Con el calor desde primeras horas de la mañana me siento en mi sitio favorito, el Bigotes a mi lado, como siempre, tratando de sacarme de mis casillas. El tema de hoy que lo trae preocupado es la política. Ya no puede dar manotazos a los diarios, ahora tiene móvil y lee el Facebook, con el gran problema que ello supone, pues se enfatizan noticias ya comentadas de forma subjetiva, con la visión de la persona, y desvirtuando la información.

Lo que le altera no puede ser manipulado, ni retorcido, ya que una subida de sueldo es una subida de sueldo, y eso poca opinión malintencionada merece. Su indignación le lleva a comentarios que me parecen desfasados, sobre todo porque desde hace bastante tiempo, da igual el partido que sea, lo primero que se hace al llegar o al renovar es ajustar los sueldos, vamos a denominarlo de esa forma.

Lo hace el PP y lo hace el PSOE, y no menciono a otros porque jamás gobiernan con suficiente poder para tomar la medida, pero bien que aceptan cuando entrar a formar parte de los pactos, y bien que critican cuando no les toca a ellos la subida. Con el tiempo he aprendido a filtrar las noticias, a leerlas sin apasionamiento, y sobre todo evitando el titular, que trata, sobre todo, de enfocar la atención en lo más llamativo, pudiéndose contradecir con lo que la noticia desarrolla.

Mi amigo se queda con el titular, y a veces con el comentario que encabeza, comenzado sus frases como lo hace el que la publica, poniendo de sinvergüenzas a todo ser humano. Naturalmente la medida siempre es impopular, y normalmente la misma se pone en la palestra por la oposición.

Analice el asunto, busque en otros municipios, gobernados por distintos partidos, han pasado de 41.000 euros, mas o menos a casi 66.000 euros, los concejales de esa localidad cobran alrededor de 4500 euros mensuales. Otro caso curioso es como al menos hasta la anterior legislatura, un concejal de la oposición, por ser portavoz, cobraba lo mismo que un concejal con dedicación exclusiva, algo curioso.

En fin, lo normal es que nos duela a cada uno lo suyo, pero no deja de ser curioso que en localidades cercanas se de el mismo fenómeno, pero con siglas distintas. Si debo resumir, lo más curioso de todo es cómo la política se ha convertido en un carrera lucrativa donde no es necesario acreditar ninguna titulación, y que reporta mayores beneficios por ejercer una peculiares aptitudes. Pero recordemos que esa situación afecta a todos y todas las formaciones, independientemente de la honestidad o buen hacer que se desarrolle en la gestión.