Me asomé al balcón, y la rutina diaria me llevó a disfrutar de ella. Bajo mis ojos, el bullicio comenzaba a despertar, y el arrastre, la descarga, y los olores, inundaron mi espacio. Siempre me gustó disfrutar del entorno de los mercados, del olor penetrante de la mañana, cargado de mar y tierra, de frutas y de frescor.

Bajé, buscando el primer café de la mañana, y el entorno me acogió, ya era uno más desde hacía tiempo, y disfrutaba sintiéndome parte de esa rutina, una rutina que a muchos desespera, buscando las nuevas emociones, pero que a mí me devolvían a mi realidad.

Cada día, cada mañana, el saber que todo seguía igual me ofrecía la oportunidad de extrañar algo. Cada día una ausencia era un motivo de romper con la monotonía, y por eso, que mi café no me lo pusiera la misma persona, mantenía viva la propia rutina.



Apenas eran las ocho de la mañana, y un viernes acababa de comenzar, dando entrada a un fin de semana silencioso y extraño. Para quienes gustan de residir en esas zonas de mercado, los días festivos son extraños, antesala de la nueva semana, la cual siempre se espera con impaciencia.

Sentado apurando mi café, el perro color chocolate volvió a cruzar la esquina, su amo no tardaría en hacerlo, y mucho menos en ocupar el asiento de mi lado. Ya era mi nueva rutina, y era curioso como las amistades se forjaban de las maneras más curiosas, como las mareas, impredecibles y constantes, como las olas, cuya sorpresa no es que lleguen a la orilla, sino como, pues el cuándo, el cuándo es una realidad.

Sentados, mientras el perro nos observaba, nos quedamos en silencio, pues nada había que comentar, solo el asentimiento de que si El Puerto me había cautivado, su centro me había enamorado, y eso era ya algo que no podría cambiar, pues el ya había cambiado mi vida.

Sobre el autor: Paolo Vertemati representa a un personaje ficticio, un extranjero que ha venido a El Puerto de Santa María, y a través de sus capítulos narra a modo novelesco sus sensaciones y experiencias con las tradiciones y la propia idiosincrasia del lugar, con historias entre reales e imaginarias. [Lee aquí los anteriores capítulos]