Con la cuenta perdida de los días, cuando las voces que lamentan las muertes han ido apagándose, cuando han demostrado que están por encima de todo, cuando se han secado las lágrimas de millones de españoles, el Gobierno decreta el luto nacional por las víctimas de Corona virus.
Siendo cierto que nunca es tarde, y aun más cierto que todo es criticable, se haga pronto o tarde, el luto tiene más colores que el negro, y para muchos ya ha pasado.
De luto han estado quienes han perdido un familiar sin poder ni apretar su mano en los últimos momentos. De luto siguen los que lamentan la situación vivida. De luto están quienes quieren dramatizar y quienes han vivido un autentico drama.
Ahora, justo ahora, se decreta luto nacional, se bajan banderas, se usan crespones, cuando muchos ya están ajados por tantos días a merced de los vientos. Y ahora, en un compungido acto, que, por supuesto es bienvenido, respetado y seguido, el gobierno decreta un luto nacional.
Sin embargo, hay cosas que no son necesarias imponer por decreto, ni hacerlas nacionales. España ha estado de luto, no su gobierno ni algunos políticos. España y sus ayuntamientos han tenido banderas a media asta desde el principio de esta tragedia.
España casi al unísono colgó crespones, no diez días, sino sesenta. El Luto Nacional, con mayúsculas, no se impuso, se vivió por millones de españoles. Muchos pudieron no compartirlo, lo cual es muy respetable, porque consideraban que era ir contra un gobierno que no lo consideraba necesario.
Ahora, ahora que oficialmente hay luto nacional, por decreto, significa tanto como nada. España ya estaba de luto sin necesidad de que alguien nos lo diga. España llevaba de luto llorando a sus muertos mucho antes de que las banderas de algunos estamentos se quedaran a media asta.
El gobierno, hoy, estará de luto nacional, pero España, la España que vive y que elige a quienes les representa lleva ya muchos días de Luto Nacional.