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Los talibanes o régimen talibán es un movimiento político-religioso y una organización militar islamista que gobiernan el Emirato Islámico de Afganistán desde entre los años 2001 y 2021.
La ideología de los talibanes ha sido descrita como combinación de la Sharía o ley islámica e islamismo militante con las normas sociales y culturales de los pastunes, un código ético no escrito y un estilo de vida que practica el pueblo masculino pastún conocido como Pashtunwali.
Los talibanes prohíben a mujeres y niñas salir de sus casas “a menos que sea necesario” y, en tal caso, siempre con el cuerpo cubierto de la cabeza a los pies, incluida la cara.
En estas páginas ya han salido películas de talibanes como Operación Kandahar (2023), en la entrega Waugh y Butler: acción y geopolítica; y también Zona hostil (2017), en el capítulo Cine bélico español.
Hoy tocan: 13 días, 13 noches (2025), de M. Bourboulon; y Kandahar (2001), de M. Makhmalbaf

Talibanes.
13 DÍAS, 13 NOCHES (2025). Estamos en agosto de 2021, cuando el presidente de los EE. UU. Joe Biden dio orden de que se retiraran las tropas estadounidenses de Afganistán. Momento en que los incomprensibles talibanes asaltan la capital, Kabul, y toman el poder del país.
La película arranca con imágenes de archivo reales sobre la caída de Kabul, el regreso de los talibanes al poder, el pánico en las calles y la multitud que intenta huir.
El baluarte de la embajada francesa
La embajada francesa permaneció abierta, ante la avalancha de civiles que querían abandonar el país, y sus empleados trabajaron sin descanso para destruir archivos quemándolos y extraer los discos duros.
En estas estamos cuando vemos al comandante Mohamed Bida (Zem) que logra rescatar a Sadiqi, jefe de la inteligencia afgana, herido, que se esconde en un restaurante de la ciudad, para llevarlo a la embajada donde él y sus hombres garantizan su seguridad y salvaguarda.
El plan será organizar una caravana de autobuses en dirección al aeropuerto. Buscó para ello la ayuda de Eva (Khoudri), una joven humanitaria franco-afgana que lleva cinco años allí y que hace la labor de intérprete, con riesgo para su persona como “mujer impura” que es para los talibanes.
El comandante Bida consigue acordar con los talibanes poder salir del recinto con un convoy de buses hacia el aeródromo, con el fin de la repatriación o, sencillamente, la huida de aquel infierno tomado por los barbudos.
Con la ayuda de Eva (presencia encantadora de Khoudri), se inicia una carrera contrarreloj para escapar antes de que sea demasiado tarde y encuentren la muerte entre la anarquía y la inseguridad reinante.
Dirección y guion
Martin Borboulon, versátil, dado a recrear frescos históricos ficticios (Eiffel; Los tres mosqueteros); o a la comedia popular (Papá o mamá, 1 y 2), cambia de registro para crear una obra política de acción muy emocionante.
Meritoria dirección de Bourboulon, con guion suyo y de Alexandre Amia, que adapta la historia real y autobiográfica, novela homónima del comandante Mohamed Bida, quien estuvo a cargo de la embajada francesa en Kabul hasta el final.
El resultado es un intenso thriller devenido filme capaz de reconstruir, desde la épica francesa y con vocación de cine popular, una misión que implicó la salida de 142 ciudadanos franceses y 2.360 afganos en riesgo de muerte.
La cámara a menudo se mantiene cerca de los rostros (buena la fotografía de Nicolas Bolduc), capturando el miedo, la fatiga y la duda. Algunas secuencias son impactantes, como una en la que los talibanes detienen el convoy, y donde cada minuto se convierte en una tortura silenciosa, suspendida la escena en un fallo, en una palabra, o un gesto.
Dos partes en la película
La primera parte es muy efectiva. En ella se define y se establecen los desafíos, sus personajes, la tensión, y muestra una situación dramática, con sus pérdidas y la urgencia que exige el momento.
A la mitad del metraje tenemos un pasaje débil, menos tensas, a la espera de una culminación. Y la película recupera su brillo en un tenso final, que empuja el drama a su clímax.
Pues el punto fuerte es el timing y la tensión: las negociaciones con los talibanes, la salida del convoy, la parada en seco que se produce, o la entrada caótica en el aeropuerto.
Thriller y reparto
Sensacional el actor Roschdy Zem que con su carisma llena pantalla y lleva el relato adelante encarnando a un personaje digno, cansado pero decidido y profundamente humano. Su presencia inspira respeto sin alzar la voz, con una mirada que lo dice todo.
A su lado, la encantadora y bonita muchacha Lyna Khoudri, intérprete, cuya contención se erige en eje articulador que aporta una dimensión humana. Su personaje de Eva actúa como puente entre dos mundos. Muy bien como periodista Sidse Babett Knudsen.
La música de Guillaume Roussel desempeña un papel discreto pero notable. Opresiva y dramática, acompaña los momentos de tensión sin abrumarlos ni subrayarlos excesivamente.
Cerrando
Con esta película, Bourboulon demuestra que sabe crear tensión jugando con la respiración y las miradas. Demuestra su dominio en el terreno de la acción y la espectacularidad, con una puesta en escena sobria y eficaz.
Tiene el mérito de narrar un momento de la historia contemporánea que a menudo se olvida. De mostrar la migración forzosa, la supervivencia ante la barbarie, el caos, todo ello sin patetismo ni exageración.
Revista Encadenados
KANDAHAR (2001). Una hermosa mujer afgana, Nafás (Pazira) ha decidido emprender un largo viaje desde Canadá donde vive, hasta Kandahar. Su objetivo es encontrar a su hermana de la cual sabe que ha intentado suicidarse.
En ese viaje, Nafás se irá encontrando con una sucesión de variopintos personajes. El espectador presencia y es testigo de la condición de la mujer en las lejanas tierras afganas, marcadas por la represión brutal y la guerra.
Fiel reflejo del país afgano bajo el régimen talibán, esta cinta fue estrenada en la misma época que EE. UU. atacó el país tras los atentados del 11 de Septiembre. Este hecho promocionó la película de forma adicional y accidental.
Excelente dirección del escritor y activista iraní por los derechos humanos Mohsen Makhmalbaf, quien también es autor de un libreto estremecedor. Excelente la música de Mohammad Reza Darvishi y gran fotografía de Ebrahim Ghafori.
En el reparto, actores y actrices como Nelofer Pazira, Hassan Tantaï, Sadou Teymouri y Hayatalah Hamiki cumplen el cometido de trasladar al espectador, tanto la atrocidad como la belleza de esta obra.
Cuando la vi en su estreno, estaba yo en la Argentina, y recuerdo que me impresionó profundamente. Igual ocurriría si la viera hoy pues el régimen talibán y sus consecuencias sociales, humanas, sobre todo con las mujeres, son auténticamente inhumanas, surrealistas, oníricas, crueles o kafkianas, según se mire.
Pues debajo de cada burka, como vemos en pantalla, la mujer anhela arreglarse, pintarse, aunque sea debajo de esa horrible túnica con capucha arábiga que es la negación de la persona, la extrema invisibilidad.
Y de las leyes y barbaridades aplicadas, del abuso y el mal trato, mejor ver la obra. Pareciera que estemos en un mundo puramente feroz de primitivismo, salvajismo e impiedad.