
“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.
José Val del Omar (1904-1982) fue nacido en Granada; figura artística vinculada al cine, un hombre tratando de escapar de las limitaciones localistas y saludando el siglo XX con conciencia de universalidad. Val fue un «artista total»: fotógrafo, director de cine, poeta, inventor y vanguardista.
Val es una pieza cimera de nuestra cultura y un genio mal conocido. En estas líneas me propongo esbozar algunas ideas principales de su pensamiento y la invitación a visionar una parte al menos de su producción.

Sobre su historia y sobre su obra
Cuando era niño se entretenía ideando proyecciones a través de linternas mágicas. Estudió el Bachillerato en los Escolapios y bajo su cama de colegial ocultaba una lupa y una vela con las cuales ideó sus primeras proyecciones.
En 1921 sus diversiones infantiles cobraron sentido y se animó a abordar su primera película, rodada en 35mm titulada En un rincón de Andalucía, una película que le costó 30.000 “duros” y que filmó como director.
Cuando llegó la República, se alistó con García Lorca, Miguel Hernández, Alejandro Casona o María Zambrano en las denominadas Misiones Pedagógicas, caravanas culturales que en una furgoneta iban por las aldeas divulgando el arte y la cultura.
En este trabajo pudo presenciar la cara que ponían la gente al ver el cine por primera vez. El cineasta les proyectaba películas de Charlot y del Gato Félix, y en ocasiones filmaba sus rostros. Hizo 30 o 40 documentales; sólo uno se conserva. Precursor de los métodos audiovisuales en la educación.

Acabada la guerra, aceptó el encargo de emitir eslóganes propagandísticos, especie de pre-hilo musical. «Necesitábamos simplemente comer», confesaría.
Sáenz de Buruaga, le consideró «el prohombre que hubiera dado una señal distintiva de la historia de la cinematografía mundial». Pero la historia no fue generosa con Val.
En los años 70 Val enviudó y posteriormente instaló su último laboratorio. Pasó los años finales de su vida en ese laboratorio; el cine le quedaba pequeño y funda la “mecamística”, filosofía entre la mecánica y la mística, pues estaba influenciado por la Mística española de San Juan de la Cruz y otros.
Filmografía: El Tríptico elemental de España
Las nuevas técnicas del «sonido diafónico» y otras exploraciones en el campo sonoro, fueron aplicadas por Val en su obra maestra: el Tríptico elemental de España (1953-1962), tres cortometrajes que reflejan su visión poética y mística de la realidad española. Tríptico formado por:
AGUAESPEJO GRANADINO (1955). Primera parte del Tríptico realizado por José Val, corto, ensayo audiovisual de plástica lírica en 24’. Se presenta por vez primera el sonido diafónico (con altavoces situados en la zona trasera de la sala), patentado por Val en 1944. Este sonido «produce una reacción a las voces del interior que sube por la sangre manifestándose en la conciencia del espectador».
Fotografía en blanco y negro con algunos toques en color verde y centrado en la ciudad de Granada, sobre todo en como la arquitectura de la Alhambra, sus juegos de agua, junto a un ensayo poético muy original. Especial papel juegan los gitanos, el flamenco y García Lorca.

Ello a través de la experimentación audiovisual y una voz en "off" que lee un texto, junto a un registro de ruidos, texturas, luces y brillos. Conseguida sincronización de la voz, la música y las imágenes; bellos los planos en que el agua del chorro "baila" y se mueve al ritmo de la música flamenca, con congelación del plano. Poética centrada en las texturas de los objetos y en los valores plásticos.
FUEGO EN CASTILLA (1960). Obra subtitulada «ensayo sonámbulo en la noche de un mundo palpable», 20’, con la cita de Lorca: «En España todas las primaveras viene la muerte y levanta las cortinas». Rodada con cámara de 1926 y proyectores, espejos, lámparas y linternas: toda una obra pictórica y de ingeniería lumínica.
Luz parpadeante y sonidos sincopados dan vida a las imágenes del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, del francés Juan de Juni y del español Alonso de Berruguete, especie de thriller metafísico y espiritual.
Val hacía moverse las tallas en procesiones castellanas de Semana Santa. Escenas como las manos que se mueven (por efecto de la sombra), las máscaras en el agua, las dos caras en el Busto de Santa Ana y una mano que mueve ligeramente un dedo, caras que parecen gritar, un Cristo invertido o el rostro de la muerte.

Ensayo sonámbulo de TactilVisión, que fue un sistema original de Val, de iluminación por impulsos. El cual se aplica sobre las mencionadas imágenes religiosas. Un alucinante viaje por el Museo imaginero vallisoletano, donde vemos estatuas de santos y vírgenes estroboscópicas que parecen salidas de una tormenta, oscuros símbolos del pasado y un imaginario místico.
Según Val: «En el Páramo del Espanto y en la noche de un mundo palpable, una furia seca, enloquecida, ciega y ardiente, intenta cruzar de Occidente a Oriente, desde un vértigo fugado hacia el éxtasis».
ACARIÑO GALAICO (1961) 20’ (tierra, barro). Reconstruido y completado por Javier Codesal en 1995 para la Filmoteca de Andalucía, a partir del montaje y la sonorización que Val había pensado antes de morir. Las brumas de Santiago, el barro, el mar.
En estas películas, Val utiliza sus técnicas innovadoras para crear una experiencia sensorial y emocional. En Aguaespejo granadino sacó la imagen fuera de los límites de la pantalla. En Fuego en Castilla empleó el sonido diafónico para generar una atmósfera envolvente. Y en Acariño galaico propone la visión táctil como manera de percibir la realidad más allá de lo visual.
La obra de este cineasta y visionario dejó un legado único e irrepetible en la historia del cine español. Una obra genial con auténtica pasión por el arte y la comunicación. Val buscó la unión entre la técnica y la mística, entre la imagen y el sonido, entre el ojo y la mano. Pero sólo comenzó a valorarse poco antes de su muerte y hasta nuestros días.

Todo ello hace referencia a su poema. «Quiero verte en los lugares todos / buscar el agua del abismo, hermana, / morir de Dios por la descarga eléctrica / desquiciarme de amor, / soñar lo que se ama. / ¡Tonto! Dios está en ti / búscalo en tu cubo de basura. / Fisión y fusión, la misma cosa / mira a tu alrededor/ y descubre la apetencia eterna. / Ojalá que te ayude a saltar / fuera de nuestro yo, de nuestro día, de nuestro orden. / Ojalá que te ayude a respirar y arder / sin dejar rastro. / Ojalá tires / tu reloj al agua».
Val entendía que «las circunstancias que nos rodean en el espacio de los relojes nos impiden sentir el Tiempo». Tira tu reloj al agua, 2004, fue el título que eligió Eugenio Bonet en su película, para la reunión del material póstumo del cineasta.
Corto:
La «metamística» del cine en Val del Omar
En su importante faceta de inventor Val ideó un «objetivo de ángulo variable» (según lo llamó) para que la lente de la cámara imitara la versatilidad del ojo humano, es decir, inventó el zoom antes que nadie.
Y es que Val no entendía qué los granadinos que vivían en el Albaicín, la zona pobre entonces, no pudieran acceder a la Alhambra, así que inventó el zoom para acercarles al monumento.
Se anticipó al súper 16, investigó la diafonía (previa al estéreo), las pantallas grandes y cóncavas (antecedente del IMAX), la visión táctil, los efectos especiales y el desbordamiento panorámico. Incluso anhelaba integrar olores y sabores. Fue igualmente pionero de la realidad virtual.

En Cinestudio, nº 1, mayo 1961, se publicó este texto de Val titulado “Mecamística del cine”.
«El cine es, por encima de todo, linterna mágica. Linterna mágica que hoy tiende a utilizar la electrónica para teledistribuirse.
El técnico que vive lo mágico del cine, debe tener conciencia de su importante papel, debe tener conciencia de su responsabilidad.
El técnico anima y conecta un gran espectáculo de conversión, de sugestión, de encanto y de conquista. (…)
El espectador de cualquier edad nos abre la cuna de sus sueños para que depositemos el nuestro, para que le contagiemos nuestro goce, para que sensibilicemos su conciencia.
Yo denuncio como cosa casi inoperante la clasificación del público por sus edades.
Para mí todo el público es un gran niño enamorado de lo extraordinario. (…)
¿Os apercibís de que nos ha tocado, en la historia de la Humanidad, vivir la hora de la aceleración fantástica, de la automación electrónica, de la explosión de las comunicaciones humanas, la tremenda y vertiginosa idea de la unidad?».
Documento:
Manifiesto de la asociación creyentes del cinema
Val Del Omar expuso los motivos del manifiesto de la Asociación Creyentes del Cinema (Madrid, 1936) en los siguientes términos.
- POR INSTINTO. Yo quería fugarme del negro de los libros. Quería irme hacia la imagen luminosa. Como las mariposas son atraídas por la luz.
- PORQUE HE SENTIDO NECESARIO EXCITAR LA PROFUNDIDAD ESPAÑOLA. La sustancia, la estructura íntima, la frecuencia española bajo estratos postizos y barnices extraños.
- PORQUE CREO EN UN CINE ESPAÑOL DE CUNA DE FORMA Y DE FIN. Un cine consecuente con nuestra posición vertical, con nuestro meridiano, con nuestra latitud sobresaliente en los extremos de realismo y mística.
- PORQUE CREO EN LOS VALORES, ENERGÍAS Y VIRTUDES de todo desarrollo de abajo arriba y de dentro a fuera, en una tierra que es triple vértice de continentes y de fronteras entre Oriente y Occidente.
- PORQUE QUIERO HACER UN CINE DE IMÁGENES MOTORAS. Y de poesía motriz QUE MIRE A DIOS al encuadrar y perseguir a la energía.
- PORQUE HAY QUE HABLAR AL INSTINTO EN SU PROPIO LENGUAJE. Nadie escarmienta en cabeza ajena; y tenemos que hacer vivir a nuestros hermanos conmociones psíquicas que los enciendan con provecho.
- PORQUE EL DOCUMENTO DEL PROCESO BIOLÓGICO EMOTIVAMENTE SEGMENTADO POR EL POETA, CONSTITUYE LA COACCIÓN MENOS DAÑOSA, la influencia más apetecible, cuando se trata de sembrar una sana conciencia en el pueblo.

Muy conectado este manifiesto a su poema próximo a la mística española de San Juan y otros, Rendija de clarividencia:
Rendija de clarividencia
gracia visionaria
ozono de soledad cimera
principio y fin presentes sin secuencia
sin pies ni suelo
sincopado centelleo
flotante plástica ondulatoria.
(…)
«Suelo en ella no se halla» y su claridad nunca es esclarecida
«entreme donde no supe»
(…)
De extraña manera «mil vuelos crucé de un vuelo»
«mi alma está desasida y sobre sí levantada»
hervor de metaformas – intravisión de la esencia
(…)
«sin arrimo y con arrimo» – «sin luz y a oscuras viviendo»
bien sé yo donde aquella fuente está escondida
«aunque es de noche».
José Val del Omar
La resurrección de Val del Omar
En la última década ha habido más Val del Omar que nunca: retrospectivas en el Jeu de Paume de París o en el BAFICI de Buenos Aires, exposiciones como De Gutenberg a Faraday (Galería Max Estrella, 2018), documentos como el que prepara Pierre-Paul Puljiz en España, y su desembarco en 2022 en el Museum of Moving Image de Nueva York.
Esta recuperación de Val hace al fin justicia poética, pues no la tuvo, como declaró hace unos meses su yerno Sáenz de Buruaga, que, junto a Piluca Baquero, han sido bases en la «resurrección» del director.
Hoy, cineastas contemporáneos como la argentina Lucrecia Martel o el húngaro Lászlo Nemes, siguen la estela de Val en la búsqueda de un cine inmersivo y sensorial en el que el espectador «sienta» la película. Sáenz de Buruaga lo llama «arte total».
En 1961, en Cannes, el director recibía una «mención técnica» por «la puesta en práctica de sus particulares efectos de iluminación» en Fuego en Castilla. En Francia presentó otros tres de sus mayores inventos: el sonido diafónico, la visión táctil, que él llamaba «cubismo luminoso», y el «desbordamiento apanorámico de la imagen». Val creó un efecto de llamas que traspasaba la pantalla invadiendo el techo, las paredes y hasta el patio de butacas.
Desbordamiento de VAL DE OMAR se llamaba precisamente la primera gran exposición que se le dedicó en España a este cineasta, inventor, poeta, grafista y artista de difícil clasificación, que es ya figura de culto.
Esta exposición se hizo en 2010 en el Reina Sofía, donde está depositado todo su legado. «El apoyo de este museo fue decisivo para que se comenzara a revalorizar su obra», explica Javier Hontoria.

Para cerrar
Un genio para la posteridad. Y que se le recuerde. Este es el motivo de estas líneas, que sirvan para que algunos amantes al cine recuperen la obra y la memoria de un personaje tan genial.
Para muchos, la obra y la trayectoria de Val siguen siendo desconocidas a pesar de desarrollarse con continuidad durante más de seis décadas y ligarse a importantes acontecimientos de la cultura española de este siglo.
Pero hay todavía muchos misterios alrededor de nuestro personaje.
Más extenso en revista ENCADENADOS












