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Fred Rogers (1928-2003), el protagonista de la segunda película que comento, fue en vida un hombre bueno, entrañable y empático. Su figura acabará por conmover al periodista que lo entrevista quien acaba resuelto a examinar su propia trayectoria vital; Fred lo ayudará a superar su escepticismo, le enseña a hablar de sus sentimientos y a valorar la bondad, el amor y el perdón. Y un tanto le puede ocurrir al espectador predispuesto que vea la película interpretada por Tom Hanks, Un amigo extraordinario, que es “película terapéutica” en toda regla. Y es que el Sr. Rogers más parece –y así debió ser- un cruce de psicoanalista y gurú Zen de los que salvan a quienes están a su alrededor. Tom Hanks lo encarna mimetizándose con el personaje. Igual ocurre con la película Forrest Gump, la otra cinta que comento, donde de nuevo Hanks hace de joven con buen corazón que sabe contagiar al espectador su buena onda.

Tom Hanks es ya un actor cumbre, pero es también un ejemplo de bonhomía, persona agradable y afectuosa, tanto en su vida personal, como en muchos de los papeles que ha interpretado en el cine. Además de las mencionadas películas hizo de abogado enfermo de VIH que se opone a ser discriminado en Philadelphia, 1993; sacrificado capitán de patrulla en Salvar al soldado Ryan, 1998; carcelero empático en La milla verde, 1999; desamparado en una isla desierta en Náufrago, 2000; o héroe en Capitán Phillips, 2013 y Sully, 2016.

Además de lo dicho, merece la pena que diga que uno de los más grandes psicólogos actuales, Albert Bandura (1925), que hizo su carrera en la Universidad de Stanford (EE.UU.), puso de manifiesto que las personas, adultos y niños, que ven, oyen y son partícipes del buen ejemplo y las buenas obras, tienden a imitar esos “modelos”. O sea, que la prosocialidad (la humanidad, la comprensión o la caridad) se contagian, de igual modo que se contagia la antisocialidad (la agresión o el rencor). Hablo de investigaciones muy sólidas en las que ahora no me puedo extender. Lo digo porque en estas películas de Hanks que ahora veremos, el actor hace papeles de hombre comprensivo y generoso, y ese visionado es muy saludable en este mundo donde abundan las películas de guerra y donde la sociedad es demasiado competitiva e inmisericorde. Viendo estas obras, salimos mejores de la sala de cine que cuando entramos.

FORREST GUMP (1994). Forrest Gump (Tom Hanks), desde pequeño tiene un poco de retraso mental. Pero debido a su tesón y a su buen corazón protagonizará sucesos y acontecimiento cruciales de su país, EE.UU., durante varias décadas. Y mientras por su vida pasan multitud de cosas, en su mente y en su corazón siempre está presente la bella Jenny (Robin Wright), su gran amor desde la niñez, que junto a su madre será la persona más importante en su vida.

Forrest tiene un apabullante sentido común, y aplica valores positivos y conceptos vitales sencillos que le permiten vivir todo tipo de peripecias, incluidas las más insospechadas, con éxito, afecto y reconocimiento. Forrest es adulto y niño a la vez. En el film, la simpleza revestida de ternura del protagonista domina el relato, de lo cual resulta una obra divertida, humana y por momentos conmovedora.

Fue una película de un éxito inmediato, éxito de taquilla y un icono desde su estreno, un producto de Hollywood escrupulosamente elaborado para conquistar corazones y hacer que más de uno soltase unas lágrimas en el visionado. A veces se ha dicho que este diseño tendencioso hollywoodiense para inundar corazones y lagrimales, es la única pega que puede tener esta comedia popular, imprescindible y de excelente factura. Pero en realidad, es una película llena de encanto y buen ejemplo.

Tiene además unos excelentes efectos digitales para la época, capítulos divertidísimos y un continuo torrente de hitos emocionales e iconográficos, que consiguen hacernos ver en los sucesos que acaecen a Forrest, la reciente historia de los Estados Unidos. Momentos que son, como dice el protagonista, como una caja de bombones, a veces amargos, en ocasiones dulces. Y esta fue una razón muy importante para explicar el éxito del film: su recorrido por los principales acontecimientos de la historia norteamericana reciente, con un Forrest-Hanks siempre presente.

Gran dirección de Robert Zemeckis, gran guion de Eric Roth (Novela: Winston Groom), y una música excelente de Alan Silvestri, junto a la magnífica fotografía de Don Burgess.

Por supuesto el reparto con un sembrado Tom Hanks es otro valor principalísimo, al cual acompaña un elenco de primer orden: Robin Wright, Gary Sinise, Mykelti Williamson o Sally Field, entre otros.

Es una película que cala muy hondo y despierta sentimientos intensos. Hay momentos de comedia y momentos de drama, comparte la profundidad y la madurez, con el desenfado y la inocencia, rebosa optimismo y pesimismo; pero por encima de cualquier cosa, la ternura impera en cada secuencia.

En suma, un clásico y una joya del séptimo arte, una de esas películas que no se olvidan, que siempre serán vigentes, y ante la cual se puede tanto reír como llorar, por ser una cinta muy especial.

Y como de esto va esta entrega, es un film que parece convertir a quienes la ven en mejores personas, que colabora en aras a un mundo mejor y en hacer la vida más bonita.

 

UN AMIGO EXTRAORDINARIO (2019). Al joven periodista Lloyd Vogel (en la realidad el periodista Tom Junod), le encargan que indague sobre la figura de Fred Rogers a través de una entrevista, entrevista que sirve de hilo conductor para llegar hasta el personaje del film.

En España apenas se conoce la figura de Rogers (1928-2003), pero en EE.UU. Fred fue una institución cultural; estrella de su propio show televisivo infantil durante tres décadas desde 1968, es considerado paradigma de dignidad, calidez y sabiduría. Un presentador de TV que manejaba marionetas, músico, fue ministro presbiteriano e incluso es considerado un notable educador. Creó el programa Mister Roger’s Neighborhood, que se emitió en la televisión pública estadounidense PSB (Public Broadcasting Service). Rogers fue todo un referente para la población americana.

La directora Marielle Heller (¿Podrás perdonarme alguna vez?, 2018) retrata la figura de Rogers tomando como base el artículo titulado, “Can you say… hero?”, publicado en 1998 en la revista Esquire, en el cual el periodista Tom Junod, un hombre hastiado y devastado por la muerte de su madre, relata su experiencia reveladora al conocer a Rogers; igualmente va exponiendo cómo, pese a su inicial recelo, consolidó una gran amistad con Fred; Junod declaró que su encuentro con Rogers cambió su perspectiva de la vida, viendo él mismo cómo poco a poco iba modificando su visión de la existencia y de sus relaciones familiares. Y es esta perspectiva de Junod, rebautizado en el film como Lloyd Vogel, la que cuenta la historia.

Excelente guion de Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster, bien trabado, con un tempo muy efectivo cara al espectador, que se siente rápidamente identificado con la figura y el carisma de Rogers.

Buena la música Nate Heller con canciones bonitas que arropan el relato, y muy elegante fotografía de Jody Lee Lipes; a lo que se une una buena puesta en escena de una obra ambientada a finales de los años 90.

Subraya la obra el contraste entre la gentileza y el afecto de Rogers, y el mundo crispado y violento en el que vivimos, para dejar evidencia de la importancia que tendría su figura en los tiempos que nos tocan. Heller huye de la santificación del personaje, rehúye igualmente del exceso de sensiblería, al tiempo que se da buena traza para balancear lo cómico y lo melancólico de un personaje encomiable y cordial.

En esta cinta Tom Hanks hace de nuevo el rol heroico y de guía moral que fue el mítico Rogers, un hombre que se echa sobre sus espaldas los sinsabores y problemas del prójimo. Hanks se mimetiza con el personaje, entre otras por su personalidad de actor revestido de honestidad; pero también por su maravillosa interpretación, muy meritoria, con primerísimos planos difíciles de aguantar salvo por un gran actor. Hanks clava el estilo de hablar delicado peculiar que tenía Fred Rogers.

Y junto a Hanks, en el rol de Vogel, Matthew Rhys se emplea a fondo para expresar esa mezcla de cinismo y vulnerabilidad que le valió fama como articulista de la revista Esquire; pero que acierta igualmente a interpretar su posterior reconversión tras sus visitas a Rogers, una vez caído del caballo y transmutado en persona afable y amorosa; un trabajo de gesto sutil e imponente turbación. Entre ambos actores hay una innegable química que contrarresta el esquematismo y la previsibilidad del arco narrativo.

Hanks junto al verdadero Rogers: ¡hasta se parecen!

Esta cinta no es un biopic sino más bien un sucinto homenaje para alguien verdaderamente extraordinario. Quienes estén interesados en profundizar en la figura y el gran influjo mediático del músico, presentador, educador y marionetista Fred Rogers, tendría que ver: ¿Quieres ser mi vecino?, de 2018, un conmovedor e inspirado documental.

Film que aborda y borda con un estilo directo y sin piruetas el choque entre la bondad, y el descreimiento y la acritud en el ser humano.

Más extenso en la revista de cine Encadenados.