Desde antes de las obras no paseaba por el parque. No me gustan los puestos ambulantes porque me impiden pasear tranquilo, así que cuando el parque se llena de ellos yo prefiero evitarlos. Hoy lo pude disfrutar, llegué a la pasarela y volví por la nueva zona.

No me cabe la menor duda de que no será de gusto de todos, pero para mí ha quedado bastante bien. Siempre me pregunté porque un agradable paseo por la ribera de un río era un sucio aparcamiento, no tenía sentido. No conozco ninguna ciudad que desaproveche tanto su ribera como esta. Por eso, la nueva decoración, y por supuesto el poder disfrutarlo no solo me parece un acierto, sino algo lógico.



Como es natural opiniones habrá tantas como personas, todas respetables, algunas mucho mejores que mi opinión, pero sigo pensando que esos viejos noráis agradecen más el servir de asiento a algún paseante, que ser objeto de humillación haciendo lo que se suele hacer detrás de un coche.

Me hubiera gustado llegar hasta el final, pero la valla me lo impedía, pero la combinación de madera también me agrada, lo malo será el tiempo que dure, teniendo en cuenta el vandalismo y la poca educación que existe.

He leído comentarios criticando la obra, defendiendo el uso de aparcamientos, he leído comentarios criticando el uso de la madera, y todo lo que he leído en contra me parece un sinsentido.

Como ya decía creo que la ciudad ha recuperado un entorno muy agradable para pasear, una vista que ofrece al visitante algo bello que disfrutar, y no, como ya he dicho, un sucio aparcamiento.

Cuando llegué al final me giré para observar el conjunto, y me agradó, no sé cómo sería en sus orígenes, y supongo que el uso comercial del cantil del río debió ser importante. Los tiempos cambian, y si antes los ríos eran necesaria comunicación económica y el uso de sus riberas debía ser el que era, hoy, creo que no hay mejor uso, y mayor respeto que el que presenta.