Víctor Raposo.- En estos días se ha celebrado en nuestro teatro Pedro Muñoz Seca el encuentro flamenco de las academias de baile de El Puerto.

Han sido dos días en los que tanto en el patio de butacas, como en camerinos y bambalinas se han vivido momentos preciosos, llenos de nervios por el estreno de los bailes y de mucha ilusión, tanto por parte de las familias para ver a sus hijos, como de éstos por querer agradar a sus familias y por supuesto de los profesores por disfrutar tanto de unos como de otros.

Momentos de gloria en los que hemos podido rendir un sincero homenaje a aquellos compañeros que nos han dejado este legado para que sigamos luchando por él, ya que consideramos que es de gran importancia para nuestra ciudad, no solo por el enriquecimiento cultural de la misma sino por el cariño que todos sentimos por ella.

Tras muchos años de lucha, conseguimos lo que creemos que nuestros niños y sus familias se merecen, que no es otra cosa que poder actuar en su teatro.

A día de hoy, creo que ese derecho ya nos lo hemos ganado con creces. No obstante, estaría bien que se cuidaran los detalles, que vayamos hacia adelante y no se dé ni un paso atrás con nosotros.



No entiendo como teniendo previsto que casi 300 niños actuarían en ese escenario y que sus familias llenarían el patio de butacas, el teatro no cumpla con las condiciones adecuadas para dicho evento y en la época en la que estamos no funcione el aire acondicionado. Un incidente  que tendría que haber estado solucionado a tiempo, así que esperemos que no vuelva a suceder el próximo año por el bien de todos.

Para cualquier cosa que el Ayuntamiento necesite, las siete academias de nuestra ciudad estarán al pie del cañón, como lo hemos estado siempre.

Pero recordad que hay que cuidar hasta el más mínimo detalle, que al fin y al cabo, es lo que nuestros niños y sus familias se merecen.

Yo me quedo con la sonrisa de esos 300 artistas, con la cara de nuestro maestro Miguel Villar viendo que su pueblo no lo olvida y con ese patio de butacas lleno de familiares aplaudiendo el esfuerzo que han hecho sus hijos e hijas.

Y me quedo con la satisfacción de que tanto a mis compañeros como a mí nos mereció la pena tanta lucha.

Seguiremos mimando nuestra ciudad y lo haremos como mejor sabemos hacerlo, BAILANDO.