La leyenda del toreo Manuel Benítez “El Cordobés”, historia viva de la tauromaquia firmó una millonaria exclusiva en el año de 1994 para torear cuatro corridas de toros en Tarragona, Soria, Alicante y Aranjuez, a razón de cien millones de pesetas cada una. Por medio estaba la televisión, en este caso Antena 3 que por entonces se disputaba la cuota de pantalla taurina con Telecinco organizando espectáculos en muchas ocasiones infames, porque lo que realmente interesaba eran las cifras de audiencia y por ende los ingresos publicitarios.
En una multitudinaria rueda de prensa Manuel Benítez anunciaba que el 21 de mayo iba a reaparecer en la plaza de toros de Tarragona a la edad de 58 años alternando con Emilio Muñoz y Miguel Báez “Litri”. Muchos aficionados de la época recibieron incrédulos la noticia, y especialmente sus partidarios portuenses y gaditanos puesto que el “V Califa del Toreo” escogió la plaza real para probarse a puerta cerrada. Sucedió en 5 de mayo de 1994, ante un reducido grupo de espectadores entre los que se encontraban los empresarios del coso Diodoro Canorea y Enrique Barrilaro, el alcalde Hernán Díaz y algunos concejales, su apoderado Pablo Lozano y el personal de la plaza. Mató dos novillos de la ganadería de Alcurrucén y vistió un terno tabaco y oro para la ocasión. Y aunque el entrenamiento a priori fue satisfactorio, a los pocos días su apoderado anunció a los medios de comunicación que la reaparición prevista quedaba en suspenso.
Monumental fue el revuelo que se organizó puesto que taurinamente hablando, nos encontrábamos ante el acontecimiento más relevante de la temporada. Al parecer el torero no quedó satisfecho tras la prueba realizada en la plaza real, aunque en un principio había manifestado lo contrario. No se encontraba en condiciones para torear ya que el toro había cambiado mucho con respecto a su época gloriosa. Además, como dicen los toreros, los toros no cumplen años, siempre tienen cuatro, mientras que los toreros van tachando fechas en el calendario. Sin embargo otras fuentes alegaban falta de acuerdo económico o el miedo del diestro a que las cadenas extranjeras no le diesen repercusión al acontecimiento.
El desconcierto que provocó la noticia propició un cruce de manifestaciones y reproches entre los responsables del canal de televisión Antena 3, el empresario de la plaza de Tarragona Félix González, y los mentores de “El Cordobés”. Finalmente la sangre no llegó al río y Manuel Benítez reapareció el 12 de abril de 1995 en la plaza de toros de Fuengirola, en un mano a mano con Jesulín de Ubrique, con toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo y cortando cuatro orejas y un rabo.
Los nostálgicos pudieron comprobar que este Manuel Benítez no era ni por asomo el que descubrió Rafael Sánchez “El Pipo”, su primer apoderado y quien lo puso a funcionar en los circuitos taurinos. No obstante, en las veces que actuó de luces o en festivales tras la fallida reaparición, tiró de repertorio ejecutando el popular salto de la rana y los particulares combates de boxeo con los toros. El Cordobés fue un fenómeno de masas en los años sesenta, el torero más taquillero de la historia, y popularizó la fiesta nacional hasta el punto de que fueron numerosos sus seguidores, muchos de los cuales no volvieron a pisar una plaza desde su retirada. Y eligió El Puerto, la plaza real, una de sus plazas favoritas para buscarse a sí mismo y probarse de cara a la mencionada reaparición. Y sucedió el 5 de mayo de 1994, el día en que se encontraron el mito y la monumental plaza real.