
“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.
Filmin es una plataforma de cine creada en España y la única que tengo. Tiene una extensa y excelente colección de películas clásicas, lo cual colma mis deseos cinematográficos. Pero ofrece también brillantes estrenos.
A dos de estos estrenos me referiré hoy: El destino de Maya (2024), de T. Limy; y El idioma universal (2024), de M. Rankin.
EL DESTINO DE MAYA (2024). Estamos en el siglo XIX cuando la joven Maya (Jansson), de 17 años, sorpresivamente, acaba casada con el pescador Janne (Troedsson), a quien apenas conoce.
Contexto social y familiar
Sigue el filme a Maya, primero de niña, con una exuberante fantasía. Maya tiene sólidos valores cristianos («mirarse al espejo es pecado»), aunque relativamente benévolos, y cree en la madre naturaleza (la dueña del mar, del bosque, etc.).
Vive en una familia y en una sociedad donde se predica que hay que actuar rectamente y con unas tradiciones y estereotipos de género, muy marcados.
A Maya, este constreñimiento le asfixia, pues su espíritu es más flexible y libre, más alegre y lúdico, más expansivo en todo sentido.
Un matrimonio acordado
Un buen día se presenta en la casa familiar un hombre y su joven hijo Janne y acaban acordando con el padre el matrimonio para Maya.
Janne le hace una propuesta a la entusiasta Maya: «He encontrado un lugar para nosotros: Stormskerry. Allí hay peces, podemos crear nuestro propio mundo, y es abierto y libre, con su mar infinito, su viento, su sol...».
La joven acaba embarcándose en este proyecto y en él tendrá que hacer valer la fuerza oculta de su carácter y experimentar los sentimientos más profundos de amor y también de dolor.
Casados en una ceremonia ritual, se marchan a la apartada isla de Stormskerry (isla de Stormskär), cuya lejanía acentúa el sentimiento de desolación de la muchacha, pero es el lugar apropiado para que puedan hacer su fortuna con la pesca y tener su propia familia.
Maya tiene que afrontar largos períodos de tiempo sin estar con el esposo, precisamente por estar casada con un pescador. Esto implica que debe atender el cuidado de la familia sin prácticamente ayuda ni apoyo físico ni moral y se convierte en una mujer de carácter firme.
Vemos secuencias muy gratas en las que se ve que el matrimonio ha consolidado un fuerte vínculo de amor, de unión y atracción mutua; el amor cada vez más pujante: nudismo, sexo, cuatro hijos y pesca.
La llegada de los británicos
En un punto se avistan varios buques de guerra ingleses. A toda prisa Janne se ve obligado a huir para evitar que lo ahorquen y Maya se queda sola con sus hijos y una tropa inglesa al mando del teniente John Wilson (Eastwood), que se instalan en su casa.
Pero sobreviven, trabajando duro para los soldados e incluso con algún incidente serio y un conato de insurrección cuando los marineros quieren matar la vaca para comer carne y el teniente decide dejar la vaca a salvo, enfrentándose con la tropa.
La epopeya
La película tiene una estructura clásica, que cumple muy bien como obra épica, romántica y feminista. Durante los 164 minutos de duración el espectador se mantiene atento en todo momento. El evocador escenario de isla y las sólidas interpretaciones sirven como retrato conmovedor de una mujer más fuerte de lo que creía.
Recorre los principales episodios vitales de los protagonistas y los entrelaza mediante elegantes vueltas del discurso narrativo que hacen que el ritmo fluya con pulsión orgánica, de totalidad y con dinamismo.
Transporta al espectador a la vida en una isla remota en el siglo XIX. La música, compuesta por Lauri Porra, complementa la atmósfera de la historia, junto con un entorno natural bello y duro a la vez, aprehendido por la sensacional fotografía de Rauno Ronkainen.
Dirección, reparto y otros aspectos técnicos
Tiina Inkeri Lymi ofrece una mirada genuina y de respeto sobre su heroína, una mujer trabajadora, empoderada, adelantada a su tiempo, que lucha por sus hijos y que aprende a no vacilar cuando la vida se complica. El libreto es también de su autoría y está inspirado en una serie de cinco novelas de la afamada escritora sueco-finlandesa, Anni Blomqvist.
Tiene unos sensacionales actores como Amanda Jansson (muy bien como Maya), Linus Troedsson (estupendo como marido), acompañados de Desmond Eastwood (como el teniente inglés), Tobias Zilliacus, Jonna Järnefelt, Tony Doyle y Andrea Björkholm, entre otros.
Feminismo
Lymi nos recuerda que su obra es feminista de la forma más simple, porque empieza con las preguntas básicas. «¿Por qué te llevas mi dinero? ¿Por qué tengo que llevar falda?», etc.
«Escapar del yugo del conformismo social sigue siendo una cuestión de voluntad individual (…) pero la situación era todavía más complicada para las mujeres de mediados del siglo XIX, cuando la dominación masculina se ejercía con la unción de la religión».
Concluyendo
Desde su clasicismo, la película resulta muy interesante, atrapa y mantiene el interés pues tiene también un magnífico trabajo de montaje que no permite tiempos muertos.
Tiene de todo un poco y en unas proporciones y calidad interesantes. Nos cuenta una historia de amor genuino, un amor profundo donde hay compromiso, sexo y una prole como proyecto vital de los protagonistas.
Los personajes viven muy humildemente, pero sin rendirse y tirando siempre avanti sin rechistar: historia de superación personal y de un vínculo conyugal sólido y genuino.
Ambientación cautivadora, problemática social y un sesgo feminista bien subrayado, pero sin exceso doctrinal.
Estrenada en Filmin, es una acertada elección para disfrutarla, pues nos brinda una experiencia cinematográfica conmovedora, con una protagonista al modo de otras heroínas del cine épico.
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EL IDIOMA UNIVERSAL (2024). Segundo largometraje del canadiense Matthew Rankin cuenta con una llamativa música de Amir Amiri y Christophe Lamarche-Ledoux, y la interesante fotografía de Isabelle Stachtchenko.
El libreto está coescrito por el propio Rankin junto a Ila Firouzabadi y Pirouz Nemati. Rankin también trabaja como actor hablando farsi (al igual que el resto del elenco, compuesto íntegramente por iraníes). Rankin ama Irán, por su cine.
Influjos
La película tiene influencias diversas, y una clara deuda con el director Wes Anderson, con tomas largas, planos generales y medios, encuadres simétricos y una elaborada dirección de arte.
A la distancia vemos la ventana cuidadosamente enmarcada de un edificio escolar. En su interior, niños alborotados. Mientras, vemos a un profesor y luego a un niño caminando con esfuerzo por la nieve y entrando en el recinto. A su llegada los alumnos se ponen de pie, callan y se sientan disciplinados.
Un niño llega tarde y le pide el docente que traduzca una frase en francés que ha escrito en la pizarra. Omid (Sobhan Javadi), dice que no entiende su letra para luego explicar que ha perdido sus gafas y no ve bien; otro niño, Morteza (Parsa Sattari Ghahfarokhi), está disfrazado de Grucho Marx y va de cabeza al armario de castigo.
El maestro se muestra despiadado con sus alumnos («cuando os miro, veo pocas esperanzas de supervivencia humana»). Sin duda hay algún truquito. El tal truquito es que entramos en un Irán en Winnipeg (la capital más poblada de la provincia de Manitoba), donde la moneda es el rial (moneda iraní), un Winnipeg alternativo y surrealista. El filme se inspira igualmente en clásicos iraníes como Niños del paraíso, 1997 o El globo blanco, 1995, mezclando Rankin el humanismo de Majid Majidi y Jafar Panahi pero también el estilo visual y surrealista del francés Jacques Tati. Tiene todo ello un estilo cómico y un combinado intercultural, pensado para celebrar nuestras diferencias con humor y filosofía.
Provocar con humor y ternura
Hay algo provocador en esta escuela primaria canadiense con el nombre escrito en árabe y un retrato en el aula del líder Louis Riel (siglo XIX), político de Canadá y líder del pueblo métis, una etnia mixta.
Esta comedia absurda comienza: «en nombre de la Amistad». Y tiene su quantum sentimental. Una escena ilustra la idea central de la película cuando una canción dice: «Una vez te dije / que, si vuelves, compartiré / el dolor de mi corazón contigo / Pero la pena abandona mi corazón cuando estás aquí». Esa idea es: los canadienses, independientemente de su origen, son todos iguales debido a su capacidad de altruismo y generosidad.
Gags y personajes
Los gags visuales son sorprendentes. El joven estudiante Omid ha perdido sus gafas por culpa de un pavo furioso y su profesor no volverá a dar clase hasta que el niño pueda ver la pizarra.
Su decidida amiga Negin (la atractiva Rojina Esmaeili) y su hermana Nazgûl (Saba Vahedyousefi) descubren un billete de 500 riales bajo el hielo y deciden recuperarlo para comprar unas nuevas gafas a Osmid. Un hombre indica a las chicas que busquen un hacha en el «distrito beige», para romper el hilo y sacar el billete.
Esto las pone en contacto con el guía turístico Massoud (Pirouz Nemati), un sujeto absurdo y difícil de entender. Vestido con un traje beige (de nuevo) y orejeras rosa neón, Massoud se dedica a guiar a grupos de turistas aburridos por las atracciones poco atractivas de Winnipeg: el aparcamiento, o un banco.
Luego está el triste Matthew (el propio Rankin), que deja su trabajo en la gran ciudad para volver a Winnipeg, a su hogar de la infancia, con su madre. Viste ropa gris.
Geografía y cultura
En las ciudades canadienses de Montreal y Winnipeg, existe una tensión insustancial entre los francófonos y los angloparlantes, conflicto absurdo, pues el país es bilingüe oficialmente.
A propósito de este extremo, Rankin hace una sutil comedia satírica donde al tal “problema” idiomático, Rankin imagina una solución fantástica: el persa o farsi (lengua oficial en Irán), se convierte en la lengua dominante.
Para más, Rankin hace que la ciudad parezca absolutamente lúgubre, llenando el encuadre con muros de ladrillo beige, aparcamientos de varias plantas, fondos que evocan las localizaciones de Playtime, 1967, obra de Tati.
O sea, un universo donde lo absurdo convive con lo emocional y donde la crítica social se filtra entre situaciones que rozan lo onírico. Una comedia dramática absurda.
Para concluir
Rankin nos presenta una imagen de Canadá bastante improbable (hablando con humor), y que, de ser así, no convencería a casi nadie.
Rankin se interpreta a sí mismo, compartiendo el viaje en autobús a su casa junto a una maestra de atribulada y descontenta (Mani Soleymanlou) y un preciado pavo vivo que viaja con billete especial, muy protegido por el conductor del bus.
Es un filme excéntrico, paradójico, fantástico y alucinante. Sirvan estos ejemplos: los dueños de una tienda llevan sombrero de vaquero rosa (Bahram Nabatian y Mohammad Salari); el lacrimólogo que recoge lágrimas (Sahar Mofidi); un hombre que deambula con un árbol de Navidad encendido sobre su cuerpo. Y más…
El crítico David Ehrlich señaló: «Es, ante todo, un testimonio del artificio compartido de toda narración cinematográfica y de las realidades singulares que es capaz de dar vida a su vez». La película es como un juego, algo incluso artificial, extremadamente emocional, alocada y delirante.
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