Creemos una y otra vez que España, como país democrático y europeo desde la entrada en vigor de la Constitución en 1978 y en la actual Unión Europea en 1986 está preparada para cualquier acontecimiento que ocurra. El terremoto de Lorca en 2011, Filomena o el volcán de la Palma en 2022, son algunas de las catástrofes que han ocurrido recientemente en nuestro país, de las cuales creemos falsamente que algo se aprende de ello. La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha ocurrido en estas semanas, principalmente en la Comunidad Valenciana y aledaños, es una prueba de que falta mucho trabajo y empeño para evitar este tipo de tragedias. «El pueblo salva al pueblo», uno de los lemas más revolucionarios que se han escuchado en estas semanas en las redes sociales y en manifestaciones contra la gestión de esta gota fría. Este, que se podría aplicar a otros acontecimientos del pasado, se hizo realidad porque, frente a la incompetencia y falta de responsabilidad de quienes ponemos al frente del poder legislativo (e indirectamente en el ejecutivo), el pueblo español demostró una vez más la solidaridad y generosidad que va en su sangre,no sólo en catástrofes y calamidades que ocurren fuera de nuestras fronteras, también cuando ocurre a cualquier región o pueblo de España por muy pequeño que sea.

Recientemente se ha estrenado en los cines «Robot salvaje», película de DreamWorks Animation dirigida por Chris Sanders, la cual, recomiendo ver por el trasfondo que narra. Uno de los momentos que me impresionó, sin hacer gran spoiler de la misma, fue ver cómo,ante un fenómeno meteorológico que afecta a todos y que puede acabar con la vida de muchos animales, estos conviven en un mismo lugar, sin atacarse, todo con un único objetivo, sobrevivir. He aquí el fondo de la cuestión, y cómo, ante un fenómeno que ha destrozado, embarrado y ocultado parte de nuestro país, el pueblo se lanzó a dar ayuda con alimentos, ropa, utensilios de limpieza, incluso yendo a las localidades más afectadas, con el objetivo de echar una mano para que los afectados pudiesen volver a la normalidad lo antes posible después de haber perdido todo. Todo tipo de personas,desde las más mayores, trabajadores y niños, al igual que distintas asociaciones, como hermandades, ONGs y fundaciones de todas las partes de España,se pusieron manos a la obra a ayudar, ya sea con una aportación económica, con sus manos trabajando en el terreno, con iniciativas como cantar o poniendo música para animar algo entre tanta desolación. No obstante, cabe resaltar que una parte fundamental de este trabajo lo han realizado los jóvenes.

Los integrantes de la llamada «Generación de Cristal» empezaron a través de familiares, amigos, compañeros y con la ayuda de las redes sociales a propagar todo tipo de información. Dentro de este sector, destacaron los llamados influencers, que con su número de seguidores son capaces de hacer llegar información de la manera más rápida posible y poner una gran cantidad de personas a disposición de quienes los necesiten. Por poner un ejemplo,entre muchas cuentas que he podido observar a lo largo de estas semanas, la influencery estudiante de Derecho de la Universidad de Sevilla, Marina Barrial (@marinabarrial), desde su cuenta estuvo publicando stories sobre puntos de recogida en su Facultad de Derecho, de materiales y alimentos que se necesitaban (haciendo énfasis en alimentos para personas que no pueden tomar gluten o lactosa, y que ante este tipo de catástrofes son olvidadas), pero también aquellos que hacía menos falta por existir exceso en almacenes de las localidades afectadas. Asimismo, la importancia de este tipo de personas llega cuando aquellos que lo han perdido todo contactaron con ellos buscando a alguien que les pueda buscar o dar un lugar donde alojarse, hasta el punto de que hay personas que pidieron publicar información de familiares o amigos desaparecidos por si alguno de sus seguidores podían saber algo sobre ellos. Yo formo parte de esa Generación de Cristal o Generación Z que tantas críticas recibe. Creo que toda generación tiene sus cosas buenas y malas. Lo malo hay que analizarlo y recibir la crítica constructiva, pero lo bueno hay que reconocerlo y no olvidarlo. No cabe duda de que, ante una situación de emergencia, los jóvenes somos capaces de mucho sin importar de dónde seamos, qué estudiemos, si estamos trabajando o, más importante, sin importar la ideología de unos y otros.

Sabemos que esta DANA ha venido grande a gran cantidad de autoridades y responsables que no actuaron a tiempo, o que una vez pasada, no tomaron las riendas y decisiones correctas cuando más se necesitaba. Tiempo habrá de estudiar las responsabilidades de cada uno,y ver si hay necesidad de implementar reformas de determinadas competencias del Estado y de las Comunidades Autónomas en materia de emergencias y protección civil. Cada uno tendrá que analizar al representante al que otorga su confianza, no para votar en contra de quien estuvo al frente, sino para elegir a quien quiera dar ante este tipo de problemas, alguna solución en un futuro.El ejemplo de que si se quiere se puede, fue ver como con la DANA del pasado martes 12 de noviembre, las autoridades sí han activado a tiempo en Andalucía los mecanismos de emergencias avisando a la población del peligro, suspendiendo clases y activando los Planes Territoriales Municipales vigentes en los municipios con riesgos. Gracias a ello, no hay que hablar de ningún fallecido.

En definitiva, a pesar del panorama político y de la polarización que existe y seguirá existiendo en los próximos años, el pueblo dio el mayor ejemplo al mundo, y los jóvenes demostramos que cuando queremos, juntos podemos lograr grandes hazañas. Como dijo Arturo Pérez-Reverte en una reciente entrevista en el programa del Hormiguero 3.0: «Nadie los ha preparado para esto, y, sin embargo, han encontrado la fuerza moral, la energía, la valentía para ser así.»

No quiero acabar sin recordar a todos los fallecidos en la Comunidad Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía. Mientras un solo español os tenga en la memoria, no seréis olvidados. Descansen en paz.