Hay ocasiones en las que cobran relevancia pequeñas cosas, detalles nimios de una vida que, ante determinadas circunstancias, se vuelven de suma importancia.
No hay una norma preestablecida, ni podemos decir que es más importante en esencia. Cada persona, cada momento, cada vida, cada instante se puede volver, en un determinado momento de suma importancia.
Así ocurre cuando tras largos días retomamos pequeñas parcelas olvidadas de nuestras vidas. La gravedad de la situación, el enorme sacrificio personal de cada cual, las renuncias particulares todo influye.
Hoy, quizás más que nunca encontramos que realmente todo pasará, al final los cambios no serán tan drásticos como pensamos, el caótico futuro que dibuja nuestra mente se irá aclarando con la realidad del presente.
La imaginación, la desinformación, el murmullo incesante de los políticos, todo ello nos hace pensar en un futuro desagradable.
La vida, toda nuestra vida nos ha ido dando lecciones en las que el presente va desmintiendo a un futuro, creando una realidad distinta a la imaginada, y la cual, al fin y al cabo, será la que nos toque vivir. En esta ocasión no hay espacio en nuestro abotargado pensamiento para bellas composiciones, y, sin embargo, estoy convencido de que al final saldremos adelante.
Hoy se cumplen cincuenta días de sacrificio, cincuenta días para la historia, una historia compartida con el resto del mundo. Hoy comienza la vuelta a una realidad, a la que muchos estarán temerosos de acudir. Hoy es el día en que comenzamos a darnos cuenta de que no estamos aislados, y que todo lo aprendido nos debe servir para poner las bases de muchas realidades que vendrán en el futuro.