Ignacio Rodríguez.- Si hay algo en estos últimos años que llama la atención puede ser que algo le pasa a El Puerto de Santa María.

Una ciudad donde la desidia y el polvo en las fachadas de nuestras casas adornaban toda la ciudad.

Una ciudad paralizada y en coma, donde nadie trabajaba  por las necesidades de los vecinos, ni tenía esperanza de volver a ser la ciudad que fue.



Fincas casi derrumbadas, fiestas por toda la provincia que pasaban de largo, inversiones que no llegaban y el ciudadano cansado de tantas promesas incumplidas. Tras los primeros meses de gobierno donde Germán Beardo viró el timón, nos llegó la famosa pandemia.

Y no solo se remangó, si no que se puso a trabajar desde dentro para defender una ciudad que estaba en la UCI,  poniéndose el mono de trabajo, repartiendo comidas, productos de primera necesidad y estando al frente de todo lo que necesitaran los portuenses. No se quedó en casa.

Dos años que robó la pandemia y que nos hicieron llorar. Pero no dejó ni una de las promesas de su campaña, y puso motor y claridad entre tantos papeles a montados y atrasados en los despachos municipales.

Nuevos proyectos con El Puerto siempre mirando hacia el río y una nueva pasarela.

Ordenó más ayudas sociales para las familias necesitadas, dotándola de presupuesto para cesta de la compra, y paralizó los cortes de suministros durante periodo de pandemia. Puso todo de sí para defender empresas, negocios, autónomos, y emprendedores.

Luchó por los Juzgados en el centro para que recupere más vida; planificó la construcción del paseo amable, creando un modelo de ciudad que se une con el río hasta el casco histórico; lideró el mayor contrato de mantenimiento urbano de la historia de la ciudad, tras un abandono de décadas.

Por fin urbanizó los terrenos e inauguró el centro de salud Ángel Salvatierra; desplegó la red de parques Infantiles en diferentes localizaciones de la ciudad y restauró  algunos antiguos como el parque Calderón.

Logró crear un ecosistema amigable para inversores en el casco histórico con la aprobación del plan urbanístico que nadie antes puso en marcha: Constructoras, particulares, inversores se acercan a nuestra ciudad para recuperar las fincas abandonadas y construir viviendas porque saben que El Puerto es una ciudad de oportunidades y calidad de vida.

El alcalde Germán Beardo visitando las obras en Pozos Dulces meses atrás.

Peleó sin descanso por generar empleo en nuestros polígonos, Bayport, Blaublok, Amazon o Seur, han elegido a El Puerto inyectando economía a la ciudad no solo construyendo sus centros logísticos e industriales, sino contrabando a portuenses en sus plantillas y dando estabilidad laboral para vivir de una industria donde el puerto tenía una tarea pendiente y desaprovechada.

La nueva entrada de la ciudad, un pensamiento común y extendido, el desaguisado del tripartito de David de la Encina y de la entrada de El Puerto, que llevaba casi una década  impidiendo tener una imagen digna de nuestro Puerto.

El tripartito socialcomunista del Sr. De la Encina y Botella y demás concejales del tripartito que no han dejado pasar la pelota paralizando obras antes, y pidiendo explicaciones ahora a los que no tienen culpa, queriendo responsabilizar a los demás de su nefasta gestión por intereses electorales, y de lo cual tendrán que rendir cuentas en los tribunales por sus decisiones electoralistas y su "No a los parkings".

Obras en la Bajamar por el Paseo Fluvial.

Promoción de la ciudad, de la marca El Puerto. Con la vuelta a la normalidad y las cosas bien hechas, volvemos a ser referente, atrayendo a turistas de todas partes de España y del mundo, con los mejores conciertos y eventos, o poniendo de nuevo en alza la temporada taurina de nuestra ciudad, esa que algún año dejó el PSOE sin actividad ninguna.

Una pincelada de tantas y tantas cosas que siguen haciéndonos crecer como ciudad. El Puerto es calidad de vida, de empleo, de riqueza patrimonial y de cultura. ¡El Puerto Avanza!