-Mientras haya asimetría territorial en el proceso de desescalada, y perdóname, Sancho hijo, el prolijo palabreo, ¿se puede hablar, por ventura, de unidad en España?

-No sé tan poca geometría, nuestro amo el caballero, que no acierte a firmar con una cruz, hacer un círculo en la arena, y, cuando era joven, por cortejar a mi Teresa, grabar un corazón en la corteza de un alcornoque… Pero, a la verdad de Dios, no se me alcanza cómo, si ha de marcar nuestro camino la ciencia, formando parte de ella importante la geometría, puede haber tanta asimetría en España.

-Eso es debido, Sancho, a un microbio; pero, yo te voto a Dios que, en topando la primera venta en el camino, preparando aquel bálsamo de Fierabrás que sabes, hallaré el remedio que lo elimine por entero…

-Eso será, toda vez que, al beberlo, echando con las asaduras hasta las bilis, sobreviva a su efecto quien lo tome, como fue mi caso y el suyo, por milagro.

-Tal vez por ello, mi fiel Sancho, seamos tú y yo, sin saberlo, inmunes al microbio…

-De poco ha de valer sin poderlo probar a aquellas guardas que, si no me falla la vista, nos aguardan a la entrada de Zaragoza, donde, según anda el clima de picado, habrán suspendido las justas.

-Atiende, Sancho que, si tomar el camino que marca la ciencia, implica retroceder, mejor será subir al Pirineo y atravesar Europa si es preciso, antes que andar para atrás como cangrejo…

-A lo del cangrejo me atengo, si, pasando antes por la aldea a reponer fatigas, tomando luego la derrota de Andalucía, nos vamos a bañar -según aprieta el calor- a las blancas y sedosas playas gaditanas, a tomarnos un fino fresquito y un pescaíto frito en El Puerto de Santa María…

-Sagrado destino es ése, Sancho, empapado además de historia y prometedoras aventuras; pero, ¿qué te hace pensar que no habrá allí control de paso fronterizo?

-Por cálculo asimétrico, con el rumbo marcado por la ciencia, lo he hallado…

-Por el Dios que nos asiste, si no has hablado tú ahora, Sancho discreto, con la elocuencia y propiedad de Cicerón. Vamos, pues, a la voluntad de Dios, a asomarnos a LaTacita de Plata y al desmemoriado Guadalete, también llamado río del olvido, desde la Sierra de San Cristóbal, pero, antes de bajar a los elíseos esteros portuenses, entremos a pedir salud para los españoles a Nuestra Señora de la Defensión, en el Monasterio de la Cartuja…

-Que me place. Sea, a la paz de Dios, como vuesa merced dice… Vámonos al sur.