No ha pasado mucho tiempo, pero aún resuenan las risas de algunos que sintieron mi sueño, el sueño de una noche de verano en la que me dejaba llevar por las olas, esas olas que, bailando con las notas de un piano, llenaban las frescas noches de mi paz en la antigua batería.

En mi sueño, no tan lejano, miraba el futuro mirador como un centro de ocio, donde cenar o tomarse una copa dieran años de vida a aquellas ruinas casi olvidadas. Sin importar el color, en cualquier otra localidad hubiesen hecho de aquellas piedras un potencial reclamo turístico.

De mi sueño, como siempre, desperté casi en pesadilla, obviando comentar el trágico final. Para unos, la explotación intolerable de nuestro patrimonio no tenía cabida. Para otros, seguro que serviría para conceder la explotación a personas afines. Otros se lamentarían de que los fondos no se destinen a cualquier otra cosa que no sea esa u otra para la que se destinaran. Y así, como en una historia interminable, la vieja batería se seguirá desmoronando.



Sucumbiendo bajo los olvidados acordes de los sueños, sepultando sus parapetos en un mar de olvidados proyectos que jamás verán su luz. Ahora, puesta de nuevo en la mesa, se pide, se ofrece, se comenta… se usa como si de un hallazgo sin precedentes se tratase. Y siendo, como lo es, parte de un cuerpo… acabará como siempre, porque El Puerto, como no suele ocurrir en otros lugares es como un cuerpo enfermo. Es un cuerpo intoxicado de Polimijitis aguda. Enfermedad muy del siglo XX y XXI que enfrenta a todos los órganos del cuerpo, tanto internos como externos, impidiendo que el mismo avance en una busca de su destrucción total; entre sus síntomas más destacados, el que impide el movimiento, obligando a la pierna derecha a querer avanzar igual que la izquierda, y poniéndose zancadillas unas a otras. La sangre, enfrentada entre sí, lucha desesperadamente porque no se llegue a ningún órgano, buscando la putrefacción de los órganos vitales…

Hoy he visto mi sueño, me he sentado en la terraza mirando a la bahía mientras sonaban los acordes de las olas, y en mi sueño he dejado mi mente al vacío político, en un intento de que una cura milagrosa sane un Puerto en donde la Polimijitis aguda es cada día más intensa y cruel.