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Hay películas que, teniendo el deporte como tema central, se desarrollan sobre todo en oficinas y salas de negocio. Es sabido que el deporte de élite está muy vinculado al dinero. Hoy comentaré: Air (2023), de B. Affleck; y Moneyball: rompiendo las reglas (2011), de B. Miller.

AIR (2023). Narra esta película la increíble y revolucionaria asociación entre Michael Jordan -un novato en ese momento- y la incipiente sección de baloncesto de Nike que agitó el mundo del deporte, de las zapatillas deportivas y la cultura contemporánea, con la marca Air Jordan.

Cuenta la atrevida apuesta que definió la carrera de un equipo poco convencional, la visión implacable de una madre que conoce el valor del inmenso talento de su hijo y el fenómeno del baloncesto que se convertiría en el más grande de todos los tiempos.

Si bien Ben Affleck es un actor limitado, es cierto también que es un competente director con interesantes películas en su haber (p. e. Argo, 2012). Posee una ágil capacidad para narrar, con buen tino para la intriga y el drama, tiene sentido del humor y posee un estilo narrativo encomiable.

En esta obra, su quinto largometraje, con un guion de su autoría junto a su amigo y actor Matt Damon y Alex Convery, se aborda una historia que tiene su interés. Nike lograría convencer al gran jugador de básquet Michael Jordan para que usara y fuera el portador principal de sus zapatillas, las célebres Air Jordan.

La historia encuentra en el personaje clave que es Sonny Vaccaro (Damon), un especialista en marketing y baloncesto, una especie de sujeto sagaz y muy espabilado que vio en el debutante Jordan, una oportunidad de colocar su marca (Nike) a nivel de la muy poderosa Adidas. Este personaje es interpretado por un estupendo Matt Damon, con virtudes como naturalidad, gancho, carácter, arrojo y tenacidad.

Igualmente, en el organigrama del reparto, Affleck encuentra para los lugares clave y exactos a los actores convenientes: Michael Jordan sólo aparece en imágenes de archivo; Deloris Jordan, la madre del jugador, personaje nodular, encarnada por una sensacional Viola Davis. En su su cara a cara con Damon se consiguen los mejores momentos de la película.

No olvidamos al dueño de la marca, Phil Knight, un valor interesante pero dosificado, lo cual que el Affleck actor lo hace suficientemente bien. Destaca especialmente el menos conocido Chris Messina, que interpreta al representante de Jordan. O el ejecutivo de marketing de Nike, Rob Strasser, interpretado muy bien por Jason Bateman.

El contrato del siglo y los millones danzando”

Es la historia de un contrato comercial sin precedentes que resultó ventajoso para todos: la casa Nike y el jugador Jordan. Nike subió como la espuma, pasando de vender apenas el 17% de zapatillas en un sector, el baloncesto, y en EE. UU., a convertirse en la marca deportiva dominante en las canchas de baloncesto y como calzado deportivo en general.

“La épica empresarial norteamericana”

De nuevo Affleck alzaprima una historia de personas que intentan cumplir tareas y acometer afanes que parecen inverosímiles y poco realistas, personajes que se tienen que enfrentar a barreras físicas o metafóricas.

El triunfo y el logro de convertir la marca Nike en una empresa multimillonaria que removió y levantó tanto el mundo del deporte como la cultura popular del calzado deportivo: la compañía del logo alado.

También se cuentan historias y se exponen ideas sobre el capitalismo como modelo, que quedan un tanto simples, por no decir que hacen apología del estilo de vida yanqui.

Lo que sin duda tiene el filme es voltaje, carga energética, épica, unas cuantas interpretaciones y diálogos atractivos, que conducen la intriga y el misterio de las zapatillas deportivas que hicieron volar a lo grande a una compañía que ya era importante, pero que se hizo de auténtico oro, con una fama de calidad estratosférica.

“Por concluir”

Apunto tres aspectos de interés.

I. El primer punto es que la mayor estrella, que ni aparece en imagen (MJ), es un macguffin a lo Hitchcock sobre dos emprendedores que rompieron la industria del marketingy el deporte profesional yanqui. Por un lado, Sonny Vaccaro (Damon, americano de a pie), quien imaginó el fichaje plan órdago total de Nike. Por el otro, la matriarca del clan Jordan, Deloris (Davis).

II. En segundo lugar, a B. Affleck le interesa resaltar con envites pop ochenteros, lo cual consigue recreando el nacimiento del sello Air Jordan al son de la música de Pino Donaggio y otras estrellas de la época a lo largo del metraje como Bruce Springsteen y más.

III. Este filme que debe degustarse bajo el signo de lo anacrónico, y Affleck convierte los chispeantes diálogos entre su grupo de self-made men en verdaderos héroes míticos del triunfo de buen hacer americano.

Publicado en revista de cine Encadenados.

 

MONEYBALL: ROMPIENDO LAS REGLAS (2011). En 2001, Billy Beane (Pitt), director general de los Atléticos de Oakland, un modesto equipo de la liga de béisbol norteamericana se hizo famoso por conseguir sonados éxitos en este deporte a través del denominado método "Moneyball".

Dicho método consistía en un programa informático-estadístico, con el cual confeccionaba equipos, atendiendo al ahorro en recursos económicos, con relación a mayoría de los equipos de las Grandes Ligas norteamericanas. La cosa era que lograba buenos equipos con poco dinero.

Se trata de una película sobre el béisbol, pero no sólo. También es un filme metafórico sobre cómo jugar en la propia vida, sobre cómo manejamos nuestros recursos y economías, y no sólo dinerarias. Es una película sobre cómo optimizar al máximo nuestras actividades y comportamientos.

Sin duda es una cinta intensa e inteligente muy bien llevada en su dirección por Bennet Miller, que plantea la lucha e incluso el antagonismo entre la “intuición” y las “estadísticas”.

La película está vertebrada por un gran guion de Aaron Sorkin y Steven Zaillian, basado en la novela de Michael Monroe Lewis, un escritor de Nueva Orleans que en 2011 escribió Moneyball, obra en la que cuenta la historia del gerente general de un equipo de béisbol, que con la ayuda de joven economista Peter Brand (Hill), utilizará la estadística para fichar a los jugadores más oportunos

Este método, no es compartido por sus compañeros, ni por el entrenador del equipo Art Howe (Hoffman). O sea, lo que propone el libreto es volver al viejo adagio de que el quid no es ganar o perder, sino cómo se ha de jugar. el filme tiene una buena música de Mychael Danna y una gran fotografía de Wally Pfister.

En el reparto tenemos como principales bazas a un Brad Pitt sembrado que junto a un enorme Jonah Hill hacen que Beane y Brand, los personajes principales, parezcan una pareja realmente importante, donde no faltan buenas dosis de humor y también grados de patetismo. Phillip Seymour Hoffman está igualmente genial como Howell, entrenador en la oposición.

Cualquier deporte es algo más que mero deporte, es como una representación de la existencia y de la lucha ante las adversidades. Esta película trata sobre el modo de experimentar el aliento del triunfo y del fracaso; sobre la constancia, la nobleza y la profesionalidad; sobre la vida, porque todo es extrapolable a ella. Una obra extraordinaria que sin ser solo una película deportiva es una de las mejores películas sobre deporte de la historia. Y, atención, sin secuencias de partidos; apenas uno, y entrecortado.

Así es, apenas hay deporte, pero sí mucha filosofía de fondo, economía a flor de piel, camaradería, psicología y muchas cosas más. Todo ello de la mano de dos reputados guionistas con experiencia en el mundo deportivo, Zaillian (En busca de Bobby Fischer, 1993) y Sorkin (Sports night, 1998, serie sobre periodismo deportivo). Y un director brillante, Bennet Miller, otro de cuyos filmes se centra igualmente en el tema deportivo (Foxcatcher, 2014).

Y si tuviéramos que hablar de epistemología, habría que decir que esta película no es intuitiva o fenomenológica, es positivista y propone que nos fiemos de las ecuaciones matemáticas, como propone Peter Brand, tipo gordito y lunático capaz de trasladar el béisbol y todas sus estrellas a sistema binario.

Apoyado por Billy Beane, curioso personaje fracasado, pero con trazas de ganador (Pitt). De ahí los enfrentamientos entre los personajes, la ciencia versus la tradición, y cómo hay momentos memorables en los que se discute la visión del mundo: Billy asume las despiadadas pruebas científicas de su ayudante y la manera en que ese nuevo método estadístico se muestra eficaz, colisionando con la muralla de la tradición que promueve unos estupendos y ejemplares duelos con el entrenador Howell.

Película sobre béisbol, que puedes ver, aunque no entiendas nada de este deporte, porque el gran atractivo del filme está en la vertiente humana del mismo. En España se ha titulado o subtitulado "Rompiendo las reglas", y es que romper las reglas es justamente lo que hace el protagonista. Para ello debe luchar contra viento y marea.

Mensaje convincente, película que puede ayudar porque que enseña y apunta muy claramente que existen otras posibilidades que las marcadas por la inercia y por la costumbre. Aconsejable en general, y en particular para estos tiempos de crisis donde se impone la creatividad, la imaginación y el talento.