Decía Justo Ojeda que los novilleros ya no son lo que eran. Trajes de sastrería a estrenar, furgones rotulados como las figuras, equipo de comunicación… “Parece que van a la ópera”. Y no le faltaba razón a don Justo, porque a excepción de Gonzalo Capdevila -triunfador en trofeos- que recibió a sus dos oponentes a porta gayola, los otros dos novilleros cuya clase y cualidades no voy a discutir, no dieron la sensación de lo que en el mundillo se dice “estar en novillero”. No se trata de mantener en vilo al aficionado, pero se echaron en falta esos arreones que calentasen al público, que la tarde en lo climatológico estaba desapacible.
Nuevamente hay que mirar al palco porque el señor Carrero sigue empeñado en dilapidar el poquito prestigio que le queda a esta plaza. Conceder una oreja a Manuel Román, tras una estocada atravesada y tres descabellos, no es de recibo. Y aunque sabemos que las orejas en El Puerto no te dan contratos ni valen nada, en Canal Sur, que ayer televisaba la novillada, hemos visto festejos menores en pueblos, con un rigor presidencial que hace muchos años no se ve por estos lares. Dicen que el empresario se está planteando dejar abierta de par en par la puerta grande, para no tener que abrirla todos los días, ya que es la tónica que impera en el palco. Hasta se han traído las cabezas de los toros ensabanados, porque con tanto derroche de orejas hay que tenerlas de reserva que algún día nos quedamos sin ellas. Pero algo tendrá que ver en esto el hombre orquesta que se sienta a su lado. El asesor taurino que vale para un roto y para un descosido. Me dicen que es cronista taurino, jefe de prensa de David Galván, ahora asesor artístico del señor Carrero. Cualquier día lo vemos vendiendo las almendras garrapiñadas, que también se han perdido en la plaza.
Entrando en materia, la novillada de ayer fue muy entretenida, con tres novilleros muy puestos que resolvieron con oficio sus respectivos novillos. Especial disposición mostró Gonzalo Capdevila que no quiso dejarse ganar la pelea ante Manuel Román y Marco Pérez, novilleros que llegaron con la vitola de figuras del escalafón. Y no defraudaron porque ambos le andan a los toros con solvencia y torería, a pesar del molesto viento de levante que reinó durante el festejo. A los tres se les vieron cualidades, aunque Capdevila es el que menos tardes ha toreado, pero puso pundonor y emoción en ambas actuaciones. Lo de Marco Pérez es de otro planeta porque tiene el toreo en la cabeza y atesora grandes cualidades para ser figura del toreo. Resuelve con oficio y parece que lleva en esto toda la vida.
Estas son las novilladas que merecen la pena, las que hacen afición, aunque ya sabemos que el gran público se mueve por los nombres del momento. Es una lástima que estos carteles brillen por su ausencia en la mayoría de las plazas, pues la fiesta necesita relevo generacional, pero los chavales carecen de oportunidades porque estos festejos son deficitarios. A esos políticos que les encanta un burladero habría que decirles que articulen los mecanismos necesarios para rebajar las cargas fiscales y sociales en estos festejos menores. Al igual que hay que advertirle al empresario que cobrar tres euros y medio por una cerveza de lata es un sablazo a la cartera. Por eso hay tan poco ambiente en el ambigú y en la taquilla. En la oficial, no en la de Peral que esta goza de muy buena salud.
FICHA DEL FESTEJO
Novillos de Núñez del Cuvillo. Bien presentados. Un cuarto de plaza.
MANUEL ROMÁN: Oreja; Oreja tras aviso
GONZALO CAPDEVILA: Oreja; Dos orejas
MARCO PÉREZ: Oreja; Oreja