Me despierto estos días con la ilusión de la Navidad, el tiempo no acompaña, y hace demasiado calor para mi gusto. Ese mismo calor es el que me obliga a mantener las ventanas abiertas cuando duermo, pero me alegro, ya que soy más de frío.

Esa noche, cuando aún no estaba dormido del todo un ruido me obligó a asomarme. Era el ruido de los camiones y grúas colocando las luces de navidad. A pesar de mis años, estas fechas siempre me hacen ilusión, no puedo decir que me alegren, es algo extraño.

Los recuerdos por los seres queridos me vienen a la memoria, la añoranza de mi tierra, porque jamás la olvidaré, a pesar de que amo profundamente esta mi nueva ciudad. Sonreí para mis adentros, y volví a la cama cargado de recuerdos. Con los ojos cerrados me imaginé esta ciudad iluminada, y pasee por todos aquellos momentos que viví.



Creo que la Navidad, además de su carácter religioso, requiere de este tipo de cosas, porque el engalanar la ciudad no es más que prepararse para la venida de alguien respetado por todas las religiones. Creo que incluso para aquellos que no creen en nada, es necesario este periodo.

Tampoco me olvido de que en muchas ocasiones me parecieron fiestas muy falsas, unas fiestas en las que todos te llaman y te demuestran un falso cariño. Con la edad, he comprendido que falso o no ese cariño, al menos está presente.

Quizás sea una forma de reconciliarnos con nosotros mismos, de arrepentirnos de nuestro comportamiento con aquellos con quien deberíamos tener más contacto, pero al menos, no se nos olvida como deberíamos ser. Las luces de Navidad, cada año que pasa, me acercan más a mí mismo, y a lo que debo ser. Reconozco que no pude dormir.

 Ya con todo en silencio, me vestí y bajé a la calle, pasee bajo esas luces apagadas. Extrañado por ir vestido con apenas un cortavientos, buscando algo abierto para tomar una copa, me apetecía ver a alguien, me daba igual, pero creo que al final, la Navidad no es más que esa necesidad que tenemos de compartir momentos, y las luces son importantes para recordárnoslo, aunque no estén encendidas.

Aún es pronto para desear felices fiestas, pero no es tarde para recordar, revivir y soñar.