Mar Vázquez Parra (Tribuna libre).- Señalan los itinerarios de mano que la jornada del Viernes de Dolores pertenece a los niños del Prendimiento, aquellos que desde un garaje comenzaron a evangelizar hasta llegar hoy día a las plantas del mismísimo convento del Espíritu Santo. Pero lo cierto es que los niños ya no lo son tanto, y esta pandemia ha hecho que demuestren de la pasta que están hechos, por si a alguien le cabía algún tipo de duda aún.
Desde la colaboración con asociaciones civiles como Nueva Bahía o Amigos Solidarios Portuenses hasta la participación activa para con la inmensa labor social que se desprende del torno del convento del Espíritu Santo, los jóvenes de la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús en su Prendimiento y María Santísima del Perdón han estado en continua labor social para con las llamadas de auxilio que han ido recibiendo a lo largo de este año tan convulso para la sociedad portuense.
Así mismo, han realizado recogidas de alimentos y sufragado las necesidades de artículos de primera necesidad y/o alimentos para con aquellas personas cercanas, hermanos o costaleros, que aún teniendo serias dificultades han pertenecido a ese perfil de necesitado que guarda silencio. Lo que no sabe la persona que está necesitada es que el dolor y el sufrimiento se refleja en el rostro y este tiene una voz atronadora que quien es sensible, percibe con escasos gestos.
Pero no solo es la recogida de alimentos, pagos de facturas de luz o agua lo que justifica la existencia de una Bolsa de Caridad, son otras muchas acciones las que en ocasiones no tienen precio y aportan un valor añadido a las Hermandades de nuestra ciudad.
Actualmente las casas de hermandad de nuestra ciudad no gozan de la vida activa por la que siempre han luchado y por la que muchos han trabajado, por lo que la única conexión que existe entre los hermanos son las redes sociales y diferentes apps que acortan las distancias aún encontrándose en diferentes barrios de El Puerto. Una tarde de Agosto, en un grupo de Whatsapp de gente joven de una cofradía de nuestra ciudad, los integrantes hablaban sobre qué iba a suponer el próximo otoño en sus vidas cuando las mismas se iban a basar en estudiar y estar en casa responsablemente encerrados. Una integrante respondió que ella ni tan siquiera iba a estudiar porque no podía costear la matrícula de su carrera universitaria en el campus de Puerto Real. De inmediato todos los jóvenes le animaron en tal difícil situación pero un joven intercedió ante la Junta de Gobierno. Llamó inmediatamente a un responsable de la Hermandad y, aunque la misma no parecía tener liquidez para hacer frente a esa cuantía, sí que buscó a otro hermano con mayores recursos y sin titubear, y desde el anonimato, no solo pagó la matricula sino que además sigue sufragando los gastos de transporte, fotocopias, folios y todo gasto que se deriva de unos estudios.
Es por ello que, mientras muchos solo ven la plata y el oro que sacan las Hermandades en Semana Santa a la calle, otros ven las historias de fe que se esconden tras las imágenes que procesionan en esos pasos y que no es anunciado a bombo y platillo en una noticia en cualquier periódico, porque no es necesario aunque si sería justo.
Así mismo, este Viernes de Dolores, hay otro punto en la ciudad donde existen corazones que vibran de forma especial. Allá por la plaza del Ave María, en el templo jesuíta se ubica la imagen de la Virgen de los Dolores, Madre del Corazón de Cristo, cuyos cultos son organizados por el Apostolado de la Oración. Y aunque no he podido lograr informarme sobre las acciones sociales que han llevado a cabo durante este duro año, de lo que sí soy conocedora es del carisma de oración de este grupo humano. Y aunque un cristiano diga que reza por la sociedad portuense y no se le de importancia habría que hacerse la siguiente pregunta: ¿Aún estando equivocado el cristiano rezando a un ente en el que no creo, no es merecedor de un agradecimiento o al menos no insultarlo puesto que desde su conciencia me está ofreciendo el mayor de los tesoros que es el tiempo, su tiempo?
Sea como fuere, salgan con todas las precauciones o quédense en sus casas, los cofrades de El Puerto seguirán estando al pie del cañón bajo cualquier clase de situación, ya sea rezando por usted o recogiendo alimentos en los diferentes comercios locales. Hay algo que nos ampara ante el miedo que provoca el covid y es la fe y la esperanza en una sociedad renovada.