casi ama de casa, que al final, puede con todos. Gran música de Carter Burwell y magnífica fotografía de Roger Deakins.
El reparto es sencillamente sublime, con actores que dotan de verosimilitud al filme, con trabajos memorables. Destaco a una espléndida Frances McDormand, policía de Brainerd, Minnesota, encargada de investigar la muerte de tres asesinatos; McDorman parece ingenua, pero es intuitiva e inteligente y como agente de policía, clave en la historia; mujer en estado de buena esperanza que lo que más ansía es volver al lado de su esposo.
William H. Macy borda el papel de vendedor de autos de Minneapolis, muy endeudado, hombre tímido y de cortas luces que urde un loco plan para sacarle dinero a su suegro: el secuestro con la ayuda de unos sicarios de su esposa. Steve Buscemi está genial como charlatán ladrón de poca monta, impulsivo y lerdo. El actor sueco Peter Stornare se luce igualmente como criminal psicópata de gatillo fácil y fumador compulsivo.
Más: Harve Presnell muy convincente como suegro millonario, burgués y cicatero. Kristin Rudrup es la esposa raptada. John Carroll Lynch es el bonachón esposo de Marge. Tony Denman, bien como hijo adolescente de Jerry y Jean. Y otros en sintonía como Steve Reevis (ex-convicto y mecánico) o Larry Brandenburg. Hay incluso hay una actuación de José Feliciano.
Película ampliamente elogiada en su momento. Ebert la calificó como la mejor obra de 1996 y una de sus películas favoritas de los noventa: “una de las mejores películas que he visto”; y añadió que: “películas como Fargo son la razón de por qué amo el cine”. Maslin habló de: "Los Coen a su mejor nivel". De las pocas películas que han recibido una unánime clasificación de "A" en Entertainment Weekly.
En cuanto a la película como tal, conforme se ve, uno se va dando cuenta de los bandazos que el estúpido de Lundegaard va dando y cómo comete el error de un peregrino plan uniéndose a dos auténticos animales sin escrúpulos. La cosa no va a salir bien…
Estas sensaciones provienen de un estilo de cine policial, negro y thriller, con toques de humor próximos a la comedia. De manera que los Coen, tomando como partida un personaje estúpido pero codicioso, junto a una mujer policía embarazada con gran sentido común y ganas de retornar a su hogar, nos regalan una obra maestra de la crónica negra en la América profunda. Sangre sobre nieve, violencia asesina y náuseas matinales se mezclan en un inteligente relato.
Se sitúa todo en Minnesota, un lugar que es prácticamente un desierto de nieve en el que nada importante suele ocurrir. Pues bien, sobre esta nevada que no acaba y un frío sin límites, los hermanos Coen proponen un viaje feroz y divertido.
Un hecho mínimo, desencadenará consecuencias devastadoras sobre los protagonistas. Allí donde todo era estepa nevada, el humor, la sangre y la tensión hacen su aparición como un fantasma imprevisible. Una película de contraste entre lo que aparentemente te están contando y el modo en que te lo están contando; de hecho, siendo cinta policial y noir, deviene comedia de una violencia bizarra, con un humor oscuro y desenfadado, estrambótico y surrealista por momentos, una tragedia cómica, podría decirse.
Además, muestra un equipo de personajes cuyo destino sólo es imaginable en un paisaje tan perdido y rural como el que muestra esta película. “Fargo” es una parada obligatoria, una cita maravillosa para todas las personas que crean que el cine es el arte más divertido del mundo”.