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Se han estrenado recientemente películas españolas con fuerte carga documental, sobre grupos rock, e incluso sobre la búsqueda de otras músicas en otros continentes.

Hoy me voy a referir a La estrella azul (2023), de J. Macipe; y Stay Homas, reciente mente premiada en los Goya de Granada. Y La banda que no debería existir (2024), de R. Balagué.

LA ESTRELLA AZUL (2023). Mauricio Aznar Müller, nacido en Zaragoza en 1964, fue poeta y músico liderando bandas diversas, un joven sensible y peligrosamente tentado por las adicciones. Tuvo sus momentos de gloria con canciones que pasaron a formar parte del acervo cultural del rock hecho en Aragón. Falleció en 2000 en Zaragoza por una sobredosis, una semana después del fallecimiento por suicidio de su hermano mayor, Pedro.

Mauricio comenzó su carrera en con la fundación del grupo Golden Zippers, años ’80, con un estilo rockero y música rockabilly. En 1983 crea Más Birras, grupo que con el tema Apuesta por el rock and roll se incluyó en el maxi single Al este del Moncayo y popularizado luego por Héroes del Silencio.

Pero hete aquí que Mauricio Aznar empezó a interesarse primero por el tango de Argentina y sobre todo por otras maneras de su folclore, lo cual, unido al fracaso de su último disco le llevó a disolver su grupo en 1993.

Entre 2020 y 2023 Javier Macipe dirige la película La Estrella Azul que se presentó en la 71ª edición del Festival de Cine de San Sebastián en septiembre de 2023, alzándose con el premio del Jurado Joven y el premio de la Cooperación Española.

La película de Macipe

Corrían los años noventa cuando Mauricio, rockero aragonés en horas bajas viaja por Latinoamérica para dejar atrás las drogas y un desengaño sentimental. Sigue buscando una estela musical y conoce a Don Carlos, un popular y admirado músico de Santiago del Estero que lo acoge.

Ópera prima del zaragozano Javier Macipe, que cuenta en su reparto con Pepe Lorente acompañado por Cuti Carabajal, Bruna Cusí, Marc Rodríguez y otros.

En esta época de profundas crisis personales, el viaje emprendido por Mauricio y su aterrizaje en tierras santiagueñas le abrió las puertas a otra manera de ver la música y la vida; una manera llana, popular, de amigos e incluso hermanos que le abren el corazón. Esta cinta es una ficción con tintes documentales para rendir homenaje a una figura olvidada de la música española.

La cinta se aproxima a una road movie que sigue al protagonista a lo largo de su itinerario, de sus encuentros con gente diversa y cercana a la vez. De cómo Mauricio se va encontrando a sí mismo poco a poco, a miles de kilómetros de su Aragón natal.

La trama relata muy bien y de manera entrañable a un Mauricio que va interiorizándo lo que es propio de la cultura de Santiago del Estero. La narración destila una perspicaz ironía, jugando con los elementos propiamente del documental.

Road movie

La película se alza sobre Mauricio para crear una historia diferente ya en Argentina, con nativos, mujeres, niños y adultos que han sembrado en el protagonista la semilla de cierta esperanza que en España había perdido.

El filme es sencillo: personas que beben vino, que ríen, mucho sonido, imágenes del paisaje, bailes folclóricos, el bonito taconeo de los varones y los hermosos y pausados giros de las mujeres.

Magnífico y creíble trabajo interpretativo de Pepe Lorente, que traslada al espectador la etapa vital del cantante con sus tristezas que le persiguieron, pero también de sus días felices cuando pensó que valía la pena vivir.

Todo ello transcurre en un entorno receptivo y cariñoso que envuelve con su música; pero también con el vino de la zona y la amistad de Carlos Carabajal, maestro para Mauricio.

Buscando la genuina identidad

En lo personal, este largometraje habla del sentido de la identidad, de las heridas que dejan profunda huella y que nos acompañan siempre: angustia, desaliento, soledad, y la necesidad de la memoria y de la amistad. También de la música como refugio y compañera de viaje.

Junto con los buenos amigos que conducen por el camino del amor a la vida, la música que se sucede y con la hermosura y a la vez un dolor que está en la recámara del protagonista, de lo cual habla también la trama.

Chacarera y nostalgia

La película acaba en Santiago con el actor protagonista mirando quién sabe dónde, cuyo personaje ya ha fallecido, pero que reaparece con su mirada perdida, como haciendo un repaso a cuanto ha sucedido. Mirada misteriosa.

La nostalgia como esfera que es siempre aledaña a las propias raíces, muy propia de este bello lugar. Carabajal llega a decir, que el santiagueño ya siente la añoranza de su tierra, antes de partir. Lo cual yo he oído decir muchas veces en esa bonita y calurosa geografía.

Calor que es más cuando nos referimos al ritmo por antonomasia de allá: la chacarera. De la cual se dice que “hace alegrar / A los viejos zapatear, los mudos la tralalean”.

Mauricio, con su decisión de peregrinar a la tierra del afecto natural, encontró, al menos por algún tiempo, el vivero de la felicidad y de lo genuino.

Más extenso en revista ENCADENADOS.

 

STAY HOMAS. LA BANDA QUE NO DEBERÍA EXISTIR (2024). Película que trata de música, pero a la vez, de los denominado Centennials, jóvenes nacidos a partir del 2000 y que han vivido bajo el amparo de los dispositivos móviles y las redes sociales como forma de vida.

La historia

En el momento álgido de la pandemia, confinados en una terraza del centro de Barcelona y casi por casualidad, nació el fenómeno musical de los Stay Homas (S.H.). El caso internacional del trío de músicos catalanes que lograron hacerse virales al colgar una nueva canción cada día en Istagram, durante el “encierro” forzoso, en 2020.

Es un documental entrañable que cuenta la historia del grupo formado por Rai Benet, Guillem Boltó y Klaus Stroink, tres muchachos que durante el COVID-19, viviendo los tres en el mismo apartamento, tuvieron la feliz idea de componer canciones multigénero, alegres y pegadizas, y compartirlas por las redes, que se propagaron rápidamente.

El documento arranca y continúa su camino desde la terraza donde se hicieron famosos hasta convertirse en una banda conocida en todo el país. Y como vamos a ver, acabarán firmando un contrato con una multinacional y saliendo de gira.

Su alcance fue tal que los tres miembros de S.H., llegaron a grabar temas en colaboración con artistas como Pablo Alborán, Sílvia Pérez Cruz o Machu Chao, y Michael Bublé compartió un cover de una de sus canciones más conocidas: Gotta be patient.

Éxito y sinsabores

Como toda historia de éxito centelleante, la de S.H. tiene una componente agridulce. N. Bolger, codirector del documental, los define como «tres hombres normales que no buscaron la fama y que han estado luchando contra ella». Tres jóvenes que se vieron en la cúspide, sin ser esa su intención.

De entre los pasos dados por el grupo para tratar de recuperar la normalidad inicial prepandémica, está, por ejemplo, que llegaron a romper un contrato con una discográfica importante como Sony Music, o que anunciaron una retirada indefinida a finales del 2023. Porque en un punto la cosa les vino grande y estresante.

«Homas nos ha dado y nos ha sacado mucha vida y después de la gira del año que viene nos despediremos de los grandes escenarios», anunciaban en noviembre en Instagram.

Uno de los capítulos en los que profundiza el documental son los comentarios negativos e hirientes sobre el grupo. El grupo tuvo que hacer frente, paralelamente a sus triunfos, a sentirse mal, unas veces porque decían que habían abandonado su origen de grupo de terraza, o porque cantaban en catalán, o en español, o en inglés, etc.: de cualquier cosa se hacían críticas.

El filme, a nivel narrativo, explora más la alegría que el conflicto. Pero para hacer un documental importante, el viaje necesita caída. Y en este filme sobrevuela la pregunta sobre cuándo empezó la espontaneidad y la frescura y cuándo terminó. Hay una frase clave: «Si parece que no somos músicos… Mejor».

Dirección, guion y acceso a la intimidad del grupo

En la dirección, Ramón Balagué, Nick Bolger y Oriol Gispert, conducidos por un guion de Balagué, Bolger, Gispert y David Casademunt, un relato que nos cautiva y nos hace seguir la historia con interés y buen ánimo, pues la simpatía de la historia lo merece.

Los tres directores de la cinta se pusieron en contacto con S.H. durante la pandemia casi por casualidad y les propusieron, a la vez que les convencieron, de hacer un documental.

El estilo alborozado y fresco de S.H. fue aceptado por un tiempo, pero a algunos les acabó resultando indigesto. Mil asuntos servían de pretexto para atizar. «Es muy representativo de la sociedad en la que vivimos, en la que haces algo y todo el mundo opina en redes, para bien o para mal. Queríamos retratar cómo vivieron ellos los comentarios de los haters».

Los responsables de la cinta tuvieron acceso especial a momentos muy íntimos de la banda. «Hay un momento en el que se dan cuenta de que no quieren ser el grupo de la terraza, pero a su vez es su identidad, y esta lucha contra el origen hace que pasen cosas, que es lo interesante de cualquier película», opina Gisbert, el cual subraya el trabajo sensacional de la directora de fotografía Camille Irrgang, también centennial, lo cual allanó el camino para capturar los momentos más reservados.

Hay en este trabajo un relato humano intenso, que refleja en sus temas las sensaciones compartidas que dejó el encierro y el compromiso de deshacerse de ellas. Lo cual deviene historia fascinante y a la vez amable.

No hay desencuentros entre los tres jóvenes, son empáticos, simpáticos también, sin historias de adicciones, no hay malos rollos o desencuentros con los productores, ni líos sexuales de pareja, de amistad o de dinero. Se cuenta cómo gestionaron su éxito, y más…

Lo más duro que vemos es la caída de Rai Benet, agotado por el trajín de la banda y consecuencia de todo el esfuerzo del éxito, un éxito que vino como una ola en el mar bravío.

Al final, el documental deja caer que la banda debía existir, que sus canciones hacen bien a muchos, pero que tal vez su carrera artística tendría que haber desoído gurús y terceros “consejeros”. Ahora luchan, a su manera centennial, para huir de un origen que los lastra.

Revista ENCADENADOS.