
“Nuestra harina El Vaporcito siempre apoya la cultura, el deporte y el arte”.
Álex de la Iglesia (1965) es un hombre de cine (antes fue historietista) y en 2009 fue elegido presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, hasta después de la Gala de los Goya de 2011.
Hace un cine de autor: humor negro, gore que a veces quiere salpicar al espectador. También es un cine irreverente, transgresor, violento, delirante, excesivo y con tintes de barroquismo.
En sus últimos títulos ha virado a la comedia humana, que es cuando saca su lado más divertido, como en el caso de la película El cuarto pasajero (2022), ya comentada en esta sección.
Su visión esperpéntica de España, su capacidad para parodiar y su destreza para el desmadre, han hecho que películas como El día de la bestia (1995); La Comunidad (2000); Mi gran noche (2015); o 800 balas (2002), sean clásicos indiscutibles.
Hoy repasaré cuatro títulos: El Bar (2017); Balada triste de trompeta (2010); Los crímenes de Oxford (2008); y el corto Mirindas asesinas (1991).
EL BAR (2017). La película tiene un brillante arranque, plan kafkiano y digno de la intriga que la obra pretende. Elena, una bonita mujer, una pija (Blanca Suárez, sensacional) camina por las calles de Madrid mientras habla por su móvil.
Unos policías levantan a un indigente que dormía entre unos cartones (Jaime Ordóñez, muy bien) y se marcha del lugar renegando.
Después aparece una señora que está comprando frutas y verduras, parece que va a pagar, pero acaba por dejar fiada la compra y se queda con el dinero.
Luego una mujer mayor le intenta vender romero a la pija, pero ella ni caso; la mujer la maldice. La chica entra a un bar donde hay varias personas. Otras entrarán al poco.
Nacho (un Mario Casas estupendo), hípster, joven y apuesto barbudo, toma Coca-Cola. Entra luego un hombre voluminoso tosiendo y va directo al baño. La chica pide un cargador de móvil a la señora Amparo, la dueña (siniestra Terele Pávez, genial); pero entra en escena Secun de la Rosa con un manojo de cables; ahora llega un barrendero que habíamos visto antes fuera; luego aterriza el indigente alterado y la dueña lo calma.
Entra la señora de las verduras directa a la máquina tragaperras, no saluda (la polivalente Carmen Machi). Un hombre, harto de esperar su tostada se marcha; al salir a la calle recibe un disparo y cae muerto.
Los clientes del bar entran en pánico, observan la escena. Nadie en la calle. El barrendero sale para ayudar a la víctima anterior y no tarda en recibir otro certero disparo.
El grupo de personas queda atrapado en el bar, dejando al descubierto sus vacíos emocionales, justo cuando el desconcierto se apodera de ellos.
Otro de los parroquianos refiere la posibilidad de que haya terroristas. Lo cual deriva histeria colectiva y un expolicía (Joaquín Climent), acaba sacando una pistola. Hay un tipo con un maletín, es un fetichista (Alejandro Awada).
Luego el hombre del baño que muere y viene la idea del virus y el contagio. Segregación entre quienes tocaron al muerto (enfermo) y quiénes no.
Algunas asociaciones
Asociación 1. El dicho que Hobbes extrajo de Plauto (250-184 a. de C.): «lobo es el hombre para el hombre». La frase de Hobbes contiene el concepto del animal salvaje que el hombre lleva dentro.
Asociación 2. “El infierno son los demás”, que escribió Jean Paul Sartre. Porque como vemos en la película, el infierno está en un Bar a las 9 de la mañana y la cercanía de horror presente en los personajes.
Asociación 3. La agresividad como instinto básico. Película violenta y, como dice la psicología: no se da otro caso igual de trato brutal hacia los propios semejantes como en el hombre; la irritación se autogenera interiormente y las personas no somos educables para el control de la agresividad (Freud).
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BALADA TRISTE DE TROMPETA (2010). «Balada triste de trompeta, por un pasado que murió, y que llora y que gime como yo», canta Raphael, y sobre esta estrofa se construye esta cinta. Álex en su momento declaró: «Es la película más difícil que he hecho, pero también de la que más orgulloso me siento». Quiso hacer «un exorcismo» con el tema de la «memoria histórica».
La trama
La historia arranca en Madrid, en plena guerra civil, año 1937, cuando un grupo de milicianos al mando de su capitán (Guillén Cuervo) irrumpe en un circo, interrumpiendo la actuación de dos payasos: el payaso tonto (Santiago Segura) y el triste (Fofito), a los cuales reclutan. También al resto del circo, para luchar contra los nacionales de Franco.
En el inicio vemos una catarata de imágenes como el triunfo de Massiel en Eurovisión o el encuentro entre Franco y Hitler, junto a un enfrentamiento entre milicianos, liderados por un payaso cortando gente con un machete (Santiago Segura), y las tropas franquistas, donde destaca la figura a caballo del coronel Salcedo (Sancho Gracia).
Continuando con la historia: el payaso del machete acaba en la cárcel y trabaja en la construcción del Valle de los caídos. Su hijo crece psicológicamente tarado con sentimientos venganza.
Tiempo después, en los años setenta, el payaso niño, Javier (Carlos Areces), es ya un hombre que quiere seguir los pasos de su padre como payaso y se maquilla de clon triste, incapaz de hacer reír a nadie.
Javier conoce a la pareja que provocará un cambio radical en su vida: Natalia (Carolina Bang), una preciosa trapecista, y Sergio (Antonio de la Torre, genial), el que manda. Javier y Sergio lucharán por el amor de la trapecista.
Los celos entre ambos payasos desembocan en un violento duelo que acaba con Sergio desfigurado y Javier huido. Natalia continúa en su lugar y ninguno de los dos piensa rendirse. Dos payasos, como las dos Españas, luchan hasta la mutua destrucción.
Alex teje una urdimbre entre sarcástica, agridulce y dramática, tipo cuento atómico-radiactivo y demás locuras. Hace una cinta muy suya. Música de Roque Baños y buena fotografía de Kiko de la Rica. De la Iglesia declaró que su filme está «desatado» y que: «Una película es mostrarte a ti mismo de una manera violenta», nada menos.
Reparto y otros
Buenas interpretaciones de un extenso reparto con actores y actrices entre los que destaco a los tres protagonistas: Carlos Areces (muy bien), Antonio de la Torre (estupendo) y Carolina Bang (muy bonita y expresiva). Los acompañan en profesional coro: Santiago Segura, Alejandro Tejería, Fofito, Sancho Gracia, Manuel Tejada o Fernando Guillén Cuervo, entre otros.
En 2010 obtuvo premios y nominaciones en el Festival de Venecia y los Goya. El presidente del jurado en Venecia, Quentin Tarantino reconoció puntos en común con Iglesia: «Los dos tenemos ganas de entretener sin miedo a las consecuencias».
En esta obra ADI hace una mixtura de múltiples elementos. Mete dentro de un raro crisol comedia y tragedia, naturalismo con gore, locura total con terror gótico, salidas inesperadas, pesadillas, pseudohistoria y funde la farsa con el documental, algo audaz y también escabroso.
En el filme cobra relevancia el celebérrimo Valle de los Caídos en cuya arquitectura, junto con las mega-esculturas de Juan de Ávalos, hay emocionantes escenas alrededor de la cruz.
Aparatosa, desmedida, delirante película que ADI consideró en su momento su obra más libre y personal, con un desorbitante presupuesto de 6 millones de euros.
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LOS CRÍMENES DE OXFORD (2008). ADI ejecuta de manera decidida y con fuerza el calculado misterio de esta historia. Un complejo entramado de crímenes con un plan matemático.
Un estudiante norteamericano en Oxford encuentra el cuerpo sin vida de su casera. La mujer asesinada, en su juventud había formado parte del equipo que descifró el Código Enigma, en la II Guerra Mundial.
Al poco, un profesor de lógica experto en series rivaliza con el joven, y recibe una nota que advierte que ése es el primero de una serie de asesinatos que se irán produciendo. Intuye que los tales asesinatos seguirán una secuencia invariable. El brillante estudiante y el extravagante profesor acuerdan investigar el caso. Utilizan para ello códigos matemáticos, para encontrar el patrón serial, con teoremas que habrán de conducir al asesino.
Es una película distinta a otras de ADI, es muy british y hay un detalle de agradecer a Álex: el sublime plano-secuencia que antecede al descubrimiento del primer cadáver. E igualmente, lo bien contada que está la película.
El guion de Álex y Guerricaechevarría es una adaptación de la novela del argentino Guillermo Martínez, Crímenes imperceptibles (titulada en España Los crímenes de Oxford), ganador del Premio Planeta 2003 y cuya obra se ha traducido a 35 idiomas. Se trata de un guion lineal y bien escrito, no exento de lagunas, que relata con incierta precisión la compleja y equívoca trama de la novela.
Grande y meritoria música de R. Baños, excelente fotografía de K. de la Rica opaca y lóbrega, que le va muy bien a la trama. Y un gran montaje, que es vital. Buena ambientación y puesta en escena.
El reparto apenas goza de las buenas interpretaciones de Elijah Wood (como alumno aventajado), John Hurt (muy bien de profesor de nivel) y Leonor Watling (que se desnuda en varias ocasiones), en sus roles principales.
La cinta está sobrada de ideas y alusiones matemático-filosóficas-científico-lógicas, para quienes al menos tangencialmente conozcan ideas y cuestiones de enorme profundidad como la teoría del caos, el Tractatus Logicus Filosoficus de Ludwig Wittgenstein, la teoría de códigos, la geometría fractal, la Conjetura de Fermat demostrada por Andrew Wiles, el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, el Teorema de Incompletitud de Gödel; en fin, todo un repasillo a lo más inquietante de la ciencia y el mundo de las ideas de los últimos tiempos.
En resolución, un calculado enigma bien contado, película que produce sensación de intriga pero sin llegar a remover las entrañas, entretenida, por momentos brillante, ritmo vivaz y fuerza visual.
MIRINDAS ASESINAS (1991) (C). De la Iglesia, ya desde sus inicios fue la “repera”. Este corto”, su primera cinta, es todo un compendio de lo que será su carrera posterior: violencia, terror, claustrofobia, delirio y sarcasmo. Ya el hecho que aluda a aquella bebida carbonada horribilis, con sabor frutal dulzón e intragable llamada Mirinda, es todo un sarcasmo que retrata a la sociedad sesentera.
En el corto entra a un Bar un hombre con cara contrahecha y cuerpo cubista y le pide a un camarero de aspecto feroz una Mirinda. En el bar hay un solo cliente. Los problemas empiezan cuando el camarero le quiere cobrar la bebida. A partir de ahí todo serán ametrallamientos por parte del cliente que se carga al camarero, luego a un joven que no le dice correctamente la hora. El solitario cliente que había se mete dentro de la barra y junto con el criminal empieza a limpiar y a beber Mirindas con el asesino.
Libreto de ADI y J. Guerricaechevarría, fotografía en blanco y negro de K. de la Rica, y actores donde destacan Álex Angulo y Saturnino García, que ponen en pie esta historia macabra, absurda y siniestra, un corto alocado y explosivo que rinde homenaje al cine negro yanqui.
Este trabajo dio a conocer a Álex de la Iglesia, y en él se aprecian rasgos de sus posteriores obras.