Recuerdo que nada más llegar a la ciudad, entre otras muchas cosas, me recomendaron no perderme el ambiente motero cuando llegara el mundial. En estos tiempos inciertos, las motos han llegado, pero tampoco me han sorprendido. [Lee aquí los capítulos anteriores]

Mi amigo que comenta que otros años el ambiente era impresionante, motos haciendo recorridos frente al parque, la Plaza de Las Galeras abarrotada, todo el centro lleno de gente con esas armaduras de cuero.

A pesar de la escasa asistencia, como en cada año, una vida se ha quedado en el asfalto. No han faltado comentarios, pero la única realidad es que fue un accidente lamentable e imprevisible. Sin embargo, hasta ese lamentable hecho ha servido para pedir explicaciones sobre jueces, forenses y Ayuntamiento.

La pandémica vociferación de la crítica no da tregua. Mi amigo el Bigotes, me compara a la gente diciendo que están como una moto, desbocada, sin freno y haciendo mucho ruido. Cuando le pregunto, casi sin entender, me dice que me fije en cómo se denuncia todo, incluso si se anuncia la entrega gratuita de helados.

Si realmente se hubieran cometido irregularidades, en los juzgados, ante fiscalía, ante la policía, con denuncias ante las autoridades, cuando prefieren la prensa a la justicia es porque están dando puño, y encima como los malos moteros, porque un buen motero no hace esas tonterías.

Me quedo pensando y entonces sí lo entiendo. Ya empiezo a comprender, entonces me pone un ejemplo de cómo dar puño a una situación, me insinúa que el verdadero problema de las criticas estriban cuando quienes ponían la mano de atrás, ya no pueden ponerla, supongo que lo de la manteca colorá es una broma; me divierten sus comparaciones y sigue, y entonces me dice que a quien hace años echaron de un partido ahora se sienta enfrente… quiere seguir, pero le paro con la mano para que calle.

Todo me parece tan irreal y absurdo que me echo a reír. En fin, me sigo quedando con el ruido de las motos, con sus pros y sus contras, y las historias no vividas que espero el año que viene sean mejores.