El presupuesto municipal para 2026 ha salido adelante en el pleno de hoy con el voto en contra de Izquierda Unida, que considera que el documento se construye sobre previsiones de ingresos infladas, un problema que, según la formación, se repite año tras año y condiciona la credibilidad de las cuentas locales. Su portavoz, José Luis Bueno, criticó que el proyecto presentado por el Gobierno municipal se aleje de una planificación realista y se apoye en cifras que después “quedan sin ejecutar”.

IU ha señalado que, en los ejercicios recientes, uno de cada tres euros presupuestados no llegó a gastarse, lo que en su opinión demuestra una brecha constante entre lo que se anuncia y lo que se materializa en servicios. La formación sostiene que esta falta de ejecución afecta directamente a inversiones que se publicitan «de forma reiterada», como la segunda pasarela sobre el río Guadalete, cuyo coste se ha incrementado sin que exista avance físico de la obra. Para IU, estas divergencias reflejan “mucho escaparate digital y poca gestión efectiva”.

Otro de los puntos que la coalición ha cuestionado es el impacto económico de decisiones vinculadas a servicios públicos, como la compensación a Aqualia, cifrada en más de tres millones de euros, o las consecuencias futuras de la tasa de basura si no se corrigen los problemas de gestión municipal. Según IU, estas medidas supondrían cargas indirectas para la ciudadanía, pese al discurso oficial de que no habrá subidas impositivas.

Desde la formación sostienen que la estructura fiscal del presupuesto beneficia en mayor medida a los patrimonios más altos, mientras que las familias trabajadoras apenas perciben ahorro. A ello suman la falta de avances en áreas clave como exclusión social, vivienda, pobreza energética, violencia de género, desempleo o sinhogarismo, ámbitos en los que IU considera que se repiten “partidas simbólicas” que no responden a las necesidades reales del municipio. También denuncian la ausencia de mejoras perceptibles en limpieza, playas, transporte urbano o ayuda a domicilio, pese al crecimiento del gasto público.

En su intervención, Bueno explicó que el modelo defendido por su grupo pasa por reforzar la progresividad fiscal, destinar recursos a políticas sociales efectivas, apostar por la municipalización de servicios esenciales y orientar a la empresa municipal de vivienda hacia su función primaria: ampliar el acceso a vivienda asequible, y no la construcción de aparcamientos. IU concluyó que, por estas razones, optaron por votar en contra del presupuesto para 2026 al no querer “ser cómplices de una forma de gestionar la ciudad que no comparten”.