Durante el final del siglo XIX y todo el XX vieron sucederse los “ismos” en fascinante laberinto o espesura. Unos cuantos -ismos en plan bombardeo: romanticismo, expresionismo, capitalismo, nihilismo, comunismo, fascismo, expresionismo, surrealismo, modernismo, etc. Y es que todo vocablo terminado con dicho sufijo denota una doctrina, sistema o partido.

Actualmente, con el auge de los localismos, hay individuos que sienten un excesivo afecto al lugar en donde se nace y ejercen una auténtica defensa de los valores y de la identidad de su tierra. En nuestra localidad, hay gente a quien le puede El Puerto, y hay otra que lo aborrece cada día más. También la hay que ni fu ni fa, obviamente. Pero si sucede que uno se queda ensimismado contemplando la belleza del paisaje y muere por la ciudad, entonces se dice que profesa el ‘portuensismo’ o amor exacerbado por este rincón de la Bahía. Puede que alguno no llegue a ningún lado con ello, más aún cuando no se hace nada en pro del desarrollo, y puede que otro logre llegar incluso hasta ser alcalde; y si ese alguien, en su momento, tiene partidarios por sus ideas, es posible que también tenga críticos y tanto unos como otros se mantendrán a lo largo de los años que duren ese tipo de personas.

Un ejemplo: recientemente se celebró una festividad que probablemente sea el acto más presuntuoso en honor a La Señora jamás visto en la ciudad. “Organiza un día de la Patrona espectacular engalanando la plaza del templo mayor y las calles como nunca y tendrás asegurado el voto”, le dijo uno al otro. Y es que ya se sabe que, aparte del fútbol, la Iglesia es la única institución capaz de mover masas y movilizar a los pueblos al gusto de cada uno. Pues bien, tanto los acólitos como los que no lo son forman ambos gentes muy de El Puerto y quieren lo mejor para que la ciudad prospere.

Dentro de “x” años, cuando se termine de construir el parking de Pozos Dulces, éste seguirá teniendo seguidores y detractores y así hasta el final de los tiempos ¿Quiere decir eso que los partidarios de cualquier acción de gobierno son muy portuenses y los críticos no? En absoluto, los dos tienen el mismo derecho de presumir de portuensismo.

Ser portuense significa cuidar de su tierra, respetar a sus paisanos y tener espíritu crítico a sabiendas de que una vez estaremos acertados y otras equivocados en nuestros gustos y nuestras opiniones. Nada más. Nadie nos obliga -ni nos debe obligar- a que nos gusten forzosamente ni su pasión ni sus golpes de pecho. Ni sus “afotos”.