Estaba deseando que llegaran estas fechas, como todas, y me habían comentado lo distinto que me parecería el Carnaval.

Para mí, allá en mi norte, el Carnaval era fastuoso y elegante, y en mi barrio, canalla y grosero. Era para mí una mezcla irrespetuosa de diversión, y brocados dorados, mascaras, besos, alegría. No podía imaginar lo que me enseñaron por el ordenador. Vi imágenes de las calles de Cádiz, de las calles de El Puerto, de todo, de las letras, algunas de las cuales no comprendía, pero que siempre me sacaban una sonrisa. La actual situación me privaría de parte de esto, pero confiaba en que algo, algún retazo de esa alegría me llegaría en alguna de sus formas.

Como ya ocurría en Navidad, confié en “Calleja” y sus conejos en la Chistera para inventarse algo, y por ello, cuando vi lo primero, lo de las reinas de las fiestas, “coquineras”, y su asociación, confié en pasar unos Carnavales de pandemia en la medida de lo posible.



Como era natural, de un señor que tiene a su cargo las fiestas lo menos que se podía esperar es que dentro de los duros tiempos al menos se preocupara de sus eventos. Por ello, cuando leí en Facebook los comentarios de alguna personas, algunos llegando a la mofa personal y al insulto, no entendí bien a este pueblo.

Llegaba el Carnaval, en tiempos convulsos y difíciles, para algunos serían los carnavales más tristes de su vida, pero para otros muchos, sería un momento de mirar al mal a la cara y decirle que la vida sigue, y a un responsable de las fiestas lo menos que se le puede pedir es que haga su trabajo.

Mi amigo el Bigotes sigue enseñándome videos y poniéndome audios, de un tal Selu de Cádiz, de un Canijo, y de, para él los mejores, sus ídolos, Los Majaras y los Gitanos. Será mi primer Carnaval, mi primer año intentando comprender el doble sentido de esas rimas, y dentro de estos tiempos, solo espero que no me defraude el Sr. de los bolsos. Aunque sé que lo tiene difícil pues seguro que muchos tirarán de que la tercera ola es su culpa, pero que yo sepa, en mi pueblo, allá en la Italia, están mucho peor, y no tienen ni idea de mi navidad. Buon Carnevale. Arrivederci Puerto.

Sobre el autor: Paolo Vertemati representa a un personaje ficticio, un extranjero que ha venido a El Puerto de Santa María, y a través de sus capítulos narra a modo novelesco sus sensaciones y experiencias con las tradiciones y la propia idiosincrasia del lugar, con historias entre reales e imaginarias. [Lee aquí los anteriores capítulos]