Una autocaravana es un vehículo que incluye mobiliario básico en su interior, a modo de casa u hogar. Las hay de todas clases, desde las más lujosas a las más humildes.
Hay también diversidad de películas en las cuales este vehículo-hogar juega un papel predominante, algunas publicadas en esta sección. Títulos como A propósito de Schmidt (2002) de Alexander Payne; Pequeña Miss Sunshine (2006) de Jonathan Dayton y Valerie Faris; Diecisiete (2019) de Daniel Sánchez Arévalo; La caravana (2018) de Méryl, Fortunat-Rossi y Valéry Rosier; El viaje de nuestras vidas (2017) o Expedition Happiness (2017) de Selima Taibi; y hay más. Son todas historias itinerantes y por lo común graciosas y plan comedia, aunque también hay amor o drama.
Esta entrega me la ha inspirado un estreno muy interesante del que hablaré a continuación: Nomadland (2020) de Chloé Zhao; y para completar la columna referiré otros títulos de interés con autocaravana incluida, como: 303 (2018) de Hans Weingartner; Los exiliados románticos (2015) de Jonás Trueba; The Lady in the Van (2015) de Nicholas Hyter; ¡Vaya vacaciones! (2006) de Barry Sonnenfeld; o, Un remolque larguísimo (1953) de Vicente Minnelli.
NOMADLAND (2021). La directora china-estadounidense Chloé Zhao, en su tercer largometraje, vuelve a interesarse por personajes desadaptados y excluidos socialmente.
Fern (McDormand) es una mujer que lo ha perdido todo en su ciudad de Nevada: marido, trabajo, hogar, durante la recesión de 2008. Ahora se embarca en un viaje hacia el Oeste americano, plan migrante al volante de una Ford Econoline, que además de su medio de transporte, ha convertido en su casa. Con su furgoneta se pone en camino fuera de la sociedad convencional. El film es, pues, la historia de una nómada que ha hecho del errar su manera de estar en el mundo.
Zhao nos pone frente a una realidad dura y propiamente americana, la de los nomadland, hombres y mujeres itinerantes de edades avanzadas que vagan en sus autocaravanas, con el sello del hastío en sus rostros, fruto de los desastres sociales y económicos acaecidos en la sociedad estadounidense. Calamidades que han caído a plomo sobre esa pobre gente del film, que sólo ansía vivir libre por los caminos de la naturaleza.
Son ciudadanos para quienes sus modestas furgonetas se han convertido en su hogar y su patria. Vagan de un lado a otro de la geografía buscando trabajos basura o malviviendo con jubilaciones misérrimas. Nómadas que trabajan recolectando remolacha, en las bases logísticas de Amazon o como guardas en parques naturales durante las vacaciones.
Por encima de sus cabezas el cielo raso, temperaturas extremas y sin condiciones de higiene. Como contrapartida, un optimismo propio de individuos curtidos que sacan fuerza de flaqueza y hacen gala de un optimismo incomprensible, abiertos incluso a la poesía, la fraternidad, la libertad, la aventura o a la autorrealización.
Esta película sirve para descubrir la insólita realidad, propia de aquellos pioneros que cruzaron las tierras americanas en busca de prosperidad, sucesores de los colonos que poblaron la América norte.
Habla del orgullo de los desposeídos, de viajes sin horizonte y el desconcierto de los descartados. El colapso de la clase media americana, víctimas de la gran rapacería de las inmobiliarias y del consumismo absurdo.
Basada en la obra documental: “País Nómada: Supervivientes del siglo XXI” (2017) de la periodista Jessica Bruder, el film hibrida ficción con documental.
Gran dirección y guion de Chloé Zhao, que hace una épica de los actuales héroes del oeste americano, gente trabajadora que va de un lado a otro encontrándose y reencontrándose y unidos por lazos de hermandad y comprensión, que se agrupan, se ayudan y se apoyan. Con la bandera de la precariedad como emblema y rodeados por puestas de sol, carreteras eternas, formaciones rocosas, arroyos, desiertos transformados en páramos, montañas y bosques grandiosos. Y entre ellos una grieta donde se filtra algo de luz.
La consumada actriz Frances McDormand, con una monumental interpretación hace veraz un estilo de vida bronco, duro y rugoso. Junto a ella, nómadas reales como Charlene Swankie, Bob Wells y Linda May que nomadean de verdad.
Película que se dedica a poner en cuestión la fantasía del sueño americano como tierra de abundancia y oportunidades, en la que todos tienen opción a una vida mejor, una casa digna en la que envejecer y un futuro esplendoroso. Zhao le da voz a aquellos habitantes que han abandonado el sistema o han sido abandonados por él; y ofrece el cautivador retrato de un corazón roto.
303 (2018). Jule y Jan son dos universitarios que por cosas del destino viajan juntos a bordo de una caravana Mercedes 303 desde Berlín. Jule viaja a Portugal donde vive su novio. Jan se dirige a España a conocer a su padre biológico. Los dos acaban de padecer sinsabores académicos y en sus destinos no parece que vayan a encontrar alivio a sus problemas.
En el viaje, se irán dando cuenta de sus puntos en común y les servirá para conocer quiénes son realmente y entablar algo más que una mera amistad. Conversaciones comprometidas, filosóficas e intelectuales, donde el amor es el centro de la historia y de las conversaciones.
El director austríaco Hans Weingartner demuestra en esta road movie que es más importante el camino que el destino y, en el proceso, registrará brotar afectivo entre los viajeros.
Los protagonistas Anton Spieker y Mala Emde bordan un registro actoral naturalista, que subsana la ingenuidad del desarrollo dramático.
Película ligera, amable y optimista con sol, carretera, paisajes de postal, pequeñas cosas compartidas y el roce en el limitado espacio de la caravana que comparten.
LOS EXILIADOS ROMÁNTICOS (2015). Tres jóvenes viajan en una camioneta a Francia para estar juntos como amigos y cómplices, pero sobre todo, para encontrarse con mujeres con las que tuvieron una historia de amor intensa aunque fugaz. Pretenden despejar incertidumbres románticas, quizá confirmar antiguas ilusiones o que se realicen otras nuevas, hacer declaraciones de amor o esclarecer dudas.
Obra curiosa y poco convencional de Jonás Trueba donde con diálogos espontáneos, pero con sentido. Es una película que consigue en 70 minutos retratar tres historias de amor, y hacerlo con cierto encanto. Los personajes se declaran unos a otros, se acarician y prueban el sabor dulce de la piel de sus amantes.
Da la sensación de asistir a una película en el proceso mismo de rodaje y Trueba lo fía todo a la espontaneidad, con irregular fortuna.
THE LADY IN THE VAN (2015). Una mendiga anciana, la señorita Shepherd (Maggie Smith), decide aparcar su vieja furgoneta-caravana en una acera de Londres, frente a la casa del escritor Alan Bennett (Jennings). El escritor A. Bennett es autor de la novela de título homónimo que alumbra el film, basada en hechos que le sucedieron; por lo tanto es un texto autobiográfico.
Al principio Bennett accede a modo de favor a que la mujer coloque allí su vehículo-vivienda. La señorita Shepherd es una mujer huraña, excéntrica y de carácter difícil. Lo que iba a ser temporal acaba siendo permanente y la tal señorita se quedó a vivir allí durante quince años. Con el tiempo, entre ambos personajes se establece una relación que cambiará la vida de ambos, adobada la cosa con anécdotas y situaciones chocantes.
Lo bueno es que el guion se eleva sobre la mera comedia de humor, para construir un interesante puzle psicológico. El director Nicholas Hyter acierta a construir una película con espacio para la excentricidad y el lucimiento de una gran actriz como Maggie Smith.
Se trata de un agudo estudio e hilarante crónica, de una relación marcada por la resignación y el impulso compasivo. De hecho, Bennett atribuía su hospitalidad y la amabilidad de él y los vecinos con la mendiga, a cierto sentimiento de culpa y tendencia a ayudar a la indigente con las convicciones del tipo “progre”. Según Bennett: “Había una grieta entre nuestra posición social y nuestras obligaciones sociales. Y Miss Shepherd (en su furgoneta) podía vivir dentro de esa grieta”.
Además hay aspectos psicológicos. De una parte, aparece el escritor centrado en su labor de escribir, pero que aprovecha a la anciana como fuente de inspiración; y un Bennett que es también invitado a vivir la vida y abandonar la escritura.
De otro lado está la ambivalente y conflictiva relación que Bennett mantiene con su madre, la cual relación se reedita en su vínculo con la “madre simbólica” que es la indigente.
Hay risa con la actitud avinagrada, exasperante e impertinente de la señora. Sin embargo, es más una película dramática que de humor.
En el reparto sobresale la destacada actriz británica Maggie Smith, que mantiene en gran medida la película, pues compone de forma natural la exacta representación del dolor o la majestuosidad del malhumor. Está igualmente muy bien Alex Jennings como el escritor Bennett, que aporta lucidez y saber estar a un sujeto estrambótico.
Además, la cinta muestra que Miss Shepherd, con un pasado lleno de tragedias y conflictos, es una señora culta y creyente que jugó un papel importante en la vida de Bennett, promoviendo que el escritor se conociera mejor a sí mismo y resolviera asuntos de su intimidad.
Al final, cuando la muerte llega y se lleva a Maggie, Bennett, viendo cómo entraban en la caravana destartalada la asistenta social, el médico, el cura, los de la funeraria, todos en tropel, se pregunta cómo era aquello posible, pues en vida nadie le había hecho ni caso ¿No habría sido mejor algo de amparo y ayuda antes, cuando vivía en la miseria?
¡VAYA VACACIONES! (2006). Bob Munro (Williams) está estresado, pues la vida moderna apenas le permite disfrutar de su familia. Por esta razón planifica unas vacaciones en Hawaii; pero resulta que su jefe lo necesita para una reunión en Colorado. Lo cual que oculta a su familia este asunto y los convence para cambiar el plan, alquilar una caravana y viajar a las a las Montañas Rocosas... ¡en Colorado!
Eficaz y ocurrente dirección de Barry Sonnenfeld para un film de humor convencional y de medianía. La película es también un mérito del actor Robin Williams, que hace gala de una importante vis cómica.
Distraída comedia familiar sin otra pretensión que entretener, argumento sencillo, buen reparto, te ríes y viaje familiar en autocaravana.
UN REMOLQUE LARGUÍSIMO (1953). Entrañable película de los años 50 donde un joven ingeniero es convencido por su novia para que compre una caravana y pasar en ella su luna de miel. Pero las labores domésticas como la cocina u otras resultan muy difíciles de llevar a cabo en tan estrecho espacio. Lo cual, unido a una tormenta en el desierto y la colección de piedras que ella junta, hacen que el viaje resulte desastroso.
Buena dirección del genial Vicente Minnelli que sabe dibujar con intuición las posibilidades de un viaje en caravana y sus dificultades. Excelentes los intérpretes Lucille Ball y Desi Arnaz (pareja en la realidad) que destilan simpatía. Deliciosa música de Adolph Deutsch y fotografía de Robert Surtees. Sencillez, buen ritmo, cercanía. Todo hace de esta película una comedia encantadora, mezcla de costumbrismo y tono disparatado.