Me gusta mucho comer bien, disfruto con los platos tradicionales, y jamás pierdo la oportunidad de degustar lo que mi amigo conoce como platos de cuchara. Cada ciudad cuenta con sus rutas gastronómicas, pero la iniciativa de mezclar la ruta de los guisos con la de los patios, en parte, no me parece nada acertado.

Desde mi perspectiva, la fiesta de los patios eclipsa la de los guisos, la oculta, y le quita personalidad. No solo eso, una vez iniciados los patios, es cierto que disfrutamos complementándolo con los patios, pero pesa tanto el evento que una vez acabado este, nos olvidamos de que continúa la ruta para degustar guisos. No solo eso, mientras que podemos disfrutar de un plano detallado con los patios a visitar, la mención a los guisos no detalla la ubicación, y hay que tirar de internet.



Es cierto que podemos buscar la calle en internet, y también es cierto que si buscamos en internet nos parecerán los establecimientos en donde degustar los guisos. Quizás sea un acierto que ambos eventos vayan de la mano, pero en este caso concreto, entiendo que los guisos se quedan atrás, como perdidos en los patios.

Aun así, el acierto de hacerlos coincidir tiene sentido, y lo cierto es que en uno de ellos incluso me ofrecieron un plato de garbanzos con langostinos, pero en la semana que ahora acabo, poco sabíamos que la ruta de los guisos seguía abierta.

Fue un calvario ir buscando los locales, y en algunos, pasados los patios, nos invitaban a acudir otro día a degustar los mismos. No sería mala idea, aun coincidiendo, dar mayor publicidad, editar un mapa con los locales adscritos, centrarlos un día en algún lugar público donde podamos coincidir todos, y luego, mantenerlos, como ahora, dos semanas.

A pesar de que todo es mejorable, la idea me parece fantástica, sobre todo en un mundo doblegado a esa comida rápida tan insana y que sabe igual en todos sitios. Ahora solo queda dedicar dicho evento a algún país, y que además de los guisos que consumimos aquí, podamos degustar los de otros países, pues en mi tierra también tiramos mucho de cuchara, y no son nada despreciables.