En una sociedad donde una gran parte de los jóvenes quieren ser influencers, o dedicarse a algo en lo que se gane mucho dinero con el mínimo esfuerzo, es de admirar a unos muchachos que con apenas veinte años llevan una vida casi monacal, con una disciplina militar, y a los que se les han inculcado unos valores impropios de esta época. Es plausible que el toreo sea el centro de sus vidas, aún a sabiendas de que llegar a ser matador de toros y funcionar en el escalafón está destinado a unos pocos elegidos. Por ello, mi admiración y respeto a los tres novilleros que hicieron el paseíllo en la tarde de ayer en la plaza de toros de El Puerto.
Comenzó muy bien la tarde con un Víctor Barroso desorejando a su primer novillo en una faena muy templada, con pasajes de toreo al natural muy despacio, y con firmeza en las acometidas de su oponente. Durante toda la faena procuró hacer las cosas con sentido y mostrando oficio y valentía. Meritorio fue el arranque de la faena de muleta, de hinojos, para poco a poco construir un relato que llegó al público y que, tras una estocada un poco caída y contraria le valieron las dos orejas.
En el cuarto de la tarde, un novillo con menos acometida y recorrido, Barroso estuvo por encima de él, no conformándose con las dos orejas que ya tenía en el esportón. El de La Cercada se quedaba corto, pero el novillero local supo sacar partido a lo poco que llevaba dentro el novillo. Mató de estocada y se le pidió con fuerza la oreja, que el presidente concedió.
Aarón Palacio llegaba a esta plaza con mucha ambición la cual mostró desde el principio. Estuvo muy en novillero durante toda la tarde, y calentó a los tendidos en una gran faena al quinto, quizás el mejor novillo del encierro. Sorprendió especialmente su toreo con la mano izquierda, con mucho temple y lentitud, y un valor extraordinario. Pudo redondear el triunfo si hubiese estado certero con los aceros en su primer novillo, otra faena que caló en el respetable y que el maño construyó con mucho oficio, mostrando sus credenciales y preparación para su próxima alternativa. Además, fue cogido al entrar a matar, pero por fortuna salió ileso. Un torero a tener en cuenta.
El Mene se presentaba también en esta plaza y no pudo unirse a sus compañeros camino de la puerta grande, porque el presidente de la corrida, inepto donde los haya, le negó una segunda oreja en el sexto que el público pidió con insistencia. En ambos novillos intentó torear muy despacio, consiguiéndolo por momentos, asentando las zapatillas en el albero, haciendo un toreo clásico y con buen gusto. Dejó una buena tarjeta y habrá que seguir la trayectoria de este novillero.
El doble rasero que mostró ayer el presidente de la corrida, el señor Carrero, fue sorprendente. Un filántropo orejero que se caracteriza por plegarse a las figuras, le negó la puerta grande a un chaval que debió cruzar el umbral de la puerta cincuenta y nueve del coso portuense. Porque en esta plaza hemos visto concesiones de trofeos infames, pero ayer tocaba el papel cínico de presidente duro, exquisito y exigente. Hoy, mañana y el próximo fin de semana, el pañuelo se posará en el balconcillo con facilidad, porque torean las figuras y Carrero ya ha demostrado sobradamente que no está capacitado para presidir corridas de toros. Debe ser que su asesor no le aconseja bien, o no le hace caso, o es que tampoco tiene idea de qué va esto. Eso pasa por sentar en los palcos a personas no cualificadas. Esperemos que el nuevo presidente, que por le menos ha nombrado de asesor a un profesional, ponga un poco de orden en ese palco que lleva años haciendo aguas.
FICHA DEL FESTEJO
Novillos de La Cercada. Bien presentados y de buen juego en general. Un cuarto de plaza.
VÍCTOR BARROSO: Estocada caída y contraria (dos orejas tras aviso); estocada (oreja)
AARÓN PALACIO: Estocada trasera y desprendida, y once descabellos (ovación y saludos tras dos avisos); estocada caída (dos orejas)
EL MENE: Estocada baja (ovación y saludos); estocada (oreja)