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En el final de la década del siglo XIX y las primeras del siglo XX se produjeron grandes inventos y avances científicos en la ingeniería, las ciencias básicas y también en la inteligencia artificial. Muchos fueron los hombres y mujeres cuyos descubrimientos y hazañas marcaron nuestra época.

En la entrega de hoy hablaré de dos de estos personajes y de dos películas. De un lado de Gustave Eiffel, todo un personaje que afrontó desafíos que quedaron para la posteridad, como la torre que lleva su nombre en París, lo cual puede verse en el filme: Eiffel (2021), de Martin Bourboulon; y hablaré de Alan Turing, un científico decisivo para el avance de lo que hoy conocemos como “inteligencia artificial”, un matemático cuya vida está contada en: The imitation game (“Descifrando Enigma”) (2014), de Morten Tyidium.

EIFFEL (2021). La película comienza cuando Gustave Eiffel (Romain Duris) ha diseñado y finalizado la armadura para el regalo de Francia a los EE. UU.: la Estatua de la Libertad. Nuestro personaje está en lo más alto de su fama y el gobierno francés le presiona para que diseñe algo espectacular para la Exposición Universal de París de 1889.

Eiffel era por aquellos entonces un hombre modesto y según el filme, lo que definitivamente lo empuja y motiva a acometer la empresa de la torre fue una mujer, un amor perdido tiempo atrás con la que vuelve a encontrarse veinticinco años después.

Así, se nos van desvelando los secretos de Adrienne Bourgès (Emma Mackey), mujer a la que Gustave amó, que desapareció de su vida años antes en Burdeos y con la que se reencuentra de manera casual años después, cuando ella es la esposa de un prestigioso columnista de prensa (Pierre Deladonchamps), un hombre de cuya opinión y apoyo precisa Eiffel para erigir su estructura de hierro.

En la historia, Eiffel no sólo tiene que concebir la torre, diseñarla, efectuar complejos cálculos de resistencias y bombas hidráulicas para los pilares del armazón, sino que, además, tiene que motivar a los operarios que la construían; asunto difícil porque andaban sin cobrar, aunque estuvieran de acuerdo con el proyecto.

Además, tiene que lidiar con los vaivenes de su corazón que aún late por y para Adrienne, su musa que ha vuelto del pasado para encender de nuevo el fuego del amor pasional.

La historia del por qué Adrienne lo dejó plantado, se va aclarando con una precisa combinación de flashbacks que muestra el drama de lo acontecido en su momento.

Película en tono clásico e impecable factura de Martin Bourboulon; guion con alguna laguna anecdótica para el caso. Un “biopic” que cuenta el gran conflicto personal y el amor tormentoso de Eiffel, lo cual hace que la cinta cobre cuerpo y gane en creatividad e interés, según los cánones del género.

Cinta que habla del hombre que levantó la torre más famosa y alta del mundo hasta casi rozar el cielo; trescientos metros de altura y montada con hierro pudelado, en su momento rechazada popularmente y ya hoy el icono de París y de la cultura francesa en general.

El reparto es ante todo y sobre todo un Romain Duris en plenas facultades y con gran repertorio; y Emma Mackey, que amén de bellísima, lleva a cabo un trabajo sensacional como actriz. Acompañan artistas de reparto de primera como Pierre Deladonchamps (muy bien), Armande Boulanger o Juliette Blanche, entre otros.

Esta es la película francesa más cara del año pasado, y a fe que da señales inequívocas de los veinte millones de euros de presupuesto que se han invertido. Filme que es un melodrama en toda regla que, aprovechando la gran obra de ingeniería, intercala todo lo que puede sobre el amor del gran ingeniero, al punto de rozar el exceso de pasión tumultuosa.

Sólida destreza en el campo de la puesta en escena que recrea la época, vestuario, decorados o vehículos. Los efectos digitales representan de forma convincente y con sorprendente realismo, las etapas por las que pasó la denominada "escalera al infinito".

La película cumple su objetivo, que es escenificar una carrera contrarreloj para subir al cielo y terminar a tiempo la enorme construcción para la Exposición Universal de 5 de mayo de 1889, que conmemoraba el primer centenario de la Revolución Francesa.

Y en paralelo, los corazones de los amantes Gustave y Adrienne latiendo también a gran altura.

Más extenso en revista Encadenados.

THE IMITATION GAME (Descifrando Enigma) (2014). Película dirigida por Morten Tyidium, un noruego con talento que acierta en el tono construyendo una obra de interés que atrapa. El guion es de Graham Moore, basado en el libro de Andrew Hodges, matemático y escritor: Alan Turing: The Enigma. Este libro fue incluido el año 2002 por el diario The Guardian en su lista de los 50 libros esenciales de todos los tiempos.

Cuenta la biografía del gran matemático británico Turing, uno de los fundadores del campo de la computación, de la inteligencia artificial y personaje principal en el desenlace de la Segunda Gran Guerra.

Moore escribe un excelente guion centrado en el personaje, sin caer en la tentación de descarriar hacia otros protagonistas que estuvieron presentes en su vida, ni tampoco hacer un análisis del encuadre social en el que se desarrolla esta historia.

La música de Alexandre Desplat es muy buena. La fotografía de Óscar Faura es igualmente destacable, así como la puesta en escena.

El reparto es uno de los platos fuertes. Más concretamente el trabajo de Benedict Cumberbatch que hace un enorme trabajo como Turing, un individuo excéntrico y singular, pero de una gran inteligencia para las tareas lógico-matemáticas; Cumberbatch desarrolla un auténtico festival interpretativo en intensidad y matices. Keira Knightley es una actriz con un repertorio grato y gran capacidad de sintonía con el espectador. Mark Strong está encomiable; Charles Dance y Matthew Goode hacen gala de gran elegancia y una sólida presencia. Secundan el reparto actores de primer orden como Matthew Beard, Allen Leech o Tuppence Middleton, entre otros.

Turing fue una persona singular desde su infancia y adolescencia, amante de los lenguajes encriptados desde muy pronto, fue contratado por las fuerzas militares británicas para descifrar los códigos secretos nazis que los germanos emitían a través de la denominada máquina Enigma. Estos descubrimientos los realizó Turing ideando una especie de ordenador rudimentario, lo cual ayudó a la victoria de los aliados y la URSS, para acabar con Hitler.

Pero la película subraya el hecho de que Turing no fuera laureado ni reconocido por el ejército ni el gobierno, al contrario, fue acusado, juzgado y condenado a una pena infame por su condición de homosexual, en 1952. En su momento pesó más su inclinación sexual que la circunstancia de que él y el grupo de Bentchley Park, fueran quienes construyeron la máquina descifradora de códigos alemanes, “'The Imitation Game”.

Hay un aspecto del filme que quería comentar particularmente a modo de reflexión psicológica sobre el protagonista. Me refiero a esa especie de autismo y de dificultad de Turing para las relaciones interpersonales o, como hoy se dice, para las “habilidades sociales”. Supongo que realmente fue así, pues ocurre que los individuos sensibles y vulnerables, emotivos y además muy inteligentes, no es raro que se construyan a modo de defensa psíquica, una capa dura y compacta que les preserva de la tosquedad de quienes le rodean, de las burlas o los comportamientos groseros e inapropiados.

Esta era la manera de Turing de refugiarse en sí mismo y poner distancia en el trato y sentirse seguro en su mundo delicado y lleno de matices, que no cualquiera comprende o sabe valorar ni comprender.

Para legitimar este fenómeno, diré que el conocido psicoanalista Wilhelm Reich (1897-1957), en su obra Análisis del carácter, definió y explicó este fenómeno con el nombre de “coraza del carácter”, de cómo la personalidad se protege con un caparazón ante amenazas externas. En esta coraza se producen a veces brechas. En situaciones poco placenteras y complicadas la coraza se robustece y en situaciones placenteras disminuye. Coraza que establece el límite entre la vida emocional y el mundo exterior.

En el filme vemos cómo el carácter de Turing y su particular coraza se desarrollaron tempranamente por el conflicto entre sus tendencias homosexuales y un mundo frustrante y amenazador. A ello se unía su genialidad y su talla intelectual que lo convertían en un ser con gran capacidad para ver las cosas en perspectiva, incluida la intuición de posibles peligros de parte de quienes le rodeaban.

La historia de Turing está contada desde tres puntos clave. De un lado reconoce el papel que el tal matemático jugó en la Segunda Guerra Mundial como desencriptador. En segundo término, el mérito de haber sido un precursor crucial de la denominada “inteligencia artificial (la informática actual). Y en tercer lugar, su despreciada condición de homosexual que tan trágicas consecuencias le acarrearon.

A la vez, estamos ante la biografía de un personaje clave para la ciencia, y humanamente fue un hombre honesto y a nadie hizo daño, al contrario: fue un héroe en todo sentido.

La narración, así como la puesta en escena y las interpretaciones, hacen que este filme se vea con interés. Es una película clásica en sus hechuras, con un montaje sobrio, que utiliza de manera refinada y sin excesos el recurso del flashback.

El mensaje global sobre la guerra, la política o sub-política, el espionaje de un miembro del equipo a favor de URSS saltando por encima de Churchill, y el tipo de sociedad que se gestó tras la guerra y de la cual aún sufrimos las consecuencias, más parece una obra orwelliana, sobre todo en el terrorífico tramo final donde Turing es perseguido, acosado y destruido por el sistema.

La película de Tyldum habla de cómo Alan se vio obligado a defenderse personalmente ante el poder. Cruel laberinto de imposturas disfrazado de apasionante juego cerebral, la figura de Turing se convierte en este filme en el factor prescindible de una ecuación matemática.

Es una película que nos cuenta qué fue lo que le ocurrió realmente a este crucial personaje, haciendo justicia y dándonos a conocer la vida de un científico decisivo para la actual geopolítica y para la ciencia, y maltratado al límite por su inclinación sexual en una época en esto era un tema tabú.

Más extenso en revista Encadenados.