Aquella gaditana película, plagada de guiños, retrató y trató casi de justificar una práctica que siempre ha sido una lacra. La pobreza y el dinero fácil son malos aliados, y corren tiempos en los que todo puede ser justificado o comprendido. Sin embargo, lo ocurrido en estos días nos devuelve a una realidad que parecía olvidada. El crimen, el dinero fácil, el vicio, la delincuencia jamás pueden tener cabida.

Puedo compartir que la droga es un negocio mientras sea ilegal, y que la legalización del consumo, y allá cada cual, con su película,  quizás fuera una solución, sin ilegalidad no hay negocio. Pero mientras eso no ocurra, seguiremos viendo imágenes como las de este fin de semana.



La Guardia Civil, en el desempeño de sus funciones era objeto de mofa por quienes grababan y aplaudían a las narco lanchas. La muerte, en el ejercicio de sus funciones es lamentable, pero aún más lamentable es la mofa, el consentimiento, el aplauso y el desenlace.

Barbate no es en absoluto culpable, y sería injusto seguir vinculando el crimen a una ciudad, que es mucho más que atún y chocolate. Pero por desgracia, la falta de respeto, las risas, y el choteo de la lancha chuleando a la patrullera se quedará durante mucho tiempo con nosotros.

El peso de la ley debe imponerse en todos y cada uno de los casos, no solo en este, y son muchos los riesgos que día a día corren los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Son muchos los que corren peligro día a día, muchos los fallecidos. Y, aun así, al parecer solo nos acordamos de Santa Barbara cuando truena, cuando la verdad es que la droga sigue siendo una lacra, y, sobre todo, un negocio lucrativo, bochornoso e ilegal, y del que muchos no piensan, ni quieren despedirse.

Quizás ha llegado el momento en que la sociedad se plantee que lo peor de la droga no es daño que hace a quienes la consumen, sino su propia ilegalidad que permite que en el mundo haya incluso narco submarinos frente a patrulleras de dos caballos.

Descansen en paz quienes pelearon contra molinos de viento, descansen en paz quienes, a pesar de todo, y sabiendas de su inferioridad siguen enfrentándose a un sin sentido. Descansen en paz y que no haya paz para todos aquellos que disfrutaron viendo como una patrullera trataba de hacer su trabajo frente a una narco lancha.