No podía ser de otra forma, que en un día como hoy, mis palabras fueran para la Patrona. Una historia que se repite cada año, pero que cada año es distinto del anterior.

En días como estos los recuerdos forman parte del cortejo, extrañamos no ver a algunos que siempre fueron habituales, y que este año, y no por voluntad propia, no han podido acudir.

De hecho, son tantos que no quiero mencionar nombres, ya que, al fin y al cabo, cada cual que lea estas letras tendrá en la mente a alguien muy especial.

Para mí, faltó mi vecino, mi amigo, mi compañero, alguien a quien Ella, también echo de menos en su día grande, a pesar de tenerlo arriba.



Sin embargo, en este año, especialmente este año, Ella me hizo fijarme en otra cosa, y es que, casi sin darnos cuenta los relevos se van sucediendo, noto las canas de algunos, y también los nuevos rostros de quienes van formando parte de ese mundillo cofrade y patronal.

Este año, especialmente este año, más que quizás ningún otro, me di cuenta de aquellas  faltas, y el dolor me hizo fijarme en los relevos. Todos vamos y venimos, a veces nos marchamos lejos de Ella, en otras ocasiones, pasamos de sus plantas a su lado, marchándonos de este entorno conocido.

Muchos no hacemos ruido, nuestra presencia ni se nota, otros se van o vuelven a su casa, pero la ausencia deja un gran vacío, nunca insalvable, pero si reconocible. Nadie es ni somos imprescindibles en absolutamente nada, pero es licito llorar la partida.

Quizás por eso, cuando he notado esa gran ausencia, al final mi vista se ha fijado en como envejecemos los de mi cuerda, en cómo vamos tomando el relevo los de mi generación, en como los que siempre son fieles, siempre lo son, aun con muletas. Y, sobre todo, me quedo con esos ilusionantes jóvenes, cargados de vitalidad que van tomando posiciones.

La Patrona, nunca es igual, cada año es distinto, para cada uno de nosotros es distintos, cada uno siente una ausencia en especial.

La Patrona, como cada año, sorprende por lo que nos transmite, por lo que sentimos, y a mi mente solo llama a mi puerta aquel manto de Castillos y Leones, se asoma su sorna y flema, su porte, para mí este año, la sonrisa de mi Patrona solo tenía un nombre, y estaba feliz por tenerlo a su lado, Ella sabrá porqué se lo llevo, y él, y solo él, sabrá porque se fue, pero, yo, lo que sí sé, es que este año, para mí, Ella tenían un  nombre en los labios, el mismo que yo, Luis.