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Batman (hombre murciélago) es un héroe de cómic creado por los estadounidenses Bob Kane y Bill Finger, propiedad de DC Comics. Apareció por primera vez en la historia titulada «El caso del sindicato químico», de la revista Detective Comics N.º 27, lanzada por la editorial National Publications el 30 de marzo de 1939.

Pero para mí, Batman es un TBO que, a lo que alcanza mi memoria, me lleva a los años 60, un personaje que es la identidad secreta de Bruce Wayne, un tipo rico, atractivo y que se dedica a trabajar por las personas, sobre todos por las que tienen dificultades, lo cual, como buen filántropo, hace de manera desinteresada; y a su lado, Robin.

A diferencia de los superhéroes, no tiene superpoderes, recurriendo sobre todo su inteligencia y a aplicaciones científicas y tecnológicas como su traje, coches supersónicos y otros, a modo de armas y herramientas con las cuales lleva a cabo sus actividades bienhechoras.

Presenció el asesinato de sus padres de niño, lo cual lo marca para siempre, y lo habrá de conducir a entrenarse en la perfección física e intelectual, para colocarse un disfraz de murciélago que lo hace invencible y combatir así el crimen.

Es muy difícil hacer una guía de las versiones cinematográficas de Batman, pues son muchas. Desde los años 60 ya hay un: “Batman: La película”, primera en acción real de nuestro héroe, de Adam West. Le siguen Ben Affleck (“La Liga de la Justicia de Zack Snyder” o “The Flash”); un Batman mayor (Michael Keaton). Y esto es solo por lo que respecta al Universo Extendido de DC Comics, que no incluye la trilogía del director Matt Reeves, protagonizada por Robert Pattinson.

En la entrega de hoy referiré el exitoso estreno The Batman (2022), de R. Pattison; seguiré con, Batman Begins (2005), de C. Nolan; y finalmente, Batman (1989), de T. Burton.

Pattison hace un Batman existencial y lúgubre. La versión de Nolan habita en las inseguridades de un mundo bajo la amenaza silenciosa del terrorismo global. Y el de Burton habla la lengua gótica del optimismo pop de final de los años 80 del siglo pasado.

THE BATMAN (2022). En esta obra Robert Pattinson está superlativo en el papel de Batman, reflexivo, audaz y creíble. Una película predominantemente oscura que mantiene la atención y el interés los 175 minutos que dura.

Es una cinta ebria de sí misma, pausada por comparación a otras del género (aunque esta no sea muy de súper héroes); que duda en las encrucijadas, pero que resulta irresistible. Deviene todo ello en soberbio espectáculo al anochecer y desesperadamente fiel a la vocación suicidal de un héroe recto pero melancólico.

Matt Reeves dibuja a un Batman plegado en todas sus inseguridades, vuelto sobre sus reflexiones y tormentos interiores, sin más objetivo que pelear por el orden y la justicia en la ciudad que habita junto a su tutor y preceptor. Gothan, una metrópoli corrompida por magnates desmedidos, mafias de toda índole, policías corruptos y jueces excesivos. Y por supuesto, el más cruel villano de todos: un magnífico Paul Reeves encarnando a Enigma.

No falta la heroína Catwoman interpretada por una Zoë Kravitz aérea, adorable y bonita. Está también la sabia torpeza del detective Jeffrey Wright; el irreconocible Pingüino Colin Farrell; o la música a la vez melancólica y rugosa de Michael Giacchino (y de Nirvana).

Juegan los guionistas Reeves y Peter Craig a ser Seven (1995), de David Fincher, pues hay mucho pecado capital y de toda índole en la sociedad descarnada y decadente por donde se mueve este Batman. Ciudad que asemeja a la Sodoma bíblica del vicio, la avidez excesiva de riqueza, la crueldad y el apego a las propiedades materiales, la falta de compasión, la injuria y la perversión.

Un thriller que no tiene límite y una película prácticamente sin argumento, pues la trama es una excusa para ver cómo llueve sobre Gotham, llueve cual diluvio sanador sobre cuanto aparece; y llueve sobre la misma lluvia.

Tenebrosa fotografía con las luces apagadas de Greig Fraser, un diseño de producción firmado por James Chinlund (El amanecer del planeta de los simios), todo ello guiando al espectador por un laberinto absorbente y fatal.

Ya no están los escenarios habituales (la cueva o su otra vida como el rico Bruce Wayne), sino que el objetivo se centra una ciudad tremebunda llena de pandemias, guerras donde no faltan los ultranacionalistas, cambios climáticos inevitables y definitivos, y una redundante crisis que augura malos tiempos (“para la lírica”). Esto es, repito, el Gothan con el que os encontraréis si vais a visionar esta peli.

Las escenas de acción parecen ejercicios rítmicos de una danza perturbadora y sonámbula. El amor no es tal, apenas un casto beso y al final la separación de la pareja protagonista. Y es una película que hace gala de grandeza hasta decir basta. Parece que este brillante Reeves lo quería todo y a fe que ha conseguido una magna obra.

El resultado es, al decir de Martínez: “una descomunal negación, una contradicción feliz: Esto no es una película de Batman”. The Batman (con el artículo determinado), concluye en un deslumbrante y extraordinario espectáculo, en una larga y oscura noche. Una obra grande de la actual cinematografía, esplendida hasta en sus defectos, visualmente apabullante, fulmina las reglas del “blockbuster” convencional.

 

BATMAN BEGINS (2005). Película de Cristopher Nolan sobre los orígenes de nuestro héroe (Christian Bale) y los motivos que lo convirtieron en el representante del Bien en la ciudad de Gotham. Es una obra que profundiza hasta las últimas consecuencias en la psicología de sus personajes.

Bruce Wayne vive obsesionado con el recuerdo de sus padres asesinados a tiros en su presencia. Desolado por el dolor se fue de Gotham y recorrió el mundo hasta encontrar un singular y fiel sirviente, Alfred (Michael Caine), que lo adiestra en disciplinas físicas y mentales. Ello le servirá para combatir el Mal. Aunque la poderosa liga de las Sombras dirigida por el enigmático Ra's Al Ghul, pretenda reclutarlo.

Cuando Bruce vuelve a Gotham, se encuentra una metrópoli bajo el yugo de la corrupción y el crimen. Con la ayuda de su mayordomo (Michael Caine extraordinario), del detective de Jim Gordon y de Lucius Fox, Wayne libera a su alter ego, Batman, todo un justiciero que utiliza la fuerza, la pericia y la alta tecnología para luchar contra las fuerzas siniestras que amenazan destruir la ciudad.

El filme penetra en las profundidades oscuras y problemáticas de la leyenda Batman, creando un superhéroe que, aunque no es plausible, sí es persuasivo como hombre impulsado a vestirse como un murciélago y convertirse en un héroe en aras a hacer justicia.

La película cuenta del primer Batman su tradición original de cómic, pero explora también el camino tortuoso que llevó a Bruce Wayne desde una infancia sin padres, a una existencia adulta sin amigos.

Los 50 primeros minutos del filme que ilustran el origen del protagonista, el niño que hereda un imperio empresarial que termina convirtiéndose en el azote de los villanos, son magníficos.

Incluso quien no sea fanático de los cómics sabrá captar la esencia de un ídolo apasionante y de una película con un ideario muy actual, con unos malvados (parecen terroristas islámicos) que resultan más peligrosos y menos infantiles que otras entregas.

En esta cinta todo es humanamente magnífico y más que el superhéroe, resaltan los fondos de un espectacular Gotham y las personalidades de los secundarios. En este punto hay que referir las bondades del reparto, grandes actores capaces de lo mejor, imponiéndose incluso al héroe. Michael Caine está prodigioso como mayordomo, chispeante de gracia y estilo. Un par de apariciones geniales de Morgan Freeman y Gary Oldman. Y completa el cuarteto un espléndido Liam Neeson. En cuanto a Batman, lo borda Christian Bale, que aparece con excelente traza, tanto en los cueros de Batman, como con el batín del pijales Bruce.

Nolan ve en Batman a un hombre acomplejado y taciturno que purga sus penas, a la vez que hace de vigilante de la gran ciudad. Ello en una película que pone el énfasis en la historia y en los personajes, y menos acento en la acción con efectos especiales y alta tecnología. Una obra que funciona espectacularmente, además de servir de entretenimiento.

 

BATMAN (1989). Cinta de Tim Burton basada en el cómic homónimo, de nuevo la peligrosa ciudad de Gotham y la inquietante certeza de estar “protegida” por un corrupto cuerpo de policía.

Más allá de los esfuerzos del fiscal del distrito Harvey Dent y el comisionado de policía Jim Gordon, la ciudad es cada día más insegura, con una ola de crímenes y asesinatos orquestados por el villano (Jack Nicholson).

Hay que frenar la escalada y entonces aparece Batman, el Señor de la Noche (Michael Keaton). La periodista Vicky Vale (Kim Basinger), intentará descubrir el secreto del extraño murciélago.

En esta peli el Joker de Nicholson es la figura más potente, en impacto y tiempo de pantalla (tiene un par de momentos de inspiración gloriosos, aunque tal vez no tantos como cabía esperar).

Batman y Bruce Wayne encarnados por Keaton son en exceso parcos e impenetrables. La Basinger es Vicky Vale, una famosa fotógrafa dedicada a seguir la ola de crímenes de Gotham City. Y aunque ella y Wayne mantienen un noviazgo y Batman la rescata de una muerte segura más de una vez, no hay química entre ambos, amén de poco erotismo.

La música de Danny Elfman, canciones de Prince, intercalada con clásicos, se une muy bien a las imágenes. Y es notable la fotografía de Roger Pratt.

Como dice Palomo: "Un filme regocijante y barroco que, pese a todo, inserta en una superproducción comercial una mirada a la cara turbia del héroe".