“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.

El capítulo del envejecimiento humano como etapa de la vida fue una temática de interés para mí en la Universidad, a la que dediqué tiempo, esfuerzo y ganas, pues impartía clases de Gerontología.

En esta entrega recomiendo dos películas, con repartos sensacionales, que tratan esta temática: La gran escapada (2023), de O. Parker; y En el estanque dorado (1981), de M. Rydell.

LA GRAN ESCAPADA (2023). La historia es sobre el crepúsculo de una pareja que ha estado toda la vida junta y que ahora vive en una residencia donde les cuidan y atienden con eficiencia y prontitud.

Es una película biográfica tipo comedia dramática basada en la historia real de Bernard Jordan, un veterano de la Marina Real Británica que a sus 90 años escapó de su residencia geriátrica para asistir a las conmemoraciones del 70 aniversario del día D en Francia.

En el filme, Bernard Jordan (Caine), se dispone a celebrar el aniversario del Desembarco de Normandía, por lo cual se marcha del Centro donde vive junto a su mujer Rene (Jackson), para ir al encuentro con sus veteranos compañeros.

La huida de Bernie sin supervisión médica, cobra eco en la prensa donde los titulares aplauden la hazaña, divulgan su foto y se monta un gran número mediático. O sea, Bernie se convierte sin quererlo en una celebridad, apodado "el Gran Escapado", en un guiño al clásico filme de título homónimo que filmara John Sturges, 1963.

El personal de la compañía de ferry lo trata como a un rey y cuando regresa a casa se encuentra con un grupo de periodistas esperándolo. Pasa de largo abatido y se dirige directamente a René, a quien le confiesa verdades de aquella guerra y su desesperación por las vidas desperdiciadas.

A la mañana siguiente, Bernie y René se levantan temprano para ver el amanecer en el horizonte, tal como lo hicieron unos setenta años antes, cuando eran jóvenes amantes.

Esta cinta es protagonizada por un estupendo Michael Caine como Bernie, en un trabajo que el magisterio de Caine lleva a la categoría de genial; y una anciana Glenda Jackson, como su esposa Rene; la Jackson acierta a conducir su personaje con enorme pericia y experiencia conmovedora a lo largo del metraje.

Así como Caine llena pantalla con su consagrada presencia de actor cumbre, la gran Jackson, que fallecería al poco de acabar el rodaje, se muestra como una mujer coqueta a pesar de su avanzada edad, haciendo travesuras como bailar swing con un disco antiguo que le recuerda su primer baile de novia.

Hay también un amable y alcohólico veterano de la RAF que interpreta John Standing y que se hace amigo de Bernie; o Victor Oshin como un joven soldado que perdió su pierna en Irak y padece de “neurosis de guerra”; o la cuidadora Adele, interpretada por Danielle Vitalis.

Caine decidió volver de su retiro como actor cuando leyó la conmovedora escena en la que Bernie conoce a algunos soldados alemanes en el encuentro. La conmovedora secuencia está escenificada e interpretada con gran cuidado y veracidad, momentos que hacen a la reflexión y a tomar cierta conciencia sobre la sinrazón de la guerra: dos exsoldados ya muy mayores, uno británico y otro alemán, entrelazan sus manos y brotan las lágrimas de manera intensa como queriendo gritar: “no más guerras”.

Dirección, guion y otros aspectos

Resulta refrescante que el británico Oliver Parker haya conseguido dar a luz un drama sencillo, escrito por William Ivory, con una banda sonora intensa de Elmer Bernstein y preciosa fotografía de Cristopher Ross.

Bernie es un inglés orgulloso, pero contenido. Hay una escena en la que nuestro protagonista se encuentra ante la tumba de un soldado con el que se hizo amigo en el barco que cruzó el Canal en junio de 1944. Todo lo que puede decir es: “Qué desperdicio". Los flashbacks esporádicos detallan el angustioso viaje en una lancha en aquellas lejanas fechas, ambos angustiados ante la posibilidad de morir en combate durante el desembarco.

Película minor-major

Podría decirse que esta película es una peli menor y a la vez mayor.

Menor

Es evidente que es una cinta de bajo presupuesto que, seguramente, tiene limitados canales de distribución pues no la proyectan en cualquier sala.

Es igualmente un filme sencillo, con elementos de simplicidad, sin segundas componendas, sin entrar en elaborados entramados.

Major

Sin embargo, cuenta una historia real, importante, también habla del amor en el otoño avanzado de la vida, de recuerdos que hay que recuperar del olvido, también de la munificencia y grandeza de algunas personas cuando van llegando al final de sus días.

De cómo afrontar ese momento en el que aguarda la muerte como hecho natural, pero no en soledad, sino al lado del ser al que se ha amado durante toda una vida. Ambos personajes fallecieron casi a la vez, primero él (“muerte enamorada”), y siete días después ella.

Un arbotante principal de esta película es que marca las actuaciones finales de los actores principales: Jackson murió en junio de 2023, nueve meses después de terminar su trabajo (estaba muy enferma); y Caine anunció su retirada como actor en octubre de 2023. Por lo tanto, es una ocasión única para ver a dos actores muy importantes de la cinematografía británica y universal.

Cerrando

Quienes vayáis a ver esta cinta os encontraréis con unas interpretaciones sobrias e impresionantes, dos actores grandes que desde su sapiencia nos guían por un camino luminoso.

Los espectadores no sólo recordarán la historia y dos actuaciones superlativas, también entenderán mejor la vejez avanzada y una dimensión excelsa que vuela por encima de la biología y que la remonta, impulsada por la generosidad.

Gracias Michael, gracias, Glenda.

Más extenso en revista Encadenados.

 

EN EL ESTANQUE DORADO (1981). Un matrimonio muy mayor interpretado por un longevo Henry Fonda y una también mayor Katharine Hepburn, pasan sus vacaciones en un hermoso lugar llamado el Estanque Dorado. Norman (Fonda) siempre ha sido una persona capaz y activa, y tolera mal las limitaciones de la edad, pues padece un proceso de demencia incipiente. Su mujer (Hepburn) resta importancia a las pequeñas contrariedades, apoyando y ayudando a su esposo.

En un momento dado aparece Chelsea (estupenda Jane Fonda), la hija de los Thayer, quien ha llegado con su novio y el hijo de este; la joven tiene muchas cuentas pendientes que ajustar con su padre.

Y efectivamente, se reeditan esas tensas relaciones que siempre han existido entre ambos. El hijastro de la Fonda, el pequeño Billy (McKeon) es un adolescente animoso y amoroso, que queda al cuidado de los abuelos durante unos días en los padres se ausentan. Esto permite escudriñar el rico mundo de las relaciones de los abuelos y un casi-nieto.

La trama está espléndidamente contada por el director Mark Rydell, mezcla de drama y comedia, con oficio y bien hacer donde los platos fuertes son las interpretaciones de la Hepburn y de H. Fonda (sendos Oscar).

También hay que destacar la labor de Doug McKeon, el pequeño nieto Billy, que hace un papel muy creíble. No hay que olvidar el admirable guion de Ernest Thompson, basado en una obra suya (Oscar igualmente), la fotografía de Billy Williams y una buena música de Dave Grusin.

Y hablando de la vejez, aparecen las relaciones abuelos nietos, lo cual que nos podemos hacer dos preguntas: ¿Qué aportan los abuelos a los nietos?; y ¿qué aportan los nietos a los abuelos?.

Abuelos nietos

Los abuelos cuidan de ellos; son compañeros de juegos; son los historiadores de la familia; transmiten valores morales; ofrecen un modelo de envejecimiento y de cómo la gente mayor pien­sa y siente; atenúan los conflictos padres-hijos; ayudan en momentos de «crisis»; aportan amor incondicional; y a veces, en el mejor sentido, miman y malcrían; y pueden servir de confidentes a los nietos.

Como vemos, son muchas las funciones del rol de abuelos, algunos de las cuales podemos observar en este filme que ahora comentamos, aunque el niño no sea en sentido estricto nieto, sí a los efectos de su relación.

Estas aportaciones se ven complementadas en segundo lugar con los beneficios que obtienen los abuelos en su relación con los nietos. Veamos: a través de los nietos muchos abuelos encuentran un sentido a la vida; perciben en ellos una fuente de renovación biológica y continuidad vital; perciben valiosa su vejez; sirve de autorrealización emocional, pues permite sacar sentimientos que muchas veces no pudieron desarrollar con sus hijos; y, finalmente, puede darse una realización despla­zada, o sea, sensación de orgullo por los éxitos y logros de los nenes.

En definitiva, las relaciones abuelo-nieto son beneficiosas para ambas partes. Concreta­mente, el abuelo puede sentirse valorado, lo cual influye en su autoestima de forma beneficiosa, tanto más en personas mayores un poco negativas.

Esta la película rezuma ternura, pues describe de manera sentida y sin tapujos la época de la vejez, el enfrentamiento con los problemas de esta etapa de la vida. Ni el director Mark Rydell ni el guionista Ernest Thompson caen en la sensiblería, hacen que los sucesos acontezcan de manera natural. Nos enseñan que la vejez es una etapa más de la existencia, con sus pérdidas y sus ganancias, sus avatares y sus momentos felices, donde puede haber ternura y amor.

Sirve también esta cinta para educar contra los prejuicios negativos que muchas personas tienen con relación a la vejez. Prejuicios de desvalorización, de desprecio, concepciones negativas que a veces marginan al mayor. Prejuicios que se conocen con el nombre de prejuicios «viejistas», que se manifiestan al considerar, criticar, marginar o excluir a los mayores.

Y la película se complementa con unas imágenes preciosas del «estanque dorado», un paisaje y un entorno en el que los protagonistas viven rodeados de un entorno hermoso. Además, los personajes tienen buen humor, sabiduría, cariño y una suave nostalgia por aquello que se fue y nunca podrá retornar.

Contiene elementos conmovedores y episodios emocionantes, así que es muy recomendable. Es una de esas películas que te hace amar el cine y reflexionar sobre la edad postrera.

Más extenso en revista ENCADENADOS