Ahora que llegan las fiestas: esa celebración que lo más selecto de la escoria humana se toma como unas indulgencias plenarias para vaciar el depósito de sus miserias y empezar el año desde cero, creo que es el momento de apelar a la poquita dignidad que les quede a algunos políticos para que empiecen a hacer las cosas bien. Ya sé, qué cosas tengo. Bueno, es Navidad. ¿Qué mejor época del año para soñar?
No estaría mal que en el nuevo año os pusieseis de acuerdo en las cosas esenciales que para nada tienen que ver con las sandeces que normalmente debatís para marear la perdiz. El congreso no es el Coliseo (qué lástima) para que vayáis a pelearos con el fin de que el populacho tenga un subidón de adrenalina cuando su gladiador particular le asesta al contrario un mandoble en forma de retahíla tergiversada ambiguamente con tintes meramente propagandísticos. Quizás sea legal lo que hacéis, pero no es justo. Una legislatura no puede convertirse en una dictadura renovable cada cuatro años, cimentada en extorsiones y acuerdos de dudosa legalidad. Puedes y debes gobernar con vuestros programas, con vuestras ideas, pero para ello no tenéis que ir en contra de nadie. Sencillamente, porque a los cuatro años o a lo sumo los ocho, el tiempo que tarden en encontraros algo que os quite del poder, el contrario se va a pasar media legislatura derogando tus leyes.
En este 2025 se celebran (y bien celebrados) los cincuenta años de la muerte de nuestro Voldemort particular. Qué mejor acontecimiento para que hagamos una reflexión: el innombrable no organizó ni llevó a cabo el levantamiento solito. Fue auspiciado por multitud de factores y de hechos que nos abocaron a tan lamentable desenlace. Por mucho que queramos centralizar la culpa en una persona, esto no es una película donde el malo malísimo es el culpable de todo, hay muchos personajes en la trama.
El Duelo a garrotazos que Goya pintó en la Quinta del Sordo hace dos siglos, era y es un retrato de esta España carente de empatía y que vive en una eterna disputa de ideales enfrentados alimentados por la falta de entendimiento de unos políticos irresponsables que lejos de fomentar la unidad, alimentan el odio.
Por cierto, como os predije hace un mes, en Valencia siguen metidos en fango (y lo que les queda) y Mazón y Sánchez siguen a lo mismo. Pero nosotros ya estamos a otra cosa.
En fin, Felices Fiestas.