Solo un hasta luego. Nada de despedidas. No sé qué sentimiento me embarga. Solo necesito saber que estás bien, estés donde estés. Aunque tendrá que pasar un tiempo. Y que los que nos quedamos, que podamos remontar.

La situación no parece real. Ni que te hayas ido, así sin más, ni que no podamos encontrar consuelo en un abrazo o un beso cercano. No podremos saber cuánta gente te quería o te apreciaba, porque no podrán ir a darte un último adiós.

Pero llegan tantas muestras de cariño, que no podemos sentirnos solos, sino arropados, a pesar de todo...

Ahora quedan muchos momentos de acordarnos de algo que hacías o decías. Llegan momentos de desconsuelo, desvelo y revoltijos en el estómago. De preguntar si no tuvimos demasiados desencuentros.

Pero quedará saber que te has despedido haciendo lo que más te gustaba, terminar un barco de madera que nació de tus propias manos.

Hasta luego papá, te queremos tus hijos y tu mujer...