
“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.
Ya he escrito anteriormente en estas páginas sobre este tipo de comedias propias de los años 30 y 40 del pasado siglo denominadas Screwball. Esta es una segunda parte.
Este subgénero tomó su nombre del béisbol, de un jugador llamado Fred Goldsmith que conseguía dar a la bola un efecto raro o “bola de tornillo”, lo cual rompía la dirección prevista del disparo y a cuyo lanzamiento se llamó “screwball”. De manera parecida, este tipo de comedias tiene mucho de improviso y “peligroso”.
Comedias disparatadas, especie de farsas románticas de diálogo rápido que fusionaban la tontería con la sofisticación en las maneras, y la crítica.

La comedia screwball necesitaba un momento y un lugar. Era la época de la Gran Depresión, cuando, el público necesitaba escapar a mundos más ostentosos. El lugar era Hollywood, con una industria que se acostumbró pronto al cine sonoro, encontrando una generación de guionistas (gente del teatro neoyorquino o autores europeos) que aprovecharían la oportunidad para introducir un lenguaje ingenioso en las películas.
Sus guiones solían incluir batallas de sexos, o lo que el crítico Stanley Cavell llamó «comedias de segundas nupcias», con hombres desventurados a menudo atrapados en los torbellinos de mujeres enérgicas.
Las circunstancias, la coincidencia, la fortuna y la desgracia se juegan sus cartas con una lógica, un ingenio y una ligereza pocas veces vistos desde las comedias de Shakespeare.
Solían ambientarse en la costa este de Estados Unidos o en el medio oeste. Pero Florida fue un lugar frecuente, generalmente con cazafortunas avizor. Y más de una comedia disparatada clásica se ambienta en Connecticut o Vermont.
LUNA NUEVA (1940). Es sin duda una de las mejores comedias de la historia del cine, dirigida por el maestro Howard Hawks y protagonizada por un Cary Grant y una Rosalind Russell que se salen, en los papeles principales.
Es una adaptación de la obra de teatro “Primera plana” (sería llevada al cine otra versión en 1974 por Billy Wilder), que narra las peripecias de una pareja de periodistas que se ven envueltos en un caso de corrupción política y judicial.
La película tiene un ritmo frenético, diálogos ingeniosos y ágiles, de vértigo, con respuestas afiladas, tono cínico y satírico, todo a mil por hora, magníficas interpretaciones (Grant virtuoso con una técnica superlativa aplicada a un material difícil de seguir) y todo el sainete imaginable.


“Screwball comedy”, que combina el humor con el romance y la crítica social, resaltando su capacidad para pisotear la labor de los periodistas y de los políticos, amén de algunos otros, pues nadie sale indemne.



En la historia, David Huxley (Grant) es un joven tímido y paleontólogo metido de lleno en la reconstrucción del esqueleto de un brontosaurio. A punto de casarse con su aburrida novia, colega suya, conoce a la millonaria y mecenas Susan Vance (Hepburn), que es una mujer rica y divertida que lo irá envolviendo poco a poco.
David y Susan aparentemente se repelen, a la vez que pasan toda la película juntos, soportándose, odiándose, ocurriendo todo tipo de situaciones disparatadas, para llegar a un desenlace feliz de amor.


Obra maestra con un insuperable guion de ingeniosos diálogos y escenas graciosas sin fin, gags hilarantes que aciertan a transformar las circunstancias cotidianas en un alegre y divertido juego de sentimientos recíprocos, con una precisión que lleva las escenas al milímetro.
Estupenda música de Roy Webb, fotografía de Russell Metty (B&W), montaje perfecto y el beneficio de una gran agilidad de Hawks y el notable encanto de sus dos jóvenes protagonistas: Hepburn y Grant.
Comedia desquiciada y definida por sus excéntricos personajes, situaciones nada convencionales, bufonadas, contratiempos, química sexual y ágiles réplicas en esta histórica broma.


La cosa es que convence a su jefe Oliver Stone (estupendo Walter Connolly), para que lo deje ampliar la noticia de un envenenamiento por radio que se dice sufrió una mujer de Warsaw, en Vermont, una joven de nombre Hazel Flagg (sensacional Carole Lombard).
Para sacar provecho del caso, la chica, en connivencia con su médico, un borrachín encarnado por Charles Winninger, se deja llevar a Nueva York, más que nada plan paseo turístico, acompañada de Wallace. Tras divulgar su caso para despertar la sensibilidad y la pena de la gente, una sorpresa les aguarda.
En una fiesta en su honor, Hazel-Lombard suelta un hipo inestimable, y más... Mientras, la joven disfruta de una irregular fama, de la mano del F. March, y beben champán para vivir un poco antes de morir envenenada por el radio.


Borracha de champán, Lombard saluda el brindis con un eructo apoteósico, para luego caer al suelo borracha como una cuba.
Pero con la resaca se reaviva en ella una creciente culpa por no estar realmente muriendo: simplemente dejó que un diagnóstico erróneo le sirviera como artimaña para escapar de su pueblo a Nueva York.
Esto es Hollywood en 1937, criticando con alegría a una sociedad por demás piadosa y sensiblera, que se sube rápidamente al carro del sentimentalismo. Por eso, este clásico de William Wellman es cínico respecto a las manipulaciones de la prensa sensacionalista (para quien March es una figura decorativa sin escrúpulos), pero es doblemente mordaz —e hilarante— con el dolor prestado y la debilidad por las tragedias con cara bonita.
Como nota al margen, esta es una de las primeras películas a todo color (fotografía genial de W. Howard Greene); el conjunto de vistas aéreas de Nueva York son algo muy especial, siempre acompañadas de la música de Oscar Levant.


Este curioso personaje se aviene a acompañar a Irene (Lombard) a una fiesta, en calidad de mendigo triunfo-encontrado, y al llegar pronuncia un brillante discurso crítico sobre ese juego. A continuación, accede a trabajar como mayordomo en la casa familiar de ella. Pero Godfrey esconde un secreto sobre su identidad y su pasado.
Estamos ante una de las más ácidas e ingeniosas sátiras hacia la alta sociedad nunca filmada. Un vagabundo contratado por una joven para ser mayordomo en la lujosa mansión neoyorquina de su familia.


Lo que sigue es una entretenida parodia de la banalidad de la clase adinerada, salpicada de magistrales gags dignos del mejor y más clásico teatro de variedades americano. Una "screwball" de lujo.
Cuando la señorita Irene (Lombard) y la criada de la familia hablan sobre el nuevo mayordomo, ya podemos intuir que ella, y tal vez la criada, están enamoradas de Godfrey, ese supuesto hombre sin hogar que ha sido descubierto en el vertedero de la ciudad.
En su nuevo puesto Godfrey se ha transformado de vagabundo sin afeitar en hombre pulido y sofisticado que se enorgullece de su correcto comportamiento. Cuando la joven dueña Irene lo besa, él la mira con total asombro.
Joya de la comedia disparatada de los años 30, con la presencia de Carole Lombard y William Powell que están sensacionales. Irene es una muchacha petulante y caprichosa. Pero su Godfrey emplea una postura atenta y una voz profunda y precisa incontestable.
El director Gregory La Cava contrasta la pobreza de los "hombres olvidados" durante la Depresión con los estilos de vida derrochones y suntuosos de los ricos ociosos.


La familia a la que Irene lleva a Godfrey es la suya, la de los Bullocks, todos inconscientemente locos. Su padre, Alexander (genial Eugene Pallette), es un hombre rico, secretamente arruinado, que reprocha a su familia lo mucho que gastan.
La madre, Angélica (Alice Brady), se mima e incluso mantiene a un "protegido" (Mischa Auer) cuyas tareas incluyen declamar gran literatura, tocar el piano, hacer el gorila y comer sin medida. Su hermana, Cornelia (Gail Patrick), está en general, amargada “sin causa”.
También está la criada, Molly (Jean Dixon), quien le informa a Godfrey del mundo demencial en el que se está adentrando. Ella también ama a Godfrey, y también Cornelia; también podría hacerlo el protegido, si no le gustara más deglutir patas de pollo que otra cosa.
Bajo la superficie, la emoción se agita. Godfrey, tras haber llegado a apreciar y admirar a sus compañeros vagabundos del vertedero, se ofende de que los Bullocks alardeen de su riqueza tan inútilmente, y eso conduce a desenlaces imprevistos.
La fotografía de Ted Tetzlaff es una alabanza del blanco y negro aprehendiendo el vestuario y las composiciones de imágenes sensacionales, todo lo que puede brillar reluce: los suelos de mármol, la plata, los espejos, el cristal, el brillo satinado de los vestidos.
Hay un robo de perlas, fluctuaciones repentinas en la bolsa y los planes de Godfrey para el vertedero municipal. Asuntos inverosímiles, pero al pretender que lo inverosímil es posible, la comedia disparatada actúa como un tónico.


La película se beneficia de la variedad de personajes nítidamente definidos y del reparto que los interpreta. Incluso las grandes estrellas de aquella época están rodeadas de otros actores que les proporcionaban un contrapunto perfecto.
Película sensacional también por su estilo de producción y el público que la amó. Por eso la película sobrevive. Está por encima de la ramplonería actual.


Esta fue la primera adaptación al cine de la obra de teatro de Ben Hecht y Charles MacArthur "The Front Page". La segunda adaptación, "Luna Nueva" (1940), está comentada arriba. La tercera ("Primera Plana", 1974) fue obra de Billy Wilder; y a Ted Kotcheff corresponde la cuarta versión ("Interferencias", 1988).
El resultado de esta cinta es una atmósfera paradójicamente estática, a pesar de todas las bromas en la que los miembros del elenco parecen desconectados emocionalmente entre sí, simplemente esperando su señal para abrir la boca.


Además, la dirección de Milestone solo está inspirada esporádicamente. Varios usos ingeniosos del enfoque profundo por capas, en los que los miembros del reparto aparecen en primer plano o se agolpan repentinamente en el fondo, y ocasionalmente, los exuberantes planos secuencia, se ven eclipsados ??por el uso reflexivo de la cámara como dispositivo de grabación.
Película recién salida del cine mudo que queda muy lejos de las que posteriormente se realizaron con la misma temática.











