Cuenta la historia que Joselito El Gallo se preocupaba por la pandemia que asolaba Europa y parte de América por el año 1918. Por eso leía la prensa de la época con atención durante los trayectos de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, en plena temporada taurina. Cuenta también Chaves Nogales en su libro “Juan Belmonte, matador de toros”, que en aquella época estaba establecido el descanso dominical para la prensa escrita, por lo que ante la falta de información, la rumorología corría como la pólvora, hasta el punto de que en la tarde del 16 de mayo de 1920 se difundió la noticia de la muerte de El Gallo en Talavera. Fue entonces cuando sonó el teléfono en casa de Belmonte, y un conocido ganadero confirmó la desgracia: “¡Es verdad! ¡Es verdad!”. La partida de cartas que jugaban El Pasmo de Triana y unos amigos, quedó en segundo plano. A José lo había matado un toro en Talavera.

La tarde del pasado jueves en el coso de El Puerto aconteció con muchos detalles dignos de aplaudir. Porque visto lo visto, aquí el que no es palmero no es bienvenido. Por eso, sirva esta humilde crónica para aplaudir al concejal de Plaza de Toros, al de Fiestas, al empresario, a la banda, a los toreros, al ganadero, a los porteros, a los taquilleros, al del termómetro, a la chica del gel hidroalcohólico, al entrenador del Cádiz, a Joaquín el del Betis, al presidente, a sus asesores, a los chicos de la Cruz Roja, al de la cantina… y al del generador eléctrico. Menos al relojero, a todos y a todas les dedico mi aplauso. Y al relojero no lo aplaudo, porque, si mi vista no me falla, que ya anda algo cansada, al reloj de la plaza le faltaban las manillas. Ahora que Hernán Díaz debe disponer de tiempo, podría darle un repaso no vaya a ser que tengamos que utilizar un clepsidra. [El Ayuntamiento de El Puerto asegura que la corrida de toros cumplió con el aforo permitido]

Había expectación en los alrededores de la plaza, con mucha prensa del corazón porque se anunciaba el torero que actualmente acapara la prensa rosa. Todos buscaban a la Lupe Sino de estos tiempos, y al parecer estuvo en una barrera alentando con sus guiños y arrumacos al torero de Chivas. Y fue este el encargado de abrir plaza. Lo cierto y verdad es que a Enrique Ponce no lo vamos a descubrir. Lo hace todo tan fácil y con tanta estética que lo vende muy bien. Sigue abusando del pico de la muleta y de la pierna atrás en las verónicas, además de meter los riñones a toro pasado. Pero hay que reconocerle su profesionalidad indiscutible y su porfía en el cuarto de la suelta, al que por momentos llegó a robarle las embestidas cuando pocos daban crédito a la faena. Sobró la sobreactuación con el Concierto de Aranjuez, algo ya habitual en Ponce, en connivencia con la banda de música que, por cierto, cada vez suena mejor y habría que pagar por escucharlos. Pero el Cabaret Festival empieza la próxima semana. ¡Viva el pasodoble!

Morante de la Puebla también tuvo su puntito de escenificación, soltando un gallo de pelea en el ruedo al romperse el paseíllo. También salió con ganas el de la Puebla, esparciendo gotas del toreo caro que lleva dentro, pero que tanto cuesta verle en esta plaza, hasta el punto de que llevaba varios años sin tocar pelo. Con la muleta mostró detalles de la escuela sevillana que tanto gusta por este rincón. El quinto fue un toro más parado que no fue del agrado de Morante, y pronto lo despenó con una habilidosa estocada.

Y por fin pudo debutar en esta plaza Pablo Aguado, a quien se le esperaba con ansias y que ha protagonizado la polémica de esta corrida porque al parecer se negó en rotundo a que fuese televisada. En cualquier caso, Aguado no decepcionó al público asistente, pues fue la faena a su primero la más completa de la corrida. Atesora este torero influencias de grandes toreros sevillanos y goza de personalidad que le hacen distinguirse del resto del escalafón. A su segundo poco pudo hacerle, pues pronto se fue a las tablas. Fue el más descastado de un encierro que no brilló por la bravura.

Dicen los monárquicos que el asunto de la marcha de S. M. El Rey Emérito ha sido una maniobra del gobierno para desplegar una cortina de humo y esquivar la atención de lo verdaderamente importante como es la economía, el empleo y la pandemia. Quizá los taurinos del siglo XXI se han apuntado al carro y aderezan el espectáculo con numeritos flamencos, pasodobles sensibleros, y otras artimañas, para que el espectador salga de los toros comentando lo bien que se conjuntaban el torero y la banda, o lo emotivo del fandango “espontáneo” en determinada faena. En esta ocasión tocaba el concierto de Aranjuez. Pero lo que no se puede despistar es el lamentable espectáculo, un año más, del generador eléctrico ubicado al lado de la puerta principal, pues parece ser que no se ha resuelto el asunto de la luz.

El Puerto de Santa María debe ser la única ciudad que en su organigrama municipal ostente la concejalía específica de Plaza de Toros. Todo un año ha tenido el nuevo concejal para resolver lo del suministro eléctrico. A este paso, van a elevar a los altares del concejal Quintana. ¿Qué pasa en la plaza de El Puerto? ¿Por qué todos los años ocurre algo que nada tiene que ver con lo que acontece en el ruedo? Querellas, denuncias, impugnaciones, amenazas, escritos… ¿Se merecía la efeméride de Joselito El Gallo este desaire? El espíritu de Joselito seguirá esperando pacientemente en esta plaza. Quizá preocupado por la pandemia, pero por la del toreo y su futuro, pues la plaza de toros de El Puerto, la que luce un mosaico con su célebre frase, se ha convertido en un recinto de conciertos, donde extraordinariamente se celebra una corrida de toros. Quien no ha visto toros en El Puerto, puede que esté llegando tarde para gloria y disfrute de los anti taurinos.

FICHA DE LA CORRIDA

Toros de Juan Pedro Domecq. Correctos de presentación, justos de raza en general. No hay billetes (50 % del aforo). Viento de levante que molestó durante la lidia.

ENRIQUE PONCE: Pinchazo y estocada (ovación y saludos); estocada corta en el rincón (oreja).

MORANTE DE LA PUEBLA: Estocada (oreja); estocada corta, tendida y trasera (palmas).

PABLO AGUADO: Pinchazo y estocada (oreja); estocada muy tendida (palmas).